Israel lleva la delantera y Emiratos Árabes Unidos y Baherin completan el podio
María del Pilar Castillo
En la pandemia de coronavirus todo se ha vuelto una
competencia. Si antes eran los casos y las muertes, ahora son las vacunas ¿Qué
farmacéutica la desarrolla primero? ¿Qué país consigue más dosis? ¿Quién
inocula a más habitantes? ¿Qué inyección es la más efectiva y segura? Por el
momento, en la carrera de países, Israel lleva la delantera al haber inmunizado
el 19,55% de su población hasta el 7 de enero con la fórmula de Pfizer y
BioNTech. La ágil campaña comenzó el 20 de diciembre con la inoculación del
primer ministro Benjamin Netanyahu, y desde entonces se han aplicado casi 1,7
millones de dosis.
Entre las razones del éxito del programa de vacunación
israelí se encuentran un sistema de salud altamente digitalizado, un gobierno
centralizado, el apoyo de las máximas autoridades ultraortodoxas, el tamaño
relativamente pequeño del país y, finalmente, una agresiva puja para el abastecimiento,
apuntó a The New York Times Ran Balicer, que lidera el comité de expertos del
gobierno israelí sobre la respuesta a la pandemia. Completan el podio de
vacunación Emiratos Árabes Unidos, que hasta el 7 de enero había inoculado al
10,32% de su población con la fórmula de la farmacéutica china Sinopharm; y
Baherin, con el 4,95% de sus habitantes inmunizados para esa fecha, también con
esa vacuna. Con porcentajes menores, le siguen Estados Unidos (2,02%), Reino
Unido (1,94%), Dinamarca (1,94%), Islandia (1,43%), Italia (0,94%), Eslovenia
(0,94%) y Lituania (0,82%). La Argentina está 32º en el ranking e inmunizó al
0,24% de su población con la Sputnik V, la vacuna rusa desarrollada por el
Centro Nacional de Investigación de Epidemiología y Microbiología Gamaleya. Sin
embargo, países como Israel y Estados Unidos ya comenzaron a aplicar la segunda
dosis de la vacuna, por lo que, hasta que la información no discrimine qué
dosis se está aplicando, es más útil comenzar a mirar las dosis por millón de
habitantes: los porcentajes podrían significar una tergiversación de los datos
reales. De igual manera, el ranking se mantiene si se miden las dosis por
millón de habitantes, a excepción de Lituania, que es reemplazado por Canadá.
Entretanto, Reino Unido decidió retrasar la segunda inyección para aplicar más
dosis de la primera a más personas. Una decisión que fue criticada por expertos
de todo el mundo, incluida la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA).
El gobierno argentino está analizando tomar la misma decisión. En términos
absolutos de vacunas aplicadas, China ocupa el primer puesto con nueve millones
de dosis administradas hasta el 9 de enero. El país está aplicando sus vacunas
nacionales: la desarrollada por el laboratorio público Sinopharm junto a su
filial China National Biotec Group (CNBG), la de Sinovac, y la de CanSino
aunque de manera limitada. El esquema de vacunación de emergencia de China se
inició oficialmente en julio y se dirigió a grupos específicos de personas que
enfrentan un alto riesgo de infección. Sin embargo, dada su extensa población,
las dosis únicamente han alcanzado para el 0,63% de sus 1393 millones de
habitantes. Al gigante asiático le sigue Estados Unidos con casi 6,7 millones
de dosis aplicadas de las fórmulas de Moderna y Pfizer hasta el 8 de enero. A
pesar de los esfuerzos, el país no pudo cumplir su objetivo de vacunar a 20
millones de personas para fines de 2020. Sin embargo, el presidente electo Joe
Biden ha prometido inocular a 100 millones de personas en sus primeros 100 días
en el cargo, una misión ambiciosa ya que requerirá de una fabricación y
distribución sin contratiempos y la voluntad de los estadounidenses de
inmunizarse.
EL RÁNKING DE LOS PAÍSES
Vacunas líderes En el arena de las farmacéuticas,
Pfizer y BioNTech, Moderna, Oxford y AstraZeneca, Gamaleya, Sinopharm (CNBG),
Sinovac y Bharat Biotech han logrado la autorización de emergencia o la
aprobación de sus vacunas en algún país del mundo. Aunque “el objetivo de las
vacunas, en todos los casos, será generar una respuesta inmune contra las
proteínas virales, (…) existen diferentes estrategias vaccinales, algunas de
ellas innovadoras”, explica a LA NACIÓN la Dra. Mirna Biglione, médica
especialista en Alergia e Inmunología del Instituto de Investigaciones Biomédicas
en Retrovirus y Sida (INBIRS UBA-Conicet) y referente nacional en el retrovirus
HTLV. Estas estrategias se basan en distintas “tecnologías” detrás del
funcionamiento de cada vacuna: ARNm, a vectores virales (adenovirus), virus
inactivado o basadas en proteínas. Las vacunas que funcionan a base de ARNm
(Moderna y Pfizer) “se basan en administrar componentes genéticos en las
células que no se integran al genoma humano y que llevan instrucciones para que
el organismo reconozca parte de un virus y se defienda generando inmunidad
(...) Es la primera vez que se utilizan este tipo de vacunas”, detalla
Biglione. En cambio, la AZD1222 de AstraZeneca/Oxford, la Sputnik V de
Gamaleya, la candidata Ad26.COV2.S de Johnson & Johnson, y la Convidecia de
CanSino funcionan con el adenovirus (Ad) de chimpancé o humano que portan el
gen de la proteína S del SARS-coV-2. “Estas utilizan al adenovirus ciertos
virus como vectores no replicativos –se les han eliminado los genes
responsables de la multiplicación para que sean inofensivos–. Un vector viral
que se utiliza es el adenovirus causante de resfríos comunes. Éste llevará el
gen para la producción de la proteína en nuestras propias células sin causar
daño, pero logra que la maquinaria celular produzca la proteína que queremos
que el sistema inmune reconozca”, dice la experta. Por su parte, “las vacunas
inactivadas (SinoPharm y SinoVac) contienen el virus ‘muerto’ o parte del virus
sin la capacidad de replicar y necesitan de adyuvantes para montar una
respuesta inmune eficaz”, sigue. La primera vacuna contra el coronavirus en ser
aprobada fue la BNT162b2 de Pfizer y BioNTech el 2 de diciembre de 2020 con el
visto bueno de la Agencia Reguladora de Productos Sanitarios y Médicos (MHRA)
de Reino Unido. También es la vacuna que más países han adoptado. Sin embargo,
la primera vacuna registrada fue la Sputnik V en agosto de 2020, después de
probarla en 76 voluntarios y antes de los ensayos de fase III a gran escala. Al
respecto, la Dra. Biglione aclara que no se duda de la tecnología de Sputnik V
proveniente de un centro de larga trayectoria en desarrollo de vacunas, aunque
existen publicaciones científicas sobre la fase III de la Pfizer y Moderna y
sólo de la fase I y II para la Sputnik V, si bien todas se encuentran
transitando la fase III. Y agregó que nunca antes nos habíamos preguntado de
dónde viene o cual es el origen de una vacuna. Las vacunas disponibles también
varían en el nivel de eficacia, así como en el modo de almacenamiento y de
administración. La de Pfizer, con un nivel de eficacia del 95%, se almacena a
-70ºC y se emplea en dos dosis con 21 días de diferencia entre la primera y la
segunda. La de Moderna (94,5% de eficacia), también funciona con dos dosis pero
de 28 días de diferencia y debe refrigerarse a -20ºC. La eficacia de la vacuna
de Oxford varía entre el 62 y 90% dependiendo de la dosis, siendo más efectiva
una media dosis y una dosis completa a las cuatro semanas. Por su lado, la
Sputnik V demostró un nivel de eficacia del 91,4%, se almacena a una temperatura
normal de refrigerador y también se aplica en dos dosis con tres semanas de
diferencia. Las vacunas chinas han demostrado una eficacia menor; la de
Sinopharm del 79,34% y la de SinoVac menor al 78%. Ambas se emplean en dos
dosis, con tres y dos semanas de diferencia, respectivamente. La de CanSino es
la única que se aplica en una sola dosis y se desconoce su nivel de eficacia.
Tampoco se conoce el de la vacuna india, la de Bharat Biotech, que se conserva
a temperatura ambiente y se aplica en dos dosis con 28 días de diferencia. Problemas
A pesar del abanico de vacunas disponibles, “una epopeya de la ciencia” como la
llama Biglione, los planes de vacunación en el mundo se desarrollan mucho más
lento de lo esperado. Por nombrar algunos ejemplos, Brasil, que aún no comenzó
a inocular a sus ciudadanos, suspendió la compra de jeringas; en Grecia e
Italia hay faltantes de agujas; en la Argentina se desperdiciaron 400 dosis en
Olavarría por cortarse la cadena de frío, España no entrenó a suficiente
personal de enfermería para aplicar las inyecciones, en Francia la campaña fue
clasificada directamente como un “escándalo estatal”; en el polémico programa
de vacunación polaco las celebridades recibían un tratamiento preferencial; y
en Alemania, reclaman que la compra de vacunas deje de estar en manos de las
autoridades de la Unión Europea. A los problemas logísticos y de
abastecimiento, se suma la desconfianza. Si bien la mayoría de las personas
(71,5%) “muy probablemente” o “con cierta probabilidad” se pondría una vacuna
contra el coronavirus si su gobierno o empresa lo recomendara, según una
encuesta en 44 países supervisada por el Proyecto de Confianza en las Vacunas
(VCP) https://www.vaccineconfidence.org/covid-19
y publicada en octubre, el porcentaje varía ampliamente de país a país.
Mientras en China casi el 90% de los participantes dijeron que aceptarían una
vacuna, la tasa en Francia disminuyó al 58,89% y en Rusia al 55%, niveles
inferiores al necesario para alcanzar la inmunidad colectiva, al menos entre un
60 y 70%, según los expertos.
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