Negocio de títulos & profesionales incompetentes
Por Blanca Lila Gayoso El negocio de los títulos no es nada
nuevo en el Paraguay. En la época stronista, se regalaban títulos (por ejemplo
de arquitectura), a personas que nunca ni pasaron por enfrente de la facultad.
No sabemos si esa gente llegó por lo menos a hacer una mezcla de arena y
cemento: pero eso sí, se mandaban la parte, con títulos rimbombantes, sin
necesidad de cursar la carrera. Eran los tiempos de la clientela política, en
que se llegaban a los cargos, por amiguismo, parentesco o compadrazgo. Esas
tres cosas eran las únicas instituciones que funcionaban en nuestro país.
Mientras tanto, los jóvenes, que se prepararon con mucho esfuerzo, no
conseguían trabajo. Durante largas décadas se sufrió esta lamentable situación.
No importaban la capacidad ni la idoneidad, solo contar con un “padrino” y el
puesto laboral, estaba asegurado. El pueblo, con su humor característico, le
puso como marcante al ministro de Educación Ortiz Ramírez “Ñandejára taxi”
(burro), por las tonterías que decía, por ejemplo, que la calle era de la policía.
ETIQUETAS La clientela política es un flagelo imposible de
combatir. Sigue tan campante. Y como los puestos laborales se siguen
repartiendo entre amigos, tampoco importa la formación. El Presidente de la
República prometió que los mejores profesionales estarían en la función
pública, por méritos y aptitudes, a través de concursos. Pero la realidad es
otra. En los últimos años, las universidades privadas surgieron como hongos. En
la actualidad, hay como 56 universidades en todo el Paraguay. Tres décadas
atrás, solo habían dos universidades: la Nacional (UNA) y la Católica (UCA).
Hoy día, los jóvenes pagan lo que le piden con tal de conseguir el cartón. Y
las universidades “garaje” se habilitan en cada cuadra, con mesas, sillas y
pizarrón. El caso llegó al colmo, cuando a través de una investigación
periodística se llegó a constatar que vendían títulos de enfermería en 48 hs.
Por otra parte, se desarrollaban clases de enfermería en una seccional colorada
de Fernando de la Mora. Tanta falta de ética y moral debe llamar la atención.
Con razón hay pacientes que ingresan sanos en los hospitales y salen en un
ataúd. El campo de la salud es muy delicado y jugar de este modo es una acción
criminal. La incompetencia mezclada con la corrupción. La compraventa de
títulos es un delito de ambas partes; es tan culpable el que compra como el que
vende. Es un tango que se baila de a dos.
¿Por qué ocurre esto? Porque vivimos en una sociedad sin valores. “Da lo
mismo ser un burro que un gran profesor”, como reza el tango Cambalache.
Vivimos en un país donde no se valoran los talentos ni las capacidades
intelectuales. Vivimos en un país kachiãi, donde no se toman en serio los temas
realmente importantes. Parece que nuestra sociedad vive el mundo de “La babosa”,
de Gabriel Casaccia. Sin embargo, las universidades están llamadas para formar
los grandes líderes, los profesionales capaces y brillantes, que serán agentes
de cambios en la sociedad. Es en el seno de las universidades donde deben
debatirse los grandes temas nacionales. En las universidades se tienen que
realizar las investigaciones y dar a la sociedad calidad y excelencia. La venta
de los títulos es un grave hecho de corrupción. Deben intervenir los organismos
pertinentes para controlar puntillosamente cómo operan estas instituciones. Qué
clase de formación están impartiendo. Quiénes son los dueños y cómo se
habilitaron. Muchas se crearon por leyes del Congreso para favorecer a los
amigos. Basta con estos hechos vergonzosos que nos atrasan años, lanzan
profesionales mediocres y dejan mal parados a muchos jóvenes, que son capaces,
inteligentes, creativos y tienen ganas de progresar y contribuir al desarrollo
del país.
Tomado de abc de Paraguay
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