Un desarrollo cordobés para tratar la fibrosis quística aparece
como posible tratamiento contra el COVID-19
Grasita de iguana
macho, Mezcla'ita con yerba buena
Por Osvaldo Nicolás Pimpignano
Aplicarse “grasita
de iguana macho, Mezcla'ita con yerba buena”, era la recomendación para curar las penas de
Héctor Roberto Chavero, cuando se radico en Cerro Colorado, más conocido como
Don Atahualpa Yupanqui. Pero Córdoba ha
evolucionado e innovado en materia de farmacopea, hoy están en primera línea y aplicando
con resultados alentadores un popular medicamento contra el COVID-19
Científicos cordobeses desarrollaron un tratamiento a base
de ibuprofeno que provocó “mejoras significativas” en los cuadros respiratorios
de personas con coronavirus. "Los pacientes no solo han mejorado su cuadro
clínico sino que algunos lograron una negativización temprana”, aseguró Pablo
de Chiara, ministro de Ciencia y Tecnología de Córdoba.
El procedimiento consistió en una serie de nebulizaciones
con una solución con alta concentración de sal e ibuprofenato de sodio,
(ibuprofeno hecho soluble al agua) que se le aplicó a nueve pacientes
cordobeses, cuatro ambulatorios y cinco internados. Se trata de una formulación
de ibuprofeno creada por el Ceprocor y por Química Luar como terapia para la
fibrosis quística.
Detrás de esta innovación están la motivación personal de
un científico y una pyme innovadora, que decidieron en medio de la pandemia más
grande que conocieran las dos últimas generaciones, decidieron con base
científica, aplicar una droga conocida
desde hace 60 años. Los resultados preliminares son alentadores, cinco
pacientes con Covid-19 recuperados. Dante Beltramo es investigador del Conicet en el Centro de
Excelencia en Productos y Procesos de Córdoba (Ceprocor), explica que el
ibuprofeno es una vieja droga conocida con efecto bactericida.
El ibuprofeno “Tiene muchas propiedades, pero es insoluble
en agua. Nosotros logramos que sea soluble (ibuprofenato de sodio) y creamos
una solución hipertónica para nebulizar
a pacientes con fibrosis quística”, explican.
“Con Roxana Alasino
(Conicet y Ceprocor) ya habíamos hecho experimentos en laboratorio para
demostrar que también inactiva virus, aunque no los publicamos. Por eso
decidimos probarlo contra el Covid-19”, cuenta Beltramo.
El objetivo era que la nebulización redujera
la carga viral que tienen los pacientes en las vías aéreas. “El ibuprofeno se
intercala en la membrana del virus, lo inactiva y evita que se replique, cuenta
el investigador. Para aplicar las nebulizaciones a pacientes infectados, debieron
crear un nebulizador especial.
En la bibliografía medica que la droga
controlaría los mecanismos de entrada del virus a la célula. “Puntualmente
actúa sobre una proteína que les da estructura a las células. Son trabajos de
modelización y también experimentos con ibuprofeno para tratar ébola con buenos
resultados”, agrega.
El tercer efecto es el más conocido del
ibuprofeno: su poder antiinflamatorio, que está potenciado por ingresar al
pulmón en presencia de una alta concentración de sal. “El Sars Cov-2 produce
una inflación en pulmones. A veces se transforma en una hiperinflación, que es
la que produce los casos más graves”, afirma Beltramo.
La nebulización la pensaron para aflojar la
mucosidad presente en los pacientes con fibrosis quística, un efecto también
deseado en casos con Covid-19. “La acumulación de mucosidad y células muertas
del sistema inmunitario es la que obstruye los pulmones y provoca dificultades
para respirar”, explica.
Hasta ahora lo probaron en cinco pacientes con Covid-19 a
través de un “protocolo de uso compasivo”. Primero fueron tres personas jóvenes
con síntomas leves o asintomáticos.
Un protocolo de uso compasivo consiste en la aplicación de
un medicamento, es principalmente un tratamiento. No es un experimento, no es
un ensayo clínico; se prescribe con la intención de tratar a la persona que
necesita una nueva opción terapéutica para controlar mejor su enfermedad.
La gestión de un Programa de Uso Compasivo
(PUC) consiste en hacer disponible un medicamento por motivos compasivos a un
grupo de pacientes con una enfermedad crónica o que conlleva una incapacidad
grave o cuya enfermedad pone en peligro la vida, y no puede ser tratado
satisfactoriamente con un medicamento previamente autorizado con esos fines.
El médico hace la petición a la compañía
farmacéutica que está desarrollando el producto, y a las autoridades nacionales
que tienen que autorizar el uso compasivo del medicamento.
La mayoría de los Estados miembros de la Unión Europea tienen un régimen especial, para dispensar un
medicamento de uso compasivo. Otros países europeos tienen procesos similares.
Estos procesos son más o menos complejos y llevan mucho tiempo.
En vista de este resultado la provincia mediterránea autorizó
el tratamiento en los pacientes con Covid-19 que se internen en el hospital San
Roque, una institución señera de la
provincia desde el 20 de octubre de
1800, cuando fue fundado por Fray José de la Asunción como parte de la Iglesia
San Roque. Su larga tradición en cardiología tiene su mayor hito en el año
1968, cuando conto con la primera Unidad Coronaria de Córdoba. En 1995 el
hospital se traslada al edificio del Hospital Ferroviario cuando los
ferrocarriles quedaron en su mínima expresión.
“El Ministerio de Salud de Córdoba entendió que el
tratamiento tiene posibilidades y aprobó un mecanismo de aplicación compasivo
ampliado que es evaluado por un comité externo. Se encarga de analizar la
eficacia y la seguridad del tratamiento. Recomendó el ministerio que se
realizara una prueba piloto de 40 pacientes. “Covid-19 no tiene tratamiento
específico, entonces surge la necesidad de recomendar medicamentos que no están
aprobados”, indicaron voceros del Ministerio
En algunos pocos países se aplica la teoría del
“inmunización en manada”. Consiste en
tomar escasísimas precauciones y dejar que la población contraiga una
determinada enfermedad. Los más vulnerables morirán y los restantes quedaran
inmunizados y crearan una barrera futura a la enfermedad. La idea de fomentar
el contagio para generar inmunidad, apoyada por algunos por líderes
políticos, es muy peligrosa. Por ejemplo Suecia lo aplicó y
en un determinado periodo de tiempo tenía 2000 infectados, mientras tanto
Argentina solo 100 casos.
Las autoridades suecas se han limitado a aconsejar a los ciudadanos que practiquen
el distanciamiento social y trabajen desde sus casas, si es posible, y
exhortaron a las personas mayores de 70 años a aislarse por precaución. Suecia,
una nación de 10 millones, tenía un total de 3.447 casos confirmados y 105
muertes, en el momento que las infecciones en todo el mundo superaban las
680.000 personas, con más de 31.000 muertes. El 6 de mayo el medio es.europews
titulaba, “El modelo sueco frente al
coronavirus empieza a hacer aguas ante el aumento de fallecidos”
El Covid-19 no es una gripe. Incluso muchos médicos
entienden que tampoco es “sólo” una enfermedad respiratoria, porque también
produce fallas a niveles neurológico, renal y circulatorio. Y si bien las
enfermedades preexistentes, como la diabetes, y la edad avanzada son factores
de riesgo, los jóvenes no se salvan de enfrentar cuadros severos.
Por Osvaldo Nicolás Pimpignano
Periodista de Investigación – FLACSO
Para: ASOCIACION ECOLOGISTA RIO MOCORETA
Las imágenes fueron tomadas de la Web
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