LO QUE SE VIENE EN
2013
En esta época, estudiosos, especialistas y comentaristas en
las distintas áreas del quehacer social, económico, político, etc., proceden a
efectuar los análisis correspondientes sobre lo que podría acontecer en el
curso del año, anticipando tendencias y pronósticos sobre las perspectivas y
actividades en cada tema.
La economía y la seguridad son materia de rigurosa
observación, sobre la cual, gran cantidad de analistas ponen la lupa,
intentando precisar diagnósticos, que brinden soluciones en esas áreas, que por
lo general casi nunca se cumplen.
En cada tópico, hay cuestiones centrales y venos que los
desvelos en economía pasan por la inflación, el dólar y la evolución del
crecimiento; en seguridad: el narcotráfico, la violencia y la inacción estatal
marcan la cancha de los debates.
Arrancando el 2013, en materia ambiental, intentaré graficar
las principales discusiones, conflictos y acciones que en este campo, se irán
desenvolviendo y ocuparán la atención prioritaria, por lo menos para aquellos
colectivos, ONGs, personas, redes y demás, dedicadas a la lucha por o en
defensa del ambiente.
Entre los eventos que mayor atención captarán, sin hacer un
ranking de importancia, reseñamos los siguientes:
Fracking: o fractura hidráulica: es un procedimiento para extraer gas y petróleo del subsuelo. El mismo consiste en la
inyección a presión de agua con arena y productos químicos en el terreno, con
el fin de fracturar el sustrato rocoso que encierra el gas o el petróleo,
permitiendo su salida hacia el exterior.
Sobre esta
técnica se alzan voces de alerta en torno a los impactos negativos sobre el
ambiente, por el gran consumo de agua, y la introducción de productos químicos
peligrosos que favorecen la fractura o incluso la disolución de la roca, y que
podrían contaminar tanto el terreno como los acuíferos subterráneos.
Los rechazos al
sistema aumentarán, teniendo en cuenta que el gobierno apuesta todas sus fichas
energéticas al éxito de estas labores, sobre todo en el yacimiento de Vaca
Muerta (Neuquén), en sociedad con empresas del ramo, de nefastos antecedentes
en sus prácticas ambientales.
Modelo
productivo agrario:
Continuarán in crescendo las protestas y reclamos en contra del mismo, sobre
todo por el uso de productos altamente tóxicos esparcidos por doquier a través
de la fumigación aérea, en cercanías de ciudades, pueblos y urbanizaciones
varias, con riesgo para personas, animales, plantas y recursos hídricos.
Como otros años,
las acciones desplegadas tendrán en la sojización, el glifosato y Monsanto, la
personalización de todos los males y el centro de todas sus demandas.
Minería a
cielo abierto: Seguirán
en distintas zonas del país las oposiciones a estos procedimientos que
engendran altos y negativos impactos sobre las comunidades y ecosistemas de
montaña, de por si frágiles y con escasez de agua, la que puede verse reducida
o cuando menos contaminada.
En torno a este
problema, el nivel de efervescencia se elevará a partir de la puesta en
operaciones de nuevos yacimientos, que además de la extracción de minerales
como: oro, plata, cobre, uranio, entrarán en juego otros, cuya demanda se incrementa
en el mercado mundial, como el caso del litio, por mencionar un caso.
Comparto sin
dudas la inquietud sobre estos temas y acompaño los reclamos en torno a los
mismos y no tengo dudas que son los que más repercusión mediática y social
tendrán, aunque debo aclarar, que estos conflictos no significan que sean los
más importantes o preocupantes en materia ambiental, por lo menos desde mi
punto de vista.
Considero que
cuando uno adopta un posicionamiento en la vida debe tratar de ser coherente
con el mismo, independientemente del éxito y de la repercusión social o
mediática que el tema pudiera tener.
No desconocemos
que en nuestro país, existe de parte de todos, una propensión a sumarnos
entusiasta y fervorosamente a causas que tienen correlato en los medios de
comunicación y en la actualidad, a aquellas que despiertan gran interés en
redes sociales, portales e internet. Hago la salvedad, que ningún mensaje es
inocente, ya que encierran intereses en una dirección u otra, lo que adormece
nuestra capacidad de alerta y pensamiento crítico.
Se podrá discutir
o no, la efectividad para condicionar que tienen unos y otros, lo que no se
puede discutir es la potencia llegada a toda la comunidad, lo que incide en
determinados comportamientos, conductas y hábitos.
Estoy convencido
que el consumismo moderno e irracional, no tiene su sustento en las urgencias o
requerimientos vitales del hombre, sino que deriva de las técnicas de
mercadotecnia, puesta al servicio de las grandes cadenas comerciales, que
generan necesidades ficticias como mecanismo de sostenimiento del mercado. Y el
mercado no solo abarca mercancías, sino también tendencias artísticas,
políticas, sociales, ideas y concepciones mentales.
Como decía
Gandhi: Quien
trabaja en la atmósfera emponzoñada de la civilización moderna (GLOBALIZACIÓN) es semejante
a un hombre que sueña. Las obras que leemos (toda la información que
recibimos y asimilamos) son, en general, escritas por defensores de la
civilización moderna. Estamos hipnotizados por esos escritos, y es así cómo,
uno tras otro, somos arrastrados en el torbellino". “La
Civilización nos adula al tiempo que nos sorbe la sangre.”
Creo que esa
fuerza comunicacional, tapan o cuando menos diluyen, deliberadamente o no, la
discusión de otros temas, que desde mi óptica, anidan en la esencia de la
crisis ambiental y son causa fuente de la misma.
Los graves
problemas ambientales
Dentro de ellos,
ocupa un lugar destacado el transporte automotor, sobre todo el individual, el
“auto”, ese obscuro objeto del deseo, erigido en la panacea de nuestras
aspiraciones vitales.
Como lo sostengo
desde hace largo tiempo, el “auto” precede a casi todos los problemas
reseñados, salvo excepciones, extendiéndose como metástasis sobre el Planeta.
Argentina no es la excepción y estos crecen como hongos después de la lluvia.
Me atrevo a
afirmar que nada es más nefasto para la sanidad del ambiente y de las personas
que este producto, que apenas cumple poco más de 100, pero que ha provocado más
muertes que ninguna invención humana y que muchas de las guerras actuales y
pasadas encuentran en la demanda de alimentos para sus tanques, su
justificación.
Pese a que las
andanzas de este asesino serial, se encuentra en la portada de casi todos los
medios de comunicación, la reacción ciudadana contra el mismo es escasa para mi
gusto.
Si a las bajas
fatales que provoca, le sumamos heridos, discapacitados temporales y
permanentes y bienes destruidos, traducirlo a términos presupuestarios, sería
imposible de calcular en concepto de: indemnizaciones, seguros, pensiones,
pérdida de capacidad laboral, internaciones y atención médica hospitalaria,
rehabilitaciones, prótesis, daños morales y demás rubros a considerarse, que
sin duda superan largamente todos los otras agresiones ambientales. Supera con
creces a otro conflicto, muy sensible a los medios y al ciudadano común, cuál
es el de las víctimas de la inseguridad delictiva.
Este adalid de la
sociedad de consumo, no sólo mata, además fumiga el aire que respiramos con
metales y gases letales como el monóxido de carbono y los aceites y fluidos que
desecha, muchas veces van a los cursos de agua, generando la contaminación de
esos recursos. Ni hablar de la polución acústica, causante de infinidad de
daños auditivos. Por lo general, estos daños colaterales, rara vez son
ponderados o presupuestados. Estudios afirman que caminar 30 minutos en
micro-centros atestados de vehículos, equivale a fumar entre 15 y 40
cigarrillos por día.
Trabajar en favor
de la vuelta a los ferrocarriles nacionales, es una buena manera de luchar por
el ambiente.
Otro conflicto
serio que tampoco se discute acabadamente, es el tema de la concentración
urbana, expresado en el fenómeno de las megalópolis, que se consolida día a día
de la mano de las políticas oficiales, en los países empobrecidos del Planeta.
Sin ir más lejos
Macri, subido a la cresta de la ola de los planes nacionales, acaba de decir en
un desvarío total, que hay que construir viviendas para 6 millones de personas
en la Capital, casi duplicando las existentes.
Para ello, todo
terreno es bueno, sean parques, baldíos, zonas destinadas a espacios verdes y
demás, sin tener en cuenta los impactos, en una ciudad desde ya desmadrada y al
borde del colapso.
Así,
grandes superficies, despobladas en otros tiempos, en pocos años se convierten
en una prolongación anárquica y miserable de las ciudades, cuyos “habitantes”
olvidados de la mano de Dios y marginados de las políticas estatales, subsisten
y se multiplican en medio de la precariedad, tugurización y el hacinamiento.
Estos
asilados ambientales y sociales que recalan en las ciudades, buscando
subsistir, quedan presos de un modelo injusto que los necesita justo ahí, como
mano de obra barata y descartable, que les arrebata la dignidad y los convierte
en esclavos del clientelismo político, del asistencialismo estatal, víctimas de
la prepotencia policial y fuente inagotable de recursos humanos para la
prostitución, la trata de blancas, la delincuencia y la venta de niños.
Cada
uno de nosotros, como seres urbanos, somos parte del problema, aunque digamos
lo contrario, ya que: “Obviamente, las ciudades son concentraciones
de población: son lugares que deben importar desde el campo las necesidades
materiales de dicha concentración. Esto significa que el Mundo Natural debe ser
subyugado, exprimido y explotado según el interés de la ciudad."(1)
Repensar las ciudades, los medios de transporte y
desempolvar el proyecto de Cambio de La Capital, deberían integrar nuestras
prioridades estratégicas en pos de la sanidad ambiental, aunque dudo que el
“chancho chifle”.
Los dejo para que lo analicen y me despido hasta la próxima
Aguafuertes.
ENVIADO POR Ricardo Luis Mascheroni
Docente
Nota: Los paréntesis, son agregados míos.
Ref: 1.- Confederación Iroquesa, Mensaje al Mundo Occidental, Mutantia revista,
N° 24, 1987.
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