LOS ANIMALES
TRANSGÉNICOS SE CUELAN EN EL MENÚ
¿Se comería un filete de ternera clonada? ¿y un jugoso
solomillo de cerdo rico en grasa de pescado? La ingeniería genética ya ha
llegado al plato y está dispuesta a revolucionar la producción de animales para
consumo humano Por: N. Ramírez de Castro
En unos tanques gigantes de agua de una zona remota de
Panamá, protegidos por alambradas y perros, nadan los salmones más estudiados
del mundo. Brillantes y vigorosos, a simple vista son similares a otros
congéneres. Al paladar, su carne posee el mismo sabor, textura y propiedades
nutricionales que el salmón común. Pero este pescado es todo menos común. Es un
salmón «AquAdvantage», el primer animal transgénico que se autoriza para
consumo humano. Diseñado para crecer en piscifactorías y tener un rendimiento
económico superior. Crece el doble de rápido y alcanza su tamaño final en la
mitad de tiempo. Frente a los tres años que necesitan otras especies para
completar su desarrollo, este pescado está listo para servirse en el plato en
apenas año y medio. Para lograr este crecimiento acelerado, sus creadores han
acertado con un cóctel genético de tres especies diferentes: el salmón común,
un pez de la familia de las anguilas (Zoarces americanus) y el salmón Real
(Chinook), el gigante de los salmones. El resultado es un pez híbrido, de
aspecto similar a un hermoso salmón con dos genes ajenos, uno de la hormona del
crecimiento del salmón Real y otro del pez anguila. Estos dos últimos son los
que permiten acelerar su crecimiento. La empresa que lo ideó ha necesitado dos
décadas y más de 60 millones de dólares para ponerlo en el mercado. La
investigación ha necesitado tiempo, pero la demora obedece a las dudas sobre
los riesgos para la seguridad alimentaria que planteaba poner en el mercado el
primer animal transgénico. La FDA, la agencia estadounidense que regula los
alimentos y medicamentos, ha tardado en romper el tabú y hace unas semanas daba
luz verde al salmón «AquAdvantage». Lo hacía sin ninguna restricción y abría la
puerta al desarrollo de otros animales transgénicos. Aunque, de momento, la FDA
no ha querido desvelar qué otros alimentos modificados genéticamente están
esperando su luz verde. Tampoco se sabe cómo se manejarán estos permisos, sobre
todo, si, además, se utilizan nuevas herramientas como el «corta-pega» de
genes. ¿Y después gambas? La misma
compañía del salmón trabaja con la misma tecnología para diseñar gambas y
tilapias, una especie de pescado blanco del Mediterráneo muy apreciada en la
acuicultura a la que también se llama el «pollo» del mar. El objetivo es
producir más alimento, de forma más sostenible y con menor coste. Y ahí juega
un papel clave la ingeniería genética. Aunque su producción suscita numerosas
dudas, tanto por posibles riesgos sanitarios y medioambientales. A estos
transgénicos, sus detractores les llaman «frankenalimentos», una suerte de
Frankenstein del reino animal. Cerdos modificados para producir más carne
magra Pero la puerta se ha abierto y no parece fácil que haya vuelta atrás.
Bien para mejorar la producción sostenible o para conseguir alimentos más
saludables. Ya hay grupos de investigación que han logrado cerdos con una carne
sin colesterol gracias a la presencia de omega3, las grasas buenas del pescado.
Otros han desarrollado «ecocerdos», alterados para emitir menos contaminantes
que permite soñar con granjas limpias y la lista cada vez es más larga. «Como prohibir internet» «La polémica con los transgénicos es una
batalla perdida con los grupos ecologistas, pero hoy impedir su producción
sería como prohibir internet», defiende José Miguel Mulet, profesor de
Biotecnología de la Universidad de Valencia e investigador del CSIC. Mulet
anima a perder el miedo a comer unos productos que superan más controles que
cualquier otro alimento. «Los transgénicos son seguros. Las mayores
intoxicaciones han ocurrido con productos ecológicos», recuerda. Estados Unidos sí ha perdido el miedo.
También China, que se ha lanzado a la construcción de fábricas para clonar
animales y producir transgénicos. «Europa sigue en el paleolítico y pagaremos
el precio», insiste Mulet. Este experto recuerda cómo hace unos años
investigadores de Córdoba desarrollaron, por ingeniería genética, un trigo sin
gluten, apto para celiacos. Fue un gran hallazgo, pero tuvieron que vender su
idea a una empresa norteamericana por falta de apoyo en Europa. «Cuando ese
trigo salga almercado, acabaremos comprándolo y pagando los royalties». En la
última reforma de la legislación alimentaria, Europa autorizó el consumo de
insectos y hamburguesas de laboratorio, pero dijo no a la carne de alimentos
clonados. Aikaterini Apostola, portavoz de la Comisión Europea, asegura a ABC
que vetará la introducción de esta carne en Europa. Tampoco el salmón
transgénico llegará a nuestro continente, «aunque nos lo comeremos tan felices
cuando viajemos a Estados Unidos», dice Mulet. Fuente: ABC – España TOMADO DE
ENVIO DE PREGON AGROPECUARIO DE AR
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