El rol de Longueira
en la Privatización de los peces
Ésta es sin duda una de sus triquiñuelas más sagaces, ya que
mediante ella trata de confundir a la opinión pública, estableciendo una
equivalencia entre peras y manzanas. Respecto a ello un senador manifestó que
esto es “como si sacasen licencia de conducir, y por ello les regalasen un auto
Mercedes Benz” (Camilo Escalona presidente de Senado). Pese a que no se trata
una Legislación que entregue autos, sino seres vivos que viven precisamente en
“estado bravío”, y de cuyas propiedades alimenticias y económicas dependen
millones de personas no sólo en Chile, sino en el mundo entero, es que nos
parece que el tema debiera ser tratado a fondo, por entendidos en la materia,
que éticamente sean responsables en cuanto a establecer criterios de
administración de nuestros recursos del mar y del mar mismo, buscando ante todo
la protección de estos. Para ello pensamos, estos deben ante todo ser tratados
como recursos naturales renovables, no como recursos minerales, aunque incluso
éstos son tratados como vil dinero por acumular.
Por: Natalia Guerrero
18 de diciembre de 2012
Desgraciadamente y
jugando en contra de los intereses generales del país, finalmente fue aprobado
por la Comisión Mixta (Diputados y Senadores) del parlamento chileno, el
nefasto proyecto de Ley de Pesca craneado por el actual ministro de Economía,
Pablo Longueira, popularizado como “Ley Longueira”.
Y pese a que
insistimos en reiteradas ocasiones sobre el sustento netamente discursivo de lo
“positivo de esta ley”, en la que se ampara la privatización del mar y sus
recursos como fin, y que cabe mencionar, pretende ante todo defender y
resguardar los intereses económicos que desde el empresariado local y transnacional
despierta la acaparación oligopólica de esta área productiva, es que el
gobierno y todos “esos” que dicen representar los intereses del país, no
hicieron sino asegurar sus bolsillos y los de los empresarios pesqueros, en
desmedro del interés general de todos los chilenos.
La historia de la
denominada “Ley Longueira”, se sustenta, al igual que toda la Legislación
pesquera chilena, en lo que la dictadura Pinochetista heredó como base
ideológica al “retorno a la democracia”. Así entonces, después de muchos
intentos fallidos “nuestras autoridades”, gracias a las sucesivas reformas que
paulatinamente han incorporado mediante Decretos que se adecuan a la
maximización de ganancias, han conseguido afianzar el clima favorable que les
permitirá mediante la potestad que les confieren sus respectivos cargos, dar
legitimidad democrática al proceso mediante el cual se pretende regalar los
recursos pesqueros del país a un grupo empresarial que controla, la mayor parte
de la actividad productiva del país.
Proceso de privatización
a cargo del Ministro de Economía, que cual operador político, se ha valido de
sus argucias y charlatanería para por fin conseguir lo que el propio Piñera,
Sergio Diez Urzúa y Jaime Guzmán Errázuriz (amigo íntimo de Pablo Longueira) no
pudieron concretar en 1989. Estos como claros y consecuentes ideólogos de la
constitución política del 80’ exigían el clima político que posibilitara ante
todo, el mínimo de restricciones a la actividad económica de la pesca, ya que
incluso la eventual licitación de los recursos propuesta por Aylwin en 1990
lesionaba el estatuto constitucional de los derechos individuales, entendido
fundamentalmente como el derecho a la propiedad de los recursos pesqueros.
Así siguiendo esta
línea discursiva, el Ministro de Economía como una suerte de gurú de la
falacia, ha construido la historia que justifica nuevamente a los “vencedores”:
aquellos que han consentido financiar campañas de la clase política chilena;
aquellos que desde 2013 gozarán coincidentemente de derechos de propiedad
privada sobre los recursos pesqueros y del mar para siempre.
Frente a tal cuestión
entonces, resulta decidor elaborar una cronología de las triquiñuelas con las
que Pablo Longueira Montes, ha trepado hasta conseguir regalar a los
empresarios locales e internacionales el dominio de nuestro mar y sus recursos.
Estas han sido las jugadas estratégicas con las que el Ministro ha podido
concretar tal propósito, a los ojos de uno de los dirigentes disidentes de este
proyecto de Ley, Cosme Caracciolo A:
Ardid Nº 1:
“Si no se aprueba este proyecto quedaremos sin ley”
FALSO.
Lo que sí termina, es el régimen que agudizó la
concentración económica de las Cuotas de Pesca en manos de destinatarios
individuales. Termina entonces la “Ley Corta” de Límites Máximos de Captura por
Armador (L.M.C.A) que entregara temporalmente la propiedad de recursos
pesqueros a los empresarios de la pesca. Una vez concluida esta ley, entra a
regir la “Ley Madre” de 1991 Nº 18.892 cuyo cuerpo legal constituye
provisoriamente, la única fuente jurídica que puede temporalmente resguardar la
preservación del mar y sus recursos para las futuras generaciones, ya que es el
Estado quien administra los recursos y no un grupo empresarial.
Ardid Nº 2:
“Al quedar sin ley, entramos en la “carrera olímpica”
FALSO.
Puesto que las “cuotas pesqueras” se encuentran ya fijadas,
nadie puede pescar más allá de tales cuotas. Por otra parte, la sobreinversión
en flota que la industria pesquera hiciera con el fin de acaparar más “cuota”
en los años en que se aplicó el criterio de asignación de una cuota global de
captura, ya ha sido retirada. Paradojalmente, mientras que la flota
(embarcaciones) se retiró (y se convirtió en chatarra), con ello la industria
pesquera no restó sino que mantuvo su “capacidad de pesca” excesiva, no
disminuyendo por tanto el sobre “esfuerzo pesquero” que en 2002 justificara la
modificación (suspensión en sus efectos) de la Ley 18.892 (Ley General de Pesca
y Acuicultura) y su eventual reemplazo por la Ley 19.713 o Ley de Cuotas
Individuales Transferibles (o L.M.C.A)
Ardid Nº 3:
“Esta es una ley para los pescadores artesanales”
FALSO.
La denominada “Ley Longueira” sólo entrega cuotas de pesca a
los empresarios pesqueros y a su símil en la pesca artesanal, esto es, los
“armadores artesanales”, que no necesariamente son pescadores artesanales, sino
que en buena parte y a medida que aumenta la concentración de cuotas que en sus
manos poseen, son empresarios de la pesca artesanal que entregan a la industria
pesquera el producto que sus enormes embarcaciones extraen. Estos armadores
“artesanales” que poseen embarcaciones cuyo costo promedio supera los 500
millones de pesos, son los encargados de llevar la mayor parte de la cuota
artesanal, hacia el sector industrial. En pesca artesanal se les conoce como
industriales encubiertos, ya que se les ha asignado la mayor parte de la cuota
artesanal, a la vez que pueden operar perforando la zona que antes fuese
destinada a la actividad pesquera artesanal.
El pescador artesanal por otra parte, reducido a esclavo
asalariado producto de las sucesivas leyes implementadas en su contra, hoy por
hoy tiene sólo el recuerdo del libre acceso a las pesquerías en el que habían
operado históricamente conviviendo armoniosamente con el medio marino y sus
recursos.
Ardid Nº 4:
“La principal preocupación de esta Ley es la sustentabilidad
de los recursos”
FALSO
Lo que se asegura sin duda es la sustentabilidad de los
bolsillos empresariales, antes que la sustentabilidad de las especies
involucradas en este proyecto de devastación y muerte. No puede ser sustentable
la entrega de cuotas de pesca por un período de 20 años renovables
automáticamente (o sea 40 años y de ahí suma y sigue) a quienes se han
encargado de colapsar y sobreexplotar las pesquerías a corto plazo, sin medir
los impactos que ello conlleva para nuestra soberanía alimentaria, a la vez que
se acepta aprobar una Ley “Longueira” por parte de los parlamentarios, que
mantiene los artes destructivos-no selectivos de pesca, como el arrastre y el
cerco.
Ardid Nº 5:
“Los permisos de pesca son indefinidos, por tanto con esta
ley seguirán siéndolo”
FALSO
Lo que intenta hacer acá Longueira es establecer una
confusión conceptual entre permiso de pesca y cuotas de pesca. Los permisos de
pesca no tienen absolutamente nada que ver con la entrega de cuotas que
otorguen propiedad temporal sobre los recursos pesqueros. Así al menos lo
establece la Ley de pesca vigente de Límites Máximos de Captura por Armador
(LMCA) en su Artículo 14 donde consta la siguiente máxima : “El establecimiento
del límite máximo de captura por armador a que se refiere este título no
constituirá derecho alguno en asignaciones de cualquier tipo que se efectúen en
el futuro”. Queda claro por tanto que el otorgamiento de permisos de pesca, no
constituye asignación de propiedad sobre los recursos pesqueros.
Ésta es sin duda una de sus triquiñuelas más sagaces, ya que
mediante ella trata de confundir a la opinión pública, estableciendo una
equivalencia entre peras y manzanas. Respecto a ello un senador manifestó que
esto es “como si sacasen licencia de conducir, y por ello les regalasen un auto
Mercedes Benz” (Camilo Escalona presidente de Senado). Pese a que no se trata
una Legislación que entregue autos, sino seres vivos que viven precisamente en
“estado bravío”, y de cuyas propiedades alimenticias y económicas dependen
millones de personas no sólo en Chile, sino en el mundo entero, es que nos
parece que el tema debiera ser tratado a fondo, por entendidos en la materia,
que éticamente sean responsables en cuanto a establecer criterios de
administración de nuestros recursos del mar y del mar mismo, buscando ante todo
la protección de estos. Para ello pensamos, estos deben ante todo ser tratados
como recursos naturales renovables, no como recursos minerales, aunque incluso
éstos son tratados como vil dinero por acumular. Se pueden, enumerar otras mentiras más, -
recalca el dirigente - aunque estas parecen ser las medulares que sustentan un
discurso de charlatanería y ambición irrefrenable por la ganancia como máxima
de vida. Y sin duda alguna, podemos afirmar tras este contraste
ideología-realidad que NADA BUENO PUEDE RESULTAR DE CUALQUIER INICIATIVA QUE
TENGA COMO BASE DE SUSTENTO LA MENTIRA.
Nota elaborada por
Natalia Guerrero, en base a entrevista realizada al dirigente Cosme Caracciolo
A. Pescador Artesanal, Padre de Luciano Caracciolo S, Pescador Artesanal. Hijo
de Domingo Caracciolo P, Pescador Artesanal. Nieto de Cosme Caracciolo C, Pescador
Artesanal.
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