La celebración se origina en 1975, en que se realizó en Belgrado el “SEMINARIO INTERNACIONAL DE EDUCACIÓN AMBIENTAL”, donde expertos de más de 70 países analizaron la situación ambiental mundial, del que resultó la “Carta de Belgrado” que establece la meta, objetivos, y directrices básicas de la EA en el futuro.
La frase “EDUCACIÓN AMBIENTAL” fue definida por el Dr.
William Stapp de la Univ. de Míchigan en 1969. OBJETIVOS:
Ayudar a los grupos sociales a que adquieran conciencia del
ambiente en general y de los problemas.
Ayudar a adquirir valores sociales y a participar
activamente en su protección y mejoramiento.
Ayudar a evaluar medidas y programas de EA en función de
factores ecológicos, políticos, sociales y educativos.
Ayudar a las personas a desarrollar su sentido de
responsabilidad y la necesidad de atender los problemas del ambiente, para
asegurar que se adopten medidas adecuadas al respecto.
En Argentina la Ley General del Ambiente Nº 25.675, dispone:
Artículo 14. “La Educación Ambiental constituye el instrumento básico para
generar en los ciudadanos, valores, comportamientos y actitudes que sean
acordes con un ambiente equilibrado, propendan a la preservación de los
recursos naturales y su utilización sostenible, y mejoren la calidad de vida de
la población”
Artículo 15. “La EA constituirá un proceso continuo y
permanente, sometido a constante actualización que, deberá facilitar la percepción
integral del ambiente y el desarrollo de una conciencia ambiental”…
La EA nunca terminó de plasmarse en toda su magnitud, ya que
quizás, algunos intuyan muy riesgoso poner en manos de la comunidad una
herramienta poderosa, impulsora del cambio de conciencias y paradigmas, y
generadora de una contra cultura al modelo globalizado y de desarrollo
imperante.
Mientras pasan los años, el tiempo perdido es invalorable, y
a la sociedad se los entretiene con fraccionamientos de saberes, pero que
ninguno alcanza la dimensión de la EA, en su penetración transversal a todas
las ciencias, y quehaceres. La EA es una manera genuina de hacer cultura,
entendida como mecanismo de inserción al medio.
La crisis ambiental que padecemos, no sólo debe ser abordada
desde lo técnico, ya que como crisis civilizatoria, la misma es política,
económica, cultural y sobre todo ética y filosófica.
La EA en la explicación de la crisis planetaria se erige en
una aventura al saber, al conocimiento y sobre todo a la participación y al
compromiso. Es una educación para la libertad, y un impedimento para que toda
una generación de jóvenes siga siendo sacrificada en el altar del mercado, por
fuerzas y poderes ajenos a sus prioridades e intereses.
Tampoco debemos entender a la EA como incorporación de un
bagaje de datos o informaciones sobre los ecosistemas o el ambiente, que
reproduzca los conocimientos tradicionales, sino que debe constituirse en una
dinámica para la construcción colectiva de una sociedad distinta, a través de
pergeñar nuevos valores y paradigmas.
Los principios de la EA deberían ser una herramienta de
rebelión, un instrumento de la tolerancia y el encuentro entre humanos, que
permitan no sólo mirar, sino fundamentalmente ver.
“El que no sabe es como el que no ve”, en consecuencia si no
sabemos y no vemos, no estamos en condiciones de enfrentarnos con éxito a
políticas, tecnologías y procesos, que en un tiempo pueden afectar la vida y su
calidad.
En ese contexto, la EA deviene en utopía y esperanza para un
cambio que permita la satisfacción de necesidades humanas, sin diferencias ni
restricciones.
Tomado de face de dr Ricardo mascheroni
No hay comentarios:
Publicar un comentario