Londres, la ciudad más visitada… y la más contaminada Londres
se convertirá este año en la ciudad más
visitada del mundo, según una
proyección de la compañía Mastercard, que prevé un récord de 18,7 millones de
visitantes para la capital británica, gracias al tirón olímpico y a las grandes
exposiciones (de los Vikingos en el British Museum a Matisse y Malevich en la
Tate Modern) que han confirmado su condición de gran meca cultural. Londres arrebatará el número uno a Bangkok,
con 18,4 millones de turistas, seguida de París (15,6 millones), Singapur,
(12,5 millones) y Dubai (12 millones), que adelanta a Nueva York y se convierte
en uno de los grandes destinos asiáticos.
El flujo de turistas japoneses y chinos está precisamente detrás del
ascenso irresistible de Londres, que sin embargo ha confirmado también estos
días la condición de la ciudad más contaminada de Europa, con niveles de
dióxido de nitrógeno (NO2) superiores incluso a los de Beijing.
En la céntrica Oxford Street y en el barrio de Marylebone, a
caballo entre el Museo de Cera de Madame Tussaud y el museo de Sherlock Holmes,
se han medido niveles de hasta 94 microgramos de NO2 por metro cúbico, más del
doble de los 40 microgramos que fija la Unión Europea (un límite superado
habitualmente por otras siete ciudades británicas).
Se estima que las partículas en suspensión –emitidas sobre
todo por los vehículos diésel y por los obsoletos “black cabs”- causaron
probablemente la muerte de 3.389 personas afectadas con enfermedades
respiratorias en el 2010, según la agencia estatal Public Health England.
Pese a la implantación de medidas como el “peaje de
combustión” para aliviar el tráfico en el centro de la ciudad, la contaminación
ha ido a más en la última década y no se espera que remita de un modo
significativo hasta el 2030. El alcalde Boris Johnson, fanático de la
bicicleta, vaticina que en esa fecha sólo podrán circular por el centro los
coches eléctricos, pero de momento se niega a aplicar medidas drásticas como
las de París, alternando la circulación a coches con matrículas pares e impares
en caso de alerta.
El “smog” fue parte inconfundible el paisaje de Londres
desde el advenimiento de la revolución industrial hasta mediados del siglo XX.
En 1952, la nube contaminante conocida como el Gran Smog provocó 4.000 muertes
y sirvió para impulsar la primera ley del “aire limpio” de las grandes ciudades
europeas.
Curiosamente, Londres es también la ciudad con más espacios
verdes de Europa, con 3.000 parques y zonas abiertas que ocupan un total 173
kilómetros cuadrados: casi el 40% de la superficie urbana de una ciudad en la
que viven ocho millones de habitantes. Tomada de la voz de Rusia
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