del mensaje
Doraldina Zeledón Úbedahttp://www.elnuevodiario.com.ni/opinion/113644-mapas-de-ruido-ordenamiento-territorial
Desde el Imperio Romano se regulaba la circulación de carruajes, debido al ruido de las ruedas de hierro sobre el pavimento. Por la misma razón, durante la Edad Media, en algunas ciudades europeas se prohibieron por la noche. En Sibares, de la Antigua Grecia, se envió a los forjadores del hierro a trabajar fuera de la ciudad. También estaba prohibido cuidar gallos, pues perturbaban el descanso nocturno. En Nicaragua, ¿cuándo comenzaremos a tomar en cuenta el ruido para el ordenamiento territorial? Y para la prevención en salud.
Hay quienes resienten tanto el problema que consideran que su ciudad es la peor en este aspecto. Otros preguntan por los sitios de mayor contaminación sonora de Managua. Unos dicen que es el Mercado Oriental, que la Rotonda de Bello Horizonte o las terminales de buses. En el Ministerio del Ambiente me dijo una señora que ahí es insoportable por los buses, a la hora de entrada y salida en la zona franca. Uno dijo que lo peor está en su vecindario, debido a una iglesia evangélica. Otro, que el ruido del tránsito no le importa, sino el televisor vecino.
Y así generalizamos. Cada quien lo valora de acuerdo a como lo siente. Pero depende del día y la hora, la actividad que realicemos o el tiempo que permanecemos expuestos. Y la propia situación personal. Puede ser que el ruido del tráfico sea muy intenso, pero si no hay viviendas cerca, probablemente nadie se queje. En cambio, en un barrio tranquilo pueden afectar unos pocos buses. Por ello, para comparar se necesitan mediciones comparables: realizadas por personal capacitado, con equipos, condiciones climáticas y metodologías de medición e interpretación similares. No es igual a las ocho de la mañana que a las tres de la tarde, un lunes o un sábado. Tampoco si el tiempo de medición es muy breve.
También se debe tomar en cuenta la cantidad y tipo de vehículos y los sucesos individuales, como pitazos o aceleradas a fondo.
Realmente es necesario contar con información, para mejorar la calidad ambiental o para mantenerla. Esto es posible con los mapas de ruido, indispensables para el diagnóstico, prevención y control. También llamados mapas acústicos, porque no sólo representan áreas de sonidos intensos. En muchos países, incluyendo de América Latina, son una exigencia para el ordenamiento territorial y la planificación del desarrollo urbano. Las entidades responsables de su elaboración son las municipalidades.
Un mapa de ruido va acompañado de un plan de acción, con objetivos de calidad acústica para cada área. Por ejemplo, mantener el nivel sonoro cuando no sobrepasa los valores límites o alcanzar el nivel límite, en el caso de que se sobrepase lo establecido. También se requiere de la opinión de la población, por lo que se realizan encuestas en los sitios de medición.
Un señor me preguntó sobre valores límites y horarios. ¿Cómo saber si no tenemos ley ni normas técnicas? Contamos con las guías de la Organización Mundial de la Salud (OMS), pero me parecen incompletas. Además, no sirven de mucho si al integrarlas al derecho interno hay errores o la redacción es ambigua, como pasó con el artículo 534 del Código Penal. O si en los informes de medición interpretamos mal las guías. Inclusive, si el sonómetro no se coloca en la posición debida. Es decir que se necesita voluntad política, recursos y capacitación.
Como podemos ver, el asunto del ruido no es sólo atender una denuncia. Sino planificar para prevenir y controlar. Así como no se debe permitir más construcciones en una zona porque amenazan el medioambiente, tampoco se deben permitir más emprendimientos que generen ruidos en un área acústicamente saturada. Ni en silenciosas, como hospitales, escuelas, barrios tranquilos, zonas culturales o naturales protegidas. Esto debe tomarse en cuenta no sólo para la apertura de discotecas, sino para ampliar calles y avenidas, o para introducir (o no introducir) más rutas de transporte colectivo. O para el reordenamiento del tránsito pesado, la industria, el comercio y el ocio. Y para establecer normas, como uso de bocinas, publicidad ambulante y estacionaria sonora, alarmas, tubos de escape, aislamiento acústico.
Recuerdo cuando ampliaron la avenida frente al Hospital Vélez Paiz, el Director reclamó ante la Alcaldía, pero no lo escucharon, por el contrario, para ampliarla le quitaron terreno. El murito y el ruido los replegaron hacia el edificio. Importaba la calle, no los niños ni el personal de salud. Por eso, lo primero es la voluntad política, de nada serviría un mapa preventivo si al ejecutar los proyectos lo que más interesa es el impacto publicitario de la foto de inauguración.
El ruido afecta su salud. Evite sonidos molestos y dañinos. Use protectores auditivos. En casos posibles, pida que bajen el volumen. Denuncie. Y no renuncie. Empujemos el desarrollo humano, porque no puede haber desarrollo sin salud ni salud con ruido. Tenemos lo que permitimos. O lo que procuramos.
Desde el Imperio Romano se regulaba la circulación de carruajes, debido al ruido de las ruedas de hierro sobre el pavimento. Por la misma razón, durante la Edad Media, en algunas ciudades europeas se prohibieron por la noche. En Sibares, de la Antigua Grecia, se envió a los forjadores del hierro a trabajar fuera de la ciudad. También estaba prohibido cuidar gallos, pues perturbaban el descanso nocturno. En Nicaragua, ¿cuándo comenzaremos a tomar en cuenta el ruido para el ordenamiento territorial? Y para la prevención en salud.
Hay quienes resienten tanto el problema que consideran que su ciudad es la peor en este aspecto. Otros preguntan por los sitios de mayor contaminación sonora de Managua. Unos dicen que es el Mercado Oriental, que la Rotonda de Bello Horizonte o las terminales de buses. En el Ministerio del Ambiente me dijo una señora que ahí es insoportable por los buses, a la hora de entrada y salida en la zona franca. Uno dijo que lo peor está en su vecindario, debido a una iglesia evangélica. Otro, que el ruido del tránsito no le importa, sino el televisor vecino.
Y así generalizamos. Cada quien lo valora de acuerdo a como lo siente. Pero depende del día y la hora, la actividad que realicemos o el tiempo que permanecemos expuestos. Y la propia situación personal. Puede ser que el ruido del tráfico sea muy intenso, pero si no hay viviendas cerca, probablemente nadie se queje. En cambio, en un barrio tranquilo pueden afectar unos pocos buses. Por ello, para comparar se necesitan mediciones comparables: realizadas por personal capacitado, con equipos, condiciones climáticas y metodologías de medición e interpretación similares. No es igual a las ocho de la mañana que a las tres de la tarde, un lunes o un sábado. Tampoco si el tiempo de medición es muy breve.
También se debe tomar en cuenta la cantidad y tipo de vehículos y los sucesos individuales, como pitazos o aceleradas a fondo.
Realmente es necesario contar con información, para mejorar la calidad ambiental o para mantenerla. Esto es posible con los mapas de ruido, indispensables para el diagnóstico, prevención y control. También llamados mapas acústicos, porque no sólo representan áreas de sonidos intensos. En muchos países, incluyendo de América Latina, son una exigencia para el ordenamiento territorial y la planificación del desarrollo urbano. Las entidades responsables de su elaboración son las municipalidades.
Un mapa de ruido va acompañado de un plan de acción, con objetivos de calidad acústica para cada área. Por ejemplo, mantener el nivel sonoro cuando no sobrepasa los valores límites o alcanzar el nivel límite, en el caso de que se sobrepase lo establecido. También se requiere de la opinión de la población, por lo que se realizan encuestas en los sitios de medición.
Un señor me preguntó sobre valores límites y horarios. ¿Cómo saber si no tenemos ley ni normas técnicas? Contamos con las guías de la Organización Mundial de la Salud (OMS), pero me parecen incompletas. Además, no sirven de mucho si al integrarlas al derecho interno hay errores o la redacción es ambigua, como pasó con el artículo 534 del Código Penal. O si en los informes de medición interpretamos mal las guías. Inclusive, si el sonómetro no se coloca en la posición debida. Es decir que se necesita voluntad política, recursos y capacitación.
Como podemos ver, el asunto del ruido no es sólo atender una denuncia. Sino planificar para prevenir y controlar. Así como no se debe permitir más construcciones en una zona porque amenazan el medioambiente, tampoco se deben permitir más emprendimientos que generen ruidos en un área acústicamente saturada. Ni en silenciosas, como hospitales, escuelas, barrios tranquilos, zonas culturales o naturales protegidas. Esto debe tomarse en cuenta no sólo para la apertura de discotecas, sino para ampliar calles y avenidas, o para introducir (o no introducir) más rutas de transporte colectivo. O para el reordenamiento del tránsito pesado, la industria, el comercio y el ocio. Y para establecer normas, como uso de bocinas, publicidad ambulante y estacionaria sonora, alarmas, tubos de escape, aislamiento acústico.
Recuerdo cuando ampliaron la avenida frente al Hospital Vélez Paiz, el Director reclamó ante la Alcaldía, pero no lo escucharon, por el contrario, para ampliarla le quitaron terreno. El murito y el ruido los replegaron hacia el edificio. Importaba la calle, no los niños ni el personal de salud. Por eso, lo primero es la voluntad política, de nada serviría un mapa preventivo si al ejecutar los proyectos lo que más interesa es el impacto publicitario de la foto de inauguración.
El ruido afecta su salud. Evite sonidos molestos y dañinos. Use protectores auditivos. En casos posibles, pida que bajen el volumen. Denuncie. Y no renuncie. Empujemos el desarrollo humano, porque no puede haber desarrollo sin salud ni salud con ruido. Tenemos lo que permitimos. O lo que procuramos.
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