La fiebre amarilla es una enfermedad vírica - aguda,
hemorrágica, que es transmitida al ser humano a través de mosquitos infectados.
Los mosquitos involucrados en la trasmisión son de los tipos Haemagogus spp y
Sabethes spp (en el ciclo de transmisión selvática), así como el Aedes aegypti
(en el ciclo de trasmisión urbana). El término fiebre amarilla se debe al color
amarillento que toma la piel y las mucosas por un aumento de la bilirrubina en
la sangre (ictericia). La Organización Mundial de la Salud estima que cada año
se producen 130.000 nuevos casos de fiebre amarilla en el mundo y unas 44.000
muertes. La tasa de mortalidad suele ser alta y puede llegar incluso al 50 por
ciento en casos graves no atendidos como corresponde. La enfermedad, que
produce más del 90 por ciento de las infecciones en África, aumentó en las
últimas décadas debido a diversos factores como la disminución de la inmunidad
de la población, la deforestación, la urbanización, los movimientos de
población y el cambio climático. Además, a pesar de que el aislamiento del
virus se produjo en 1927, hasta hoy no hay un tratamiento curativo, sino
solamente sintomático. Una de las medidas preventivas más efectivas es la
vacuna, que fue creada en 1937 y cuya única dosis da protección tras el primer
mes de haber sido aplicada y dura para toda la vida.Según el organismo
internacional, son muy raros los casos de efectos colaterales graves, además de
que existen mayores posibilidades de morir por la enfermedad que por recibir
una vacuna. Señala que no deben vacunarse: los niños menores de 9 meses, las
embarzadas –excepto durante los brotes cuando el riesgo de enfermear es alto-,
los alérgicos graves a la proteína del huevo, quienes sufren trastornos del
timo o inmunodeficiencias graves. La alerta emitida a nivel local por el
Ministerio de Salud tiene como objetivo reforzar las tareas tomado de abc de py
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