INFORME ESPECIAL. Programa económico alternativo
El Plan Hornero
La economía se encuentra en una situación de “depreflación”,
que combina una brusca baja de la actividad productiva y del empleo, con
aceleración de la inflación. Es el resultado del programa impuesto por el FMI a
cambio de un crédito para evitar la cesación de pagos de la deuda. El Fondo
Monetario exigirá al próximo gobierno la continuidad del programa neoliberal
como condición para renegociar los vencimientos de deuda. El CESO elaboró una propuesta
que busca contribuir al debate acerca de programas alternativos al neoliberal.
Por Centro de Estudios Scalabrini Ortiz
Imagen: Guadalupe Lombardo
La economía se encuentra en una situación de “depreflación”,
que combina una brusca baja de la actividad productiva y del empleo, con
aceleración de la inflación. Esa grave situación macroeconómica es resultado
del programa impuesto por el FMI a cambio de un crédito que evite la cesación
de pagos de la deuda hasta las elecciones de octubre. La fuerte devaluación
impulsada por la política de “dólar flexible” (hoy de bandas amplias) aceleró
la inflación, contrayendo el poder de compra de la población, mermando el
consumo interno. La política de emisión cero con elevadas tasas de interés
frena el consumo mientras vuelve inviable la inversión productiva. Frente a ese
derrumbe de la actividad privada, el ajuste del gasto público es una política
procíclica que acentúa la caída de la economía.
Herencia
propuesta
Los sectores conservadores nacionales e internacionales
sostienen que el próximo gobierno, más allá de su color partidario, deberá
continuar con el actual rumbo de la política económica. El mecanismo para
imponer esa continuidad es la vigencia de un acuerdo con el FMI, en el marco de
la pesada herencia de sobreendeudamiento externo que dejará la actual
administración a quien la suceda. El organismo internacional probablemente
exigirá la continuidad del programa neoliberal como condición para establecer
cualquier cronograma de nuevos préstamos.
Entendiendo que la continuidad de las políticas neoliberales
consolidará una Argentina dependiente, donde los frutos de la riqueza nacional
son apropiados por una minoría local e internacional, desde el Centro de
Estudios Scalabrini Ortiz elaboramos el “Plan Hornero”, un programa económico
que busca contribuir al debate sobre programas alternativos al neoliberal.
Emergencia
El Plan Hornero plantea que los primeros seis meses del
próximo gobierno deberán ser destinados a impulsar una serie de medidas que atiendan
la situación de crisis económica y social en que se encuentra la economía. Las
políticas de emergencia tiene como uno de sus ejes la estabilización del
mercado de cambios. Para ello se propone modificar la actual política de
intervención, reduciendo el ancho de las bandas de fluctuación con una
intervención contundente en el Mercado Abierto Electrónico que oriente las
expectativas sobre la evolución del dólar.
El desdoblamiento de tasas vía Leliq, que induce a los
bancos a vender dólares presente (al obtener una diferencia recomprándolos a
futuro) puede mantenerse, pero en niveles inferiores a los actuales que
inviabilizan la actividad productiva. Para amortiguar el costo de dicha
política sobre el tejido productivo, se plantea restablecer una serie de
regulaciones del Banco Central eliminadas por la actual gestión, que deben
inducir a los bancos a financiar a las pequeñas y medianas empresas por un
monto de 44.000 millones de pesos adicionales.
En caso de que esas medidas sean insuficientes y la economía
atraviese un proceso de agudización de la corrida cambiaria y/o bancaria, se
presentan siete propuestas de intervención acumulativas para recomponer
reservas, desalentar la demanda de divisas y el retiro de depósitos del
sistema.
El programa de emergencia se complementa con una ayuda
social para que todas las familias accedan a la canasta alimentaria y la
aplicación de la ley de tarifas vetada por el presidente Macri. El costo de una
transferencia monetaria para alimentación dirigido a las familias por debajo de
la línea de indigencia, ronda entre 0,18 y 0,28 por ciento del PIB (0,77 a 1,16
por ciento del gasto público), según distintos escenarios de empobrecimiento de
la población.
Por su parte, el costo de retrotraer el valor de las tarifas
al 1° noviembre de 2017 actualizado por la variación de los salarios es de 1,23
a 1,37 por ciento del PIB (5,11 a 5,72 por ciento del gasto público), parte del
cual se puede cubrir renegociando los precios pagados a las empresas de
generación y distribución de gas y energía.
Reactivación
Una vez superada la emergencia socioeconómica, el Plan
Hornero propone un programa de reactivación basado en la creación de 500.000
puestos de trabajo en las áreas de vivienda, educación, salud, prevención de
adicciones, deportes y seguridad. Los sectores fueron seleccionados por atender
demandas sociales urgentes, tener elevados multiplicadores del empleo y un bajo
derrame hacia la importación.
El costo del programa se estima en 1,7 por ciento del PIB
(6,9 por ciento del gasto público) y su financiamiento no presiona sobre el
presupuesto público, ya que se realiza a partir de dos fideicomisos fondeados
con parte de elevados encajes bancarios (menos del 17,4 por ciento del total,
por lo que tampoco afecta mayormente la rentabilidad bancaria).
El plan incluye una propuesta para eliminar los elementos
inerciales de la inflación que ya fuera desarrollada anteriormente en este
suplemento. La misma se basa en una negociación con cámaras empresariales y
centrales sindicales que permita establecer un congelamiento de precios de tres
meses (con estabilidad cambiaria y de tarifas). Durante el congelamiento, se
negocian paritarias en salarios reales, indexadas a ese período de
congelamiento para los siguientes nueve meses.
La indexación salarial atada a un período de estabilidad de
precios permite reducir los componentes inerciales de la inflación, política
que debe ser acompañada por un realineamiento de las tasas de interés y los
contratos de alquiler. Una vez finalizados los nueve meses, se elimina la
indexación salarial y las paritarias vuelven a negociarse en salarios
nominales, para evitar procesos inflacionarios de retroalimentación
salario-precio.
Resultados
La simulación de los resultados de la política propuesta
indica fuertes reducciones en las tasas de inflación bajo variados escenarios
de evolución de los precios durante el congelamiento, y de posteriores
remarcaciones de precios en base a la evolución salarial.
En el caso del congelamiento exitoso (con una inflación anualizada
durante su vigencia del 5 por ciento), la inflación anual se reduce a cifras
menores al dígito (entre 3,9 y 6,4 por ciento). En los demás escenarios la
inflación cae en forma relevante, siendo el caso de un fracaso total del
congelamiento con una sobre remarcación de los precios por encima de la pauta
salarial, el único que arrojaría una inflación anual superior al caso de una
paritaria nominal sin congelamiento previo, como las que se llevan adelante en
la actualidad.
Cuentas externas
Atendiendo la viabilidad del programa en materia de divisas,
se propone el prefinanciamiento de exportaciones vía línea de redescuento del
Banco Central, con créditos en pesos pero con el capital atado a la evolución
del dólar (para evitar especulaciones cambiarias). Por su parte, para reducir
la fuga de capitales estructural en su tramo minorista, se propone el
lanzamiento de una cuasimoneda indexada a la evolución de los precios (medidos
por una institución independiente con participación de la oposición, cámaras
empresariales y centrales sindicales). Su difusión, junto a ciertas
regulaciones impositivas, busca evitar la dolarización del mercado inmobiliario
y del excedente de la economía informal. Una política de mediano plazo que
podría implicar un ahorro de 3000 millones de dólares mensuales.
Respecto a la pesada herencia de endeudamiento externo
dejada por la gestión de Macri al próximo gobierno, implica vencimientos de
capital e intereses por 114 mil millones de dólares entre 2020 y 2023, sin
considerar la posible renovación de Letes que vencen en 2019. Los años más
complejos son 2022 y 2023, con vencimientos de capital e intereses por 40.000
millones y 35.000 millones de dólares, respectivamente, debido a que caen los
vencimientos del acuerdo con el FMI. Semejante perfil de vencimientos, con los
mercados de crédito voluntarios cerrados y ya agotados los prestamistas de
última instancia (FMI, swap con China), hacen prever la obligatoriedad y
conveniencia de una reestructuración de la deuda para sentar las bases de un
nuevo ciclo de crecimiento.
Desarrollo
El Plan Hornero plantea una nueva estrategia del desarrollo,
alternativa al modelo primario exportador pero también a la de la
industrialización sustitutiva. Ambas visiones comparten la idea de que el
desarrollo será inducido por el derrame que generan los sectores competitivos,
discrepando tan sólo sobre cuál de ellos hay que apoyarse. Sin embargo, el
avance tecnológico junto a los modos de producción de sobreexplotación del
trabajador de Asia, tornan obsoleta dicha concepción.
Los sectores donde más chances hay de ser competitivos
internacionalmente generan relativamente pocos puestos de trabajo y los demás
deben competir con condiciones de explotación laboral que los tornan poco
satisfactorios para mejorar la calidad de vida de la población.
Ante dicha circunstancia, no se renuncia al desarrollo de
los sectores competitivos cuya función es, bajo la nueva concepción, la de
maximizar el ingreso neto de dólares de la economía. Los debates habituales sobre
si los mismos deben ser provistos por el sector primario, industrial o de
servicios, o si deben estar comandados por el capital privado nacional,
extranjero, el Estado o cooperativo continúan, pero ahora reducidos a su
eficacia en términos de maximizar el ingreso de divisas.
Tan relevante como fortalecer al sector competitivo con el
objetivo de maximizar la oferta neta de divisas, es el fortalecimiento de los
sectores no competitivos con el objetivo de generar el máximo empleo con el
menor gasto de divisas, orientado a sectores económicos que contribuyan a
resolver problemáticas sociales consideradas prioritarias. Esa segunda pata de
la nueva estrategia de desarrollo es adonde apunta los fideicomisos que
movilizan sectores como la construcción, educación, deportes, artísticos, de
salud y seguridad en el Plan Hornero. //
TOMADO DE PAGINA 12 DE AR
No hay comentarios:
Publicar un comentario