La remada por el Riachuelo, un clásico en la pelea contra la
contaminación
Séptima edición.Unió el Dique 4 de Puerto Madero con Vuelta
de Rocha. Profesionales y amateurs, con distintos tipo de embarcaciones, buscan
generar conciencia sobre la situación de la cuenca.
Largada. La vista desde el Puente de la Mujer, punto de
partida para la jornada recreativa. Foto:
Gustavo Ortiz
El cielo
despejado dio el marco perfecto para una nueva edición, la décima, de la Remada
x el Riachuelo, a esta altura un clásico en el calendario recreativo de la
Ciudad. Como todos los años, el encuentro estuvo organizado por la Fundación X
La Boca y por la Federación Metropolitana de Remo, con el objetivo de generar
conciencia sobre la situación del a cuenca.
La Banda de Prefectura recibe a los participantes y hay
grupos de boy scouts colaborando con la organización. Pasadas las 9, la mayoría
de las embarcaciones ya están acomodadas junto al muelle del Dique 4 de Puerto
Madero y los más ansiosos empiezan a calentar los músculos. Se trata de una
convocatoria abierta a remeros experimentados y a los más nuevitos, y acepta
todo tipo de “naves”.
Más allá de los tradicionales bote de remo, kayaks, sup,
vaá, falúa y canoas, el que da la sorpresa es Daniel Scarinci, un vecino de San
Fernando que se animó a completar la travesía en un bote ecológico, armado
íntegramente con botellas de plástico recicladas.
Minutos antes de las 10, los remeros ya están acomodados a
la altura del Puente de la Mujer, el punto de largada. La orden llega por
altavoz después de una cuenta regresiva y parten a recorrer los nueve
kilómetros que los separan del destino.
Los remeros encaran por el interior de los diques hasta
Cuatro Bocas. Desde las lanchas los acompañantes arengan y aprovechan para
descubrir “la parte de atrás” de la Ciudad. Los megaedificios de departamentos
y oficinas, las macetas en los balcones, los vecinos que aprovechan la mañana
soleada para salir a caminar, correr, pedalear o rollear.
Al girar en la Dársena Sur aparece el casino flotante y
enormes pesqueros amarrados a un lado y al otro. Hay bandadas de biguás que
sobrevuelan, elegantísimas garzas y para compensar algunos bagres que se asoman
a la superficie.
Hay una parada simbólica a la altura del Transbordador
Nicolás Avellaneda (el clásico puente de La Boca), antes de tomar el Riachuelo
aguas arriba hasta Avellaneda. El agua se vuelve más oscura pero casi no se ve
basura flotando. A la izquierda está la Isla Maciel, y en la caravana se
“cuela” alguno de los botes de sus habitantes.
Al llegar a Avellaneda, una parada técnica que tal vez sea
la que más interés despierta entre los participantes. Porque en el Club Regatas
local espera la tradicional choripaneada, y medallas y remeras y premios y un
show musical.
El regreso es por Vuelta de Rocha y a lo lejos se detectan
los colores emblemáticos de La Boca, Caminito, las barracas Peña, Merlo,
Espada. La cuenca Baja del Riachuelo también cuenta la historia de Buenos
Aires.
TOMADO DE EL CLARIN DE AR
No hay comentarios:
Publicar un comentario