Elena Roger, una
artista comprometida con la causa ambientalista
En diálogo con LA NACION, la actriz y cantante explicó cómo
fue el show que brindó en la cubierta del Esperanza, el barco más grande de
Greenpeace que se encuentra de visita en el país Martín
Artigas
Elena Roger y un recital muy particular sobre el barco
Esperanza.Foto:Martín Katz / Greenpeace Dice que fue el escenario más extraño
en el que le tocó cantar. Sobre la cubierta del Esperanza, el barco más grande
de Greenpeace, Elena Roger desplegó una
serie de canciones de su último disco, Tiempo Mariposa, y de otros
reconocidos autores, para enviar un mensaje muy preciso: la necesidad de
defender a los bosques nativos del desmonte y la tala indiscriminada.
"Fue muy bello estar ahí porque estaba haciendo un
recital sobre un tema con el que me siento muy involucrada", le contó
a LA NACION sobre el show que brindó hace algunos días en Mar
del Plata para voluntarios y activistas de la ONG ambientalista. "En
Greenpeace puede hacer todo lo que hacen gracias al aporte económico de la
gente, por eso fue como hacerles un mimo".
-¿Por qué decidieron convocarte para este recital?
-Calculo que porque hace bastante que soy activista... No
estoy asociada, pero hago mis tareas y apoyo muchas de las iniciativas que
Greenpeace lleva adelante. Tengo amigos ahí, que fueron quienes me llamaron; yo
podía, estaba libre y me encantó formar parte de esta movida.
-¿Cómo elegiste las canciones?
-Mi último disco, Tiempo Mariposa, fue hecho con
esa conciencia ambiental, con canciones centradas en la buena onda y el amor.
Fue un show de una hora donde toqué algunos de esos temas, y hasta incluí uno
en lengua rapa nui, que me gusta mucho. Se llama "Ka Ha'i Mai Koe", y
fue escrita por Enrique Icka, un joven originario de la Isla de Pascua que
quiere promover su lengua, darla a conoce en el mundo para que no se pierda esa
porción tan importante de su cultura.
-¿Qué dice la letra?
-El estribillo dice "Ven y abrazame, yo creo en
ti". Esa frase sintetiza el mensaje que quise dar en el disco, y también
en esta acción que llama a crear conciencia desde nuestro lugar. No hace falta
embarcarse en una titánica cruzada para ayudar y conseguir que algo cambie. Y
esta canción tiene que ver también con el desmonte como forma de extinguir
porque al destruir los bosques nativos estamos perdiendo flora y fauna, y al
mismo tiempo le estamos sacando el hogar a los pueblos originarios. Esos
pueblos viven del bosque, del lugar en el que encuentran su hogar, su alimento
y su medicina.
-También incluiste canciones en inglés.
-Sí, ese fue un pedido de Greenpeace, que quiere darle al
tema una trascendencia global. Por eso elegimos interpretar "Happy Xmas
(War is Over)", de John Lennon y un fragmento de "Heal the
world", de Michael Jackson. Después cerramos con "Himno de mi corazón",
una canción hermosa que permite una comunión en la que todos cantan ese
estribillo tan potente.
-¿La maternidad te hizo preocuparte un poco más por
cuestiones como el medio ambiente, por ejemplo?
-No, para nada. No empecé a hacer activismo porque fui
madre. Es cierto que me da más valor tener a mi hija, y pensar en el mundo que
le vamos a dejar. Pero también está bueno pensar qué hija le estoy dejando a
este mundo, ¿no?
-¿Qué les dejó la experiencia de construir junto a tu
pareja, Mariano Torre, la primera casa autosustentable de Latinoamérica?
-Fue maravilloso. Navetierra se encuentra en Usuahia y fue
un gran desafío construirla, obtener los permisos por parte de la
municipalidad, fueron miles de trámites los que hicimos. Hoy forma parte de un
circuito turístico cultural, pero la idea es que se pueda mantener por sus
propios medios y no depender de la buena voluntad de cada nueva gestión que
venga. Queremos que sea plenamente autosustentable, desde lo económico también,
y que despierte conciencia en la gente acerca de la utilidad que se le puede
dar a elementos que consideramos basura cuando dejan de tener su utilidad
original. Todo el proceso de construcción quedó registrado en un documental,
que se llama, justamente, Navetierra.
-¿Crees que estamos atravesando un momento crítico en
cuestiones ambientales?
-Definitivamente. Estamos a pocos años de ver un cambio
grande... Ya lo estamos viendo en lo cotidiano, en realidad, porque las
cruentas inundaciones que se van dando cada año en distintos lugares están
íntimamente ligadas con los desmontes. Sería genial que el ser humano siga
trabajando y haciendo tecnología porque todos necesitamos de la tecnología,
pero que lo haga con una gran conciencia ambientalista. A fin de cuentas, el
planeta no va a destruirse, somos nosotros los que vamos a quedar sin un lugar
en el que vivir. Tenemos que empoderarnos, ser dueños de nuestra vida, no
esperar el paquete de arroz sino poder tener una huerta que nos abastezca.
-¿Qué pasa con la ley de bosques nativos?
-Me contaban algo los chicos de Greenpeace, y es muy triste
pero real... En todos los otros países, las organizaciones que protegen el
medio ambiente luchan por tener leyes acordes, que luego, cuando son
promulgadas, son respetadas a rajatabla. Acá, una vez que sale la ley, todo el
mundo se olvida. A pesar de tener una ley de bosques nativos, promulgada en
2009, Argentina se ubica entre los 10 países que más bosques nativos destruye.
Claro, el que desmonta siembra soja y puede pagar la multa económica que se le
imponga sin problemas. Hay que empezar a tratar el tema como un crimen y
ponerle un freno a la tala indiscriminada porque ya estamos en emergencia
forestal.
-Hablando de la Elena Roger artista. ¿Qué se viene en
este 2016?
-Estamos preparando LoveMusik, un musical estadounidense que
vamos a protagonizar con Esteban Meloni en el Paseo La Plaza, a partir de
marzo. La obra recorre el romance de la actriz Lotte Lenya con el compositor
Kurt Weill, y es realmente muy bella. Va a estar dirigida por Jonathan
Butterell, con quien ya trabajé en Nine y que hace poco estuvo
a cargo de la puesta de La novicia rebelde. Estoy realmente muy
contenta.
El Esperanza se puede visitar el sábado 16 y domingo 17 de
enero en la Dársena Norte de Puerto Madero, a partir de las 10 horas.
TOMADO DE LA NACION DE AR
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