Inundación sin raíces
Investigaciones sobre la región del Chaco Seco determinaron
que la deforestación impide que los árboles absorban agua. El resultado es el
aumento de flujos de agua en napas y superficie.
Por Darío Aranda
Al eliminar árboles se pierde la capacidad de absorción
de la tierra.
Inundación, muertes, pérdidas millonarias, pedido de obras,
imágenes de animales y cultivos bajo el agua, lamentos y el empresariado del
agronegocio que reclama subsidios. Culpan a “lluvias extraordinarias” e
invisibilizan la acción del hombre: en la región del Chaco argentino se
desmontaron desde 1976 casi nueve millones de hectáreas, equivalente a 440
veces la superficie de la ciudad de Buenos Aires. El 61 por ciento se dio a
partir de fines de la década del noventa, cuando comenzó a avanzar el modelo transgénico.
El Gobierno recortó el 95 por ciento del presupuesto de protección de bosques y
el presidente Macri propuso “acostumbrarse” a las inundaciones.
Misiones, Corrientes y Entre Ríos sufrieron inundaciones en
2015. Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires en 2016. La Pampa, Córdoba, Tucumán,
Formosa y Salta en 2017. En 2018, otra vez Salta y Buenos Aires. Argentina
sufre cada vez más inundaciones y desde el sector empresario y político se
responsabiliza al clima y a la falta de obras hidráulicas. “Sembramos soja
hasta en las macetas y eso nos está afectando”, sinceró en 2017 el intendente
de Salto, Ricardo Alessandro, cuando su partido quedó bajo el agua.
PUBLICIDAD
La Red Agroforestal Chaco Argentino (Redaf) sistematizó
datos estadísticos desde 1976 sobre la región del Chaco Seco (zonas de Salta,
Formosa, Santiago del Estero, Chaco, Córdoba, Santa Fe, Catamarca, Tucumán, San
Luis, San Juan, Jujuy y La Rioja). En base a imágenes satelitales junto al INTA
(Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) y al Laboratorio de Análisis
Regional y Teledetección (LART) de la Facultad de Agronomía de la UBA determinó
que desde 1976 hasta 2018 se desmontaron 8,9 millones de hectáreas. Desde la
sanción de la Ley de Bosques (2007) se arrasaron 2,4 millones de hectáreas de esa
región.
“A partir de la década de los 90 se produjo un acelerado
proceso de deforestación, concentrado especialmente en la región chaqueña.
Entre los años 1996 y 2006 se deforestaron casi tres millones de hectáreas en
el Chaco Seco, principalmente con destino a la expansión de los cultivos de
exportación, en especial la soja”, explicó la Redaf en su informe “A 10 años de
la Ley de Bosques”.
La inundación de las últimas semanas afectó con más dureza a
Chaco, Corrientes, Santiago del Estero y Santa Fe. Desde 1976 hasta 2017 se
arrasaron 1.420.938 hectáreas en Chaco, 3.221.388 en Santiago del Estero y
142.233 en Santa Fe, detalla el informe de la Redaf. En 2017, el entonces
subdirector de Recursos Naturales de Santa Fe, Carlos Chiarulli, reconoció que
la provincia perdió el 82 por ciento de sus bosques en sólo ochenta años (le
quedan 1,2 millón de hectáreas). El principal motivo fue el avance de la
frontera agropecuaria.
Emilio Spataro, de la organización Amigos de la Tierra
Argentina (ATA), denunció que Corrientes perdió el 75 por ciento (2,3 millones
de hectáreas) de su superficie forestal original. “En los 15 años que van de la
década del 90 a la primer década del este siglo se destruyó el 25 por ciento
del total”, precisó.
El Centro Nelson Mandela es un espacio de referencia en el
estudio del desmonte en Chaco. Rolando Nuñez, su coordinador, no tiene dudas:
“Hemos perdido el balance ambiental producto del avance de las actividades del
hombre, fundamentalmente el avance de la frontera agropecuaria transgénica y de
la ganadería”, afirmó Nuñez.
El informe “Desmontes S.A. La responsabilidad empresaria y
gubernamental en la violación de la Ley de Bosques” (de Greenpeace) denuncia
que Chaco es la provincia donde más bosques se destruyeron durante los últimos
tres años (103.908 hectáreas). La organización alertó que el gobierno
provincial pretende desmontar tres millones de hectáreas del Impenetrable
chaqueño.
“El árbol es una bomba extractora de agua”, explicó Ernesto
Viglizzo, del INTA La Pampa. Con más de treinta años de trabajo en la
institución, remarcó las consecuencias de eliminar el monte. Su testimonio
aparece el documental-científico encabezado por el investigador Esteban Jobbágy
(“Río nuevo”), que revela la aparición de nuevos cursos de agua en San Luis. El
documental confirma el vínculo entre el ascenso de napas, los excesos hídricos
y el modelo agropecuario. Detallaron que las pasturas transpiran (“evaporan”)
1075 milímetros al año, mientras que cultivos como soja y maíz sólo transpiran
680 milímetros. La diferencia de agua permanece en la tierra, eleva la napa y
facilita la inundación. TOMADO DE PAGINA 12 DE AR
No hay comentarios:
Publicar un comentario