jueves, 31 de enero de 2019

HAY QUE CUIDAR EL CHIRIBIQUETE parque de Colombia


Una de las mesetas abruptas o tepuyes de Chiribiquete, cuna de antiquísima cultura amerindia que dejó huellas en ellos. FOTO AFP
450 millones de toneladas de carbono tiene Chiribiquete en las copas de los árboles.
60 % del agua superficial de la amazonia colombiana la provee el parque.
EN DEFINITIVA
La deforestación acelerada en distintas zonas de la Amazonia tienen en jaque a Chiribiquete, patrimonio mixto de la humanidad, natural y cultural. El tiempo apremia para su conservación.
Es el único sitio declarado por la Unesco patrimonio natural y cultural de la humanidad que hay en Colombia y el Parque Nacional más grande, con casi 43.000 kilómetros cuadrados.
Pese a ese patrimonio, que contiene una serie de tepuyes o levantamientos montañosos en plana Amazonia, está muy amenazado.
Carlos Castaño Uribe, exdirector de Parques Nacionales, quien lo descubrió para el país y la ciencia en 1986 y logró que fuera declarado parque nacional en 1989 (era director de esa entidad entonces), cree que al ritmo de deforestación le queda uno o dos años a lo sumo antes de que sea tocado el corazón del lugar y tal vez destruido gran parte de su valor arqueológico también.
Castaño hablará hoy en el Hay Festival de Cartagena sobre Chiribiquete y su importancia nacional y mundial.
¿Cuál es el objetivo de su participación?
“Vamos a aprovechar el espacio para dar una serie de testimonios sobre la importancia de este sitio para el país y el mundo, y dar unas puntadas del libro que se está preparando de muchos años de investigación sobre este lugar, con la meta de entregarlo a finales de este año para resaltar su valor y el peso de la investigación que se han realizado por casi tres décadas en ese universo arqueológico y natural”.
¿Cómo está ese sitio hoy?
“No es un secreto que los índices de deforestación se están empezando a dar en toda la región donde está el parque, la Amazonia colombiana, en los departamentos de Guaviare y Caquetá, donde tenemos los índices más altos en la historia del país y tememos mucho por la conservación. En los años anteriores se tuvo la oportunidad, con el apoyo del presidente Santos, de ampliar en dos oportunidades la superficie protegida, de 1.250.000 a 2.780.000 hectáreas en 2013 y antes de concluir el gobierno se llevó este esfuerzo, que no fue fácil, por todos los intereses que hay sobre el territorio para otros fines y propósitos, se logró ampliar a casi 5 millones de hectáreas”.
¿No hay que divulgar más lo que está sucediendo?
“El libro va a ser una carta de presentación que no se había hecho de Chiribiquete. Se había tratado de mantener con un perfil muy bajo, pero debido al temor que tenemos muchas personas de que sea destruido este patrimonio único, por los acontecimientos que están comenzando a darse: porque se cree que la insurgencia aparentemente terminó, aunque las dos más importantes disidencias de las Farc están allá, pero de todas maneras el proceso de paz permitió una intensa actividad de deforestación que se nos ha salido de las manos”.
¿Qué se necesita entonces?
“Todo lo que va a pasar (en el Hay Festival) es contarle al público presente las circunstancias de este proceso y llamar la atención sobre lo que significa este sitio para el país y la humanidad y los requerimientos más grandes que tenemos de salvarlo a toda costa de los fuertes vectores de transformación que se van a dar en los próximos meses y años si no hacemos un esfuerzo conjunto de toda la sociedad, de las instituciones, de los países, por tratar salvar de la rápida deforestación para cultivos de coca y para la ampliación de la actividad ganadera intensiva que es innecesaria por consideraciones de orden técnico y práctico que ponen en peligro ese patrimonio”.
¿Falta presencia estatal, más funcionarios, más investigación?
“La precariedad es enorme. Mucho más en estos sectores que estábamos viendo un nuevo camino de acceso a las investigaciones. El tema más dramático hoy es que no tenemos suficiente presencia ni una capacidad efectiva de gobernabilidad y menos de gobernanza en la región. Es más que obvio que cualquier operativo en esas áreas de importancia estratégica es difícil frente a la innumerable cantidad de tareas que tiene la fuerza pública para replegar y responder a todo este tema dramático de violencia y orden público en áreas marginales”.
¿Pero sí hay vigilancia?
“Lo que hemos notado en estos últimos meses es que se ha desacelerado notablemente la capacidad de reacción a este tipo de manifestaciones, a la deforestación, a la apertura ilegal de las áreas que están siendo utilizadas con fines y propósitos ilegales en este contexto de transición de un gobierno a otro.
El llamado es a tratar de alinear esfuerzos porque nos queda muy poco tiempo para defender este parque y este patrimonio.
Esto no da espera, de uno o dos años a lo sumo para que hayamos perdido buena parte de lo que hoy está considerado como parque nacional”.
¿Qué se puede aprovechar tras ser declarado patrimonio de la humanidad?
“Es evidente que la responsabilidad del Estado es hoy infinitamente mayor frente a esa categoría, pero es esa distinción la que debe ser utilizada por parte del Estado para buscar recursos de apoyo de la cooperación internacional en todas partes y poderlos canalizar con base en esa categoría tan especial, pues es la primera vez por parte de la Unesco que se nos reconoce un patrimonio mixto de la humanidad. Es una coyuntura que hay que saber utilizar para abrazar a Parques Nacionales y al Ministerio del Medio Ambiente para apoyar Chiribiquete.
Hay una responsabilidad muy grande para poder llevar al mejor de los términos nuestra capacidad de manejo, de gestión con esta área”.
CONTEXTO DE LA NOTICIA
¿QUÉ SIGUE?UNA HISTORIA DE HACE TIEMPO
Carlos Castaño recuerda que en 1986, luego de toparse con la Serranía de Chiribiquete en uno de los viajes por la Amazonia, tardó más de dos años la declaratoria como Parque Nacional, con el respaldo del gobierno del presidente Virgilio Barco.
Era un momento especial, con la elaboración del Tratado de Cooperación Amazónica, aún vigente.
Esa declaratoria de áreas protegidas en el 89 significó un giro en la política de conservación de la Amazonia. Hasta ese momento se fomentaba el uso agropecuario y con dineros del Estado se apoyaba la colonización campesina para abrir frontera a costa de la selva. Fue un cambio radical, aunque por otras razones hoy esa selva está igualmente amenazada.
Los temas de la ciencia, la astronomía y el medio ambiente con énfasis en cambio climático son mis campos de acción periodística. Con vocación por el mundo de los pequeños felinos y la defensa animal. // tomado de el colombiano


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