Chile, vulnerable al cambio
climático
Las últimas décadas han sido testigo de los embates del...
José Luis Balmaceda
Las últimas décadas han sido testigo de los embates del cambio
climático, fenómeno que ya viene afectando mayoritariamente el progreso y
supervivencia de las actuales y futuras generaciones de las naciones en
desarrollo.
En la Conferencia Internacional de países de montañas sobre cambio
climático, celebrada en Katmandú en abril pasado, se reiteró la preocupación
relativa a los impactos de este flagelo en sus respectivos ecosistemas,
reconociéndose que las montañas proveen respuestas al desarrollo sustentable
utilizando servicios eco-sistémicos como agua, biodiversidad y energía.
Asimismo, la Cumbre de Rio+20 consignó los beneficios derivados de las regiones
de montaña, llamando a establecer una visión de largo plazo que incorpore políticas
específicas para montañas en las estrategias nacionales de desarrollo
sostenible.
En este contexto, Chile es altamente vulnerable al cambio climático,
caracterizado por zonas áridas y semiáridas; una especial sensibilidad a los
desastres naturales; áreas susceptibles a la sequía y desertificación; y, zonas
urbanas afectadas por la contaminación del aire. Con más de 18.000 glaciares
que cubren una superficie cercana a los 21 mil km2, estamos siendo testigos de
su acelerado retroceso, producto del calentamiento global.
El II Encuentro Internacional sobre Cambio Climático y Retroceso de
Glaciares realizado en Oruro, Bolivia, el 3 y 4 de septiembre pasado, permitió
ratificar que sus efectos están destruyendo la biodiversidad en las zonas
fronterizas que comprenden a Chile, Bolivia y Perú. Los intensos calores han
provocado la desaparición de pastizales, incremento de enfermedades,
migraciones de especies producto de sequias, lo que se ha traducido en una
mayor mortalidad de vicuñas, disminución de flamencos y pérdida de plantas
nativas, derivados de los cambios de patrones de lluvias.
Desde otra perspectiva, hoy el 62% de la población mundial reconoce que
el cambio climático los afecta directamente; el 72% considera que consumiría
más productos verdes de contarse con una mayor variedad; y, el 91% ve a
gobiernos y empresas como los principales responsables en la lucha contra el
cambio climático.
De allí la importancia de implementar los acuerdos internacionales
vigentes sobre la materia, articulando políticas públicas capaces de proveer
respuestas adecuadas, entre otras, a través del uso de tecnologías verdes. El
almacenamiento de energía, la construcción de edificios inteligentes, el uso de
la nanotecnología y del eco-diseño, el control y prevención del calentamiento
global deben ser parte de dicho accionar, donde la innovación juega un papel
clave. Ese es el gran desafío que corresponde asumir si queremos garantizar un
futuro próspero y seguro para las generaciones venideras.
En nuestro caso, Chile ha venido observando un constructivo enfoque,
asumiendo una reducción voluntaria de emisiones -20% a 2020- fundamentalmente a
través del aumento de ERNC y de un 12% de eficiencia energética.
Df .cl enviado red foroba
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