VIDRIOS POLARIZADOS:
MÁS SEGURIDAD O TODO LO CONTRARIO?
Uno
nunca termina de entender, en este país, las marchas y contramarchas en materia
normativa, sobre todo aquellas que podrían ayudar a preservar la vida y su calidad.
En tal
sentido, recientemente, el Senado de la Provincia de Santa Fe, dio media
sanción a un proyecto de ley, que se permite la aplicación de láminas
polarizadas o de oscurecimiento a los vidrios traseros y laterales de los
autos, para reducir el paso de luz hasta un treinta por ciento (30%), incluidos
aquellos afectados al transporte público.
De la
lectura somera de sus fundamentos, uno a priori podría entender que dicha media
significa una mejora en el tránsito atendiendo a las condiciones de temperatura
y luminosidad de nuestra región.
Pero
más allá de este loable propósito, el proyecto hace aflorar la falta de
voluntad política para hacer efectivo el cumplimiento de la normativa vigente,
abriendo la puerta para una mayor disparidad de criterios en materia de
tránsito, tanto nacional como internacional.
Desde
lo jurídico, el proyecto permite la costumbre contra legem (que deroga la ley)
vedada por la legislación de fondo, cuando en sus fundamentos expresa: “En los
últimos años se ha generalizado de hecho el uso de este dispositivo de
seguridad en gran parte de los automotores, entre los que se hallan los
pertenecientes, no sólo a los particulares, sino los oficiales, de funcionarios
políticos, judiciales y de las demás reparticiones, en su mayoría generalizado
por cuestiones de seguridad, así como las personas públicas para resguardo de
su intimidad.”
Toda
una perlita, que me hace pensar que la verdadera finalidad de la reforma,
radica en este párrafo, que no deja de ser preocupante, ya que expresamente
reconoce que quienes deberían dar el ejemplo de hacer cumplir y aplicar la ley,
no están para nada dispuestos a hacerlo.
La ley
desnuda la impotencia del estado para poner freno a ciertas conductas
antisociales y por tanto para evitar sancionar a transgresores poderosos,
convalida dichas transgresiones, aunque los costos lo pague toda la comunidad.
Por
otra parte instaura una paradoja, porque mientras se pretende restaurar la
intimidad de las personas públicas dentro de los autos o sea que no los vean,
se permiten cada día la instalación de más cámaras de vigilancia en todas
partes, las que violan la intimidad de todos y que nada aportan a la seguridad
común, a la luz de los lamentables hechos por todos conocidos.
Invirtiendo el discurso, se oculta, que el polarizado provoca un 30%
menos de visibilidad para afrontar las contingencias del tránsito, situación
que se incrementa en días nublados, con niebla, lluviosos y desde el atardecer
hasta el amanecer, aumentando los eventos dañosos y luctuosos.
Entiendo que para sancionar esta modificación, se ha partido de premisas
falsas o cuando menos erróneas, ya que la mayoría de los expertos y entendidos
en seguridad vial y personal, se expresan en forma absolutamente opuesta a los
fundamentos de la ley.
Lo
primero que tenemos que decir, es que los analizados, no son dispositivos de
seguridad (para quién?), sino de ocultamiento, los que agravan la inseguridad a
tenor de los estudios existentes al respecto.
En los
fundamentos de la iniciativa se reseñan algunas supuestas ventajas de esta
modificación, que encierran una liviandad rayana en lo preocupante.
Dice la ley: 1.- Evitan el estallido de cristales en caso de
accidente y las incrustaciones de los mismos.
Crítica: Actualmente
casi todos los vidrios de los parabrisas delantero y trasero son laminados y
por tanto evitan el estallido, para los otros se pueden poner láminas
transparentes con el mismo fin.
2.- Evitan los efectos negativos en la salud por los cambios de
temperatura.
Crítica: Con ese criterio habría que prohibir los aires
acondicionados y que la gente salga al aire libre.
3.- Filtran en un 99% la radiación ultravioleta previniendo el cáncer de
piel.
Crítica: No es verdad, la mayoría de las láminas que se
venden, hasta las más oscuras, permiten el paso de radiación UV, de un 90% o
más.
Según
el Centro de Experimentación y Seguridad Vial (CESVI), casi el 50% de los autos
chocados o destruidos llevan estos vidrios. Y "al estudiar los impactos
laterales, comprobamos que el 56% tenía ventanas oscuras. Con esto se demuestra
que dentro de un automóvil con vidrios oscuros cuesta más distinguir a otros
vehículos, peatones, ciclistas o motociclistas que circulan a los
costados", (2) lo que aumenta un 91%, la posibilidad de que el impacto sea
lateral. - Expertos afirman que incrementan un 30% la posibilidad de sufrir un
choque. A la inversa, si efectivamente se aplicara la prohibición, reduciríamos
en un 30 % los choques y sus consecuencias lamentables.
Más
allá de los accidentes, con vidrios oscuros no podemos ver si al volante del
auto está un menor, personas descompuestas, alcoholizadas o armadas.
Demasiadas muertes ya hemos acumulado en la Argentina, como para seguir
sumando hechos lamentables sin solución de continuidad, producto de la
incompetencia, la falta de voluntad política y de una visión integral al
problema. Ricardo Luis Mascheroni Docente
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