El mayor desafío
ambiental El calentamiento de la Tierra inducido por la actividad humana es
inequívoco, ya está ocurriendo, y han sido observados en las diferentes
regiones del orbe más de 120 impactos atribuibles total o parcialmente a ese
proceso
Autor: Orfilio Peláez | El huracán Daños ocasionados en el municipio especial de
Isla de la Juventud por el huracán Gustav, uno de los siete intensos que
afectaron a Cuba en el primer decenio del siglo XXI. Foto: Jorge Luis González
La X Convención Internacional sobre Medio Ambiente y Desarrollo
efectuada recientemente en La Habana, reiteró la urgencia de adoptar acciones
inmediatas para frenar el incremento de la temperatura media del planeta. Durante
una sesión plenaria dedicada al asunto y posteriormente en un taller de
capacitación con miembros del círculo de periodismo científico de la Unión de
Periodistas de Cuba y comunicadores de instituciones del Ministerio de Ciencia,
Tecnología y Medio Ambiente (Citma), integrantes del Panel
Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés),
expusieron los resultados del V Informe de Evaluación de ese órgano, cuya
función básica es recopilar toda la información científica disponible acerca
del tema y ponerla en manos de los tomadores de decisiones en el mundo.
Los disertantes ratificaron que el calentamiento de la
Tierra inducido por la actividad humana es inequívoco, ya está ocurriendo, y
que han sido observados en las diferentes regiones del orbe más de 120 impactos
atribuibles total o parcialmente a ese proceso. Asimismo, advirtieron que si no
hay una significativa reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero
a la atmósfera para el 2050, la temperatura media del globo terráqueo podría
experimentar a finales del actual siglo XXI un aumento promedio de hasta cinco
grados Celsius o quizá más. Ello originaría mayores riesgos de consecuencias
ambientales severas, generalizadas e irreversibles, en particular en las
naciones en vías de desarrollo, y de forma más acentuada en los pequeños
estados insulares, disminuyendo cada vez más las posibilidades de mitigación. Como
resaltaron los integrantes del IPCC, la capacidad de respuesta a tal desafío,
considerado el problema ambiental más crítico de la presente centuria y un
serio obstáculo para alcanzar la sostenibilidad en el progreso de la sociedad,
está condicionada por los ingresos económicos, la disponibilidad de
tecnologías, recursos naturales y humanos de cada país, unido a la voluntad
política de los gobiernos. Resulta oportuno mencionar que el V Informe de Evaluación
tiene más de 5 000 páginas, fue realizado entre septiembre del 2013 y noviembre
del 2014, y en su elaboración participaron más de 800 autores de 85 países,
incluidos varios especialistas cubanos. La información contenida en él se
sometió al escrutinio de más de 2 000 expertos antes de hacerse pública. Según
opinaron Carlos Martín Novella, secretario adjunto del IPCC; Lance Ignon,
consultante en comunicación; Iracema Cavalcanti, autora del Grupo de Trabajo
1; Vicente Barros, copresidente del Grupo de Trabajo 2; Eduardo Calvo,
vicepresidente del IPCC y Ramón Pichs Madruga, copresidente del Grupo de
Trabajo 3, el V Informe es el más completo preparado hasta ahora y será muy
difícil poner en duda la credibilidad de lo allí plasmado. ¿QUÉ HA SUCEDIDO EN
CUBA? Merecedor del Premio Especial del Citma por su relevancia ambiental y de
uno de los Premios Nacionales de la Academia de Ciencias de Cuba 2014 en el
acápite de Ciencias Naturales y Exactas,
el libro Impacto del Cambio Climático y Medidas de Adaptación en Cuba, expone
de manera clara y científicamente argumentada las variaciones y cambios
observados en el clima de nuestro país en los últimos 40 años, y los escenarios
más probables para los años 2050 y 2100. De acuerdo con lo expuesto en la
publicación, en la que intervinieron especialistas de casi 30 instituciones
nacionales bajo la guía del Instituto de Meteorología, desde mediados del
pasado siglo la temperatura media superficial del aire en Cuba subió en 0,9
grados Celsius como promedio, incremento favorecido por la elevación de la
mínima en alrededor de 1,9 grados. Con respecto a las precipitaciones, la
variación más notable detectada está relacionada con la tendencia a la
disminución de las lluvias en la región oriental, zona en la que a partir de la
década de los 90 tienen lugar apreciables déficits en los acumulados. Uno de
los elementos más llamativos es la presencia de eventos de sequía más
frecuentes, intensos y prolongados. Tan dañino fenómeno registró un aumento
considerable en sus apariciones durante el periodo 1961-1990, con respecto al
de 1931-1960. La reiteración de estos episodios (recordar el extraordinario
proceso sucedido entre mayo del 2003 y mayo del 2005, que de forma progresiva
abarcó todo el archipiélago) se asocia a la persistente y reforzada influencia
anticiclónica sobre Cuba en los niveles medios y altos de la atmósfera. Esto,
unido a las altas tasas de evaporación, contribuye al deterioro de los suelos y
a la disminución de las reservas de agua, lo que repercute desfavorablemente en
la producción de alimentos. También hay una apreciable reducción de la cantidad
de frentes fríos fuertes y moderados, hecho que pudiera estar relacionado a una
irregularidad en los procesos de intercambio de las masas de aire entre el
trópico y las latitudes medias. Otra de las variaciones más importantes apreciadas en el
comportamiento del clima cubano en el transcurso de los últimos seis lustros es
la tendencia a una mayor cantidad de episodios de inundaciones costeras
moderadas y fuertes, así como el azote de siete huracanes intensos entre el
2001 y el 2011, cifra jamás registrada en década alguna desde 1791 a la fecha. En
opinión de los investigadores del Centro del Clima del Instituto de
Meteorología, el análisis de los cambios señalados permite enunciar la
hipótesis de que el clima de Cuba va en camino de volverse más cálido y
extremo, con características similares a las proyectadas por el IPCC para un
efecto invernadero intensificado en la atmósfera terrestre. Sin embargo, aún
existen incertidumbres referidas a la ausencia de un adecuado conocimiento de
sus múltiples componentes y relaciones, por eso la conveniencia de profundizar
en los estudios de los aspectos que hoy son menos comprensibles. Igualmente el
libro plantea que el procesamiento estadístico de los registros mareográficos
permitió estimar que de 1969 al 2009 el nivel del mar ascendió a una velocidad
promedio de 1,43 milímetros por año en nuestras costas, con un máximo de 2,14
mm en la capitalina estación de Siboney, y un mínimo de 0,05 en la de Casilda,
provincia de Sancti Spíritus. Vale aclarar que con bastante frecuencia los
términos tiempo y clima no son bien empleados y tienden a confundirse. Así por
ejemplo el primer concepto se refiere al estado de la atmósfera en un momento
dado y abarca los valores de temperatura, humedad, presión atmosférica,
nubosidad, dirección y velocidad del viento reinante en un lugar e instante
preciso. Es decir resulta algo inmediato, cambiante y en cierto modo
irrepetible. En cambio, el clima comprende el conjunto de los estados fluctuantes
del tiempo en un periodo más o menos largo para una región determinada. Incluye
esas propias variables, pero promediadas en plazos no menores a los 30 años. Tiene
una dimensión más permanente, duradera y estable, por tanto es un error decir
que debido al adverso clima imperante fue suspendida una competencia deportiva
o se afectó la cosecha de determinado cultivo TOMADO DE LA GRANMA DE CUBA
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