Fundación Chile y la compañía francesa Vía Marina, filial del grupo Vinci, analizan la factibilidad de llevar agua desde los ríos de la zona central del país para las mineras del norte a través de una megatubería submarina de al menos mil kilómetros, para poner fin a la escasez de agua, que de concretarse, sería el más largo del mundo.
No podemos comunicar mucho sobre AcquaAtacama”- indica Sébastien Lacoin desde Francia, jefe del proyecto de Vía Marina, filial del grupo francés Vinci, un gigante de 160 mil empleados y una de las mayores empresas constructoras y de concesiones a nivel mundial. Vinci tiene inversiones en Chile en carreteras y en las cárceles privadas desde hace varios años. “Pero una comunicación final se realizará al fin del invierno, para entregar más detalles sobre el proyecto”- añade Lacoin.
Por el momento hay muchas incertidumbres sobre el proyecto, un gran tubo hundido bajo el mar que partiría desde la Región del Maule y llevaría agua hacia el norte chileno, pese a que la idea exista desde 2007.
Aún no se puede conocer el presupuesto preciso de AcquaAtacama, aunque se habla de una inversión de US$ 3850 millones. “Estudios de prefactibilidad están realizados desde hace un año, con el fin de demostrar el interés del proyecto para desarrollar la economía global chilena”- dice Lacoin.
Este tubo submarino sería el más grande del mundo.
UNA SOLUCIÓN A LA ESCASEZ DE AGUA EN EL NORTE
El gobierno chileno ya mostró interés por el proyecto de Vía Marina y Fundación Chile, debido a la escasez hídrica del norte del país. También porque el gobierno francés podría financiar una parte del proyecto, a través del FASEP (Fondo de Estudios y de Ayuda al Sector Privado).
Al gobierno chileno le preocupa un reciente Informe del Banco Mundial que señala que si Chile no toma medidas adecuadas, el déficit de agua en el norte llegará al 80% para 15 años, pese a que Chile es un país rico en recursos hídricos, pero falta de infraestructuras para embalsarlos, por la inversión y el tiempo que requieren la construcción de embalses. Así, esta carretera hídrica” podría ser una alternativa.
El proyecto está planificado en tres fases. La primera etapa de AcquaAtacama llevaría cinco metros cúbicos por segundo hasta Copiapó (US$ 850 millones), la segunda añadiría diez metros cúbicos hasta Antofagasta (US$ 2.500 millones) y la última cinco metros cúbicos más hasta Iquique (US$ 500 millones).
El agua transportada podría ser usada por los mineros, los industriales y los agricultores, pero también en consumo humano -si es tratada- en las ciudades que padecen de escasez de agua, como Copiapó. Claro que su municipio no está muy al corriente del proyecto.
Todavía no se conoce el porcentaje del agua transportada por la megatubería submarina que estos distintos actores podrían recibir.
AGUA PARA LAS MINERAS
El interés de las minas -como BHP Billiton o Collahuasi- por el proyecto es grande. Además de que sus faenas mineras han secado ya muchas napas subterráneas, hoy están pagando precios altos por el agua desalinizada, la que cuesta US$ 1 por metro cúbico
Otro costo es el transporte del agua desde el mar hasta la cordillera, donde están ubicadas la mayoría de las industrias mineras. Se calcula en US$ 1 millón el kilómetro. En cambio, el agua transportada por la megatubería del proyecto valdría solamente la mitad, lo que permitiría un aumento significativo del beneficio de las minas.
Otra variable que favorece el proyecto es que una planta normal de desalación genera entre 1 y 2 metros cúbicos/seg., mientras que AcquaAtacama permitiría transportar unos 20 metros cúbicos/seg. al menos.
Respecto del consumo energético, la tecnología de AcquaAtacama estaría 10 veces por debajo de lo utilizado en una planta desalinizadora, que está entre 3 ó 4 Kwh. /metro cúbico producido. Eso permitiría reducir la huella de carbono de manera significativa.
LOS REPAROS AL PROYECTO
Lacoin reconoce que cualquier proyecto de envergadura tiene impactos, debido a las construcciones y al bombeo de agua que implica. A pesar de la existencia de muchas incertidumbres (elección de los ríos que van a estar bombeados, profundad a la que estarán ubicadas las tuberías, etc.), afirma que su empresa “está estudiando como reducir los impactos como máximo” y “trabajamos con organizaciones medioambientales para compensarlos”.
Sin embargo, Lucio Cuenca, del Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales, afirma que este proyecto es una “falsa solución”. Indica que las industrias mineras ya utilizan una gran parte del agua del norte, en detrimento de los habitantes, y que “son las únicas que van a aprovechar el proyecto”. Además, este plan “consume mucha energía porque el agua no se mueve sola en tal distancia”. Concluye con esta afirmación: “La falta de agua simplemente impone un toque a la extensión de las minas””
Chloé Lauvergnier
Sugerido por Boletín GAL
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