Uruguay adhirió a
“Iniciativa 4 x 1000, Suelos para la Seguridad Alimentaria y el Clima” En el
marco de la 21ª Cumbre de Cambio Climático que se realiza en París y el Día de
la Agricultura, ante la presencia de delegados de gobiernos, el ministro de
Ganadería, Agricultura y Pesca, Tabaré Aguerre, expuso sobre la política
nacional de uso y conservación de los suelos que es aplicada actualmente en
Uruguay.
El secretario de Estado fue el principal orador de un
encuentro en el que Francia lanzó la llamada “Iniciativa 4 x 1000, Suelos para
la Seguridad Alimentaria y el Clima” a la que Uruguay adhiere. La iniciativa
apunta a mejorar el contenido en materia orgánica y propiciar la captura de
carbono en los suelos.
En un documento elaborado por el MGAP, se afirma que la
iniciativa “está fuertemente alineada con los esfuerzos de conservación y
mitigación que el país lleva adelante”. Basada en una sólida documentación
científica y acciones concretas en el campo, la iniciativa “4 x 1000” quiere
puntualizar que la seguridad alimentaria y la lucha contra los desbarajustes climáticos
son complementarias y que la agricultura aporta soluciones. Sostenido por un
ambicioso programa de investigación, esta iniciativa consiste en una coalición
de actores voluntarios en el marco del Plan de Acción Lima-París.
En ese marco, Aguerre presentó la política de suelos
aplicada en Uruguay que persigue un doble objetivo, de adaptación y mitigación
al cambio climático.
“En un enfoque preventivo, hoy planificamos en función de la
capacidad de uso de los suelos, y los planes agrícolas deben adecuarse a eso.
Hoy tenemos 1,5 millones de hectáreas, 13.160 planes presentados que ocupan el
98% del área de cultivos, con relevamiento que es controlado por imágenes
satelitales”, dijo.
Recordó que Uruguay tiene investigación local continua sobre
el manejo de cultivos desde hace 60 años y que fueron la base de la política
actual de suelos. Para el futuro se espera en el país una agricultura integrada
con pasturas, que permita ir regenerando parte del carbono que hemos perdido de
los suelos destinados a la agricultura.
En relación con las “Iniciativa 4 x 100” a la que Uruguay
adhiere, dijo que el 60% del territorio del país posee pastizales naturales y
la política que se inicia apunta al mejor manejo de los pastizales para mejorar
el nivel de resiliencia.
“Necesitamos más investigación para conocer más la dinámica,
pero además la decisión política de trasformar el conocimiento en un marco
legal y normativo que permita construir ese desafío de hacer crecer la
economía, permitir que la agricultura sea una oportunidad de desarrollo para
los agricultores, lograr una buena adaptación y hacernos responsables de los
problemas vinculados con la mitigación al cambio climático” afirmó.
En Uruguay, que es un país de base ganadera, la
suplementación estratégica es básica junto al buen manejo del pastoreo. “Hemos
definido una estrategia de mejora de la productividad de los pastizales
naturales y el aumento de la productividad de la carne. Podemos aumentar un 25%
mejorando el balance de nitrógeno, disminuyendo la huella de carbono, y
logrando todos los objetivos”, confirmó el ministro. En el cierre, reflexionó
sobre la meta que persiguen las políticas de conservación de suelos y
pastizales para las nueva generaciones, “una agricultura resiliente, adaptada y
comprometida con el cambio climático es el camino, no para ganar más dinero, no
para vivir esta generación, sino para dejarles a las futuras generaciones de
habitantes del planeta y de agricultores, una oportunidad digna desde donde
desarrollarse de forma comprometida con su sociedad y con su ambiente”.
OBJETIVO La iniciativa “4 x 1000” tiene el objetivo de
mejorar el contenido en materia orgánica y propiciar la captura de carbono en
los suelos, mediante la implementación de praxis agrarias adaptadas a las
condiciones locales, ambientales, sociales y económicas, como las que propone
la agroecología, la agroforestación, la agricultura de conservación y la
gestión de paisaje. Esta iniciativa hace que los actores sean copartícipes de
una transición hacia una agricultura productiva, altamente resiliente, basada
en una gestión adecuada de la tierra y del suelo, que cree empleos e ingresos y
fomente asimismo el desarrollo sostenible. Esta iniciativa forma parte del Plan
de Acción Lima-París y contribuye con el objetivo de llegar a un mundo neutro
frente a la degradación de la tierra. Los actores se comprometen a obrar por
que la máxima cantidad de suelos agrícolas se beneficien de prácticas
encaminadas a mantener o mejorar su contenido de carbono o a preservar los
suelos con grandes reservas de carbono. Cada uno de los actores se comprometerá
con un objetivo, uno o varios tipos de acciones (gestión de las reservas de
carbono de los suelos y demás medidas de acompañamiento como seguros
paramétricos, pago por servicios ecosistémicos, etc.), un calendario y
recursos.
La iniciativa debe enviar una señal contundente del
potencial del sector agrícola para participar en el objetivo de neutralidad en
las emisiones de carbono a largo plazo por parte de las economías. De acuerdo
con un informe preparado por Francia, promotor de la iniciativa, este índice de
crecimiento no pretende ser una meta normativa para los países, sino que
demuestra que hasta el más mínimo incremento del almacenamiento de carbono en
los suelos agrícolas --incluyendo praderas, pastizales y bosques-- tiene un
impacto considerable para mejorar la fertilidad de los suelos y la producción
agrícola. Al mismo tiempo, contribuye al logro del objetivo a largo plazo para
limitar el aumento de la temperatura a +1,5/2ºC, un máximo para evitar que las
consecuencias inducidas por el cambio climático sean significativas. Esta
iniciativa es un complemento a los esfuerzos indispensables para reducir tanto
de forma global como general las emisiones de gases de efecto invernadero en
todos los ámbitos de la economía. Tomado de el telégrafo de Uruguay
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