Ciegos y chimuelos: la mota es de quien la trabaja
Por Ernesto Alonso López / CriticaPolitica.MX
México tiene guerra civil. No son casos aislados lo que
vemos a diario. El gobierno mexicano lo sabe y los gobiernos extranjeros,
también. Las regiones medievales, como Ciudades Estado, pelean unas con otras.
Hay violencia cruenta y penetrante. Es cruenta porque la
violencia es permanente. Esto es la guerra civil, pero se le llama con
eufemismos, para que no se asuste el respetable. La ley del Talión: ojo por
ojo, diente por diente, hasta que quedemos ciegos de tanto picarnos los ojos y
sin dientes, hasta estar chimuelos. ¿A qué interés extranjero le conviene
debilitar de tal modo a las instituciones y al pueblo de México?
Lo curioso es que México siempre ha vivido la crueldad
soterrada de la violencia, ahora tan publicitada por los medios de comunicación
pro yanquis, nacionales, de la radio, la televisión, antes nacional socialistas
hitlerianos.
El pez grande se come al chico. La ley de la selva. Es el
Estado y sus diversas facetas, en descomposición plena, profunda, desgraciada,
o sea: sin gracia, que produce ganas de volver el estómago, hasta el asco de
una borrachera de tres días y sin cocaína, pasando por lo irracional, ilógico e
inadmisible. Condenable, pero socialmente permitido. Una dictadura perfecta,
ahora que es moda.
¿Pues cómo se puede hacer para remediar todo esto, si
México, sucursal de país feudal con fachada de cartón capitalista, se
representa así mismo como la divina trinidad del oscurantismo político:
Estado omiso, Estado fallido y hasta
Estado Criminal?...
¿Dónde quedó aquello
de que el Estado era supuestamente para garantizar la vida, la libertad y la
propiedad?...
Un Estado que se vuelve amenaza en contra de sus ciudadanos
cumple cabalmente con la definición marxista de Estado: una consecuencia
irreconciliable de las contradicciones de clase social. Y al que no lo
entienda, ahí está las fuerzas del Estado para mantener el orden y el desorden,
según convenga, sean fuerzas públicas o mercenarias.
Y es que no es igual, si me permite un sarcasmo, ser un
vendedor de mota, que quien la produce, porque la mota es de quien la trabaja,
sobre todo a nivel mundial, desde Washington DC, aunque con eso Sabritas ni
Coca Cola dejen de vender millones en México y sean el blanco de los grupos nacionales
que quieren el dinero de toda la producción nacional, para los mexicanos. Se
hartaron de compartir las ganancia con la National Security Agency and the CIA,
quienes por tanto tiempo les cultivaron y ahora son la plantota hambrienta de
la casita del horror, que no dejaría llegar ganancias a las petroleras
transnacionales. Lo demás, es irrelevante. De lo que se trata es que Washington
siga siendo el eje de la seguridad de América del Norte. Para eso pusieron
encargado del changarro, con la ayuda de México Siempre Fiel. TOMADO DE ENVIO
DE NETO PERIODISTA
No hay comentarios:
Publicar un comentario