El sexo prohibido
Que vivimos en un
país oscurantista con ciertos periodos de iluminación no hay dudas. Paraguay se
sigue enfrentando a distintos modelos de visión para la convivencia de su
presente. Ciertas cosas alarman y otras, parecen tan normales, tan habituales
que aterrorizan.
/ Eduardo Quintana,
ABC Color
Días atrás, el Fondo
de Población de las Naciones Unidas alertó sobre el alto número de embarazos
adolescentes en el mundo. En Paraguay, la cifra también es alta, cada año, el
número de niñas y jóvenes de hasta 19 años con embarazos no deseados alcanzan la
cifra de 20.000 en los 17 departamentos y la capital, esto de los registros
oficiales. No se sabe realmente cuál es el número exacto, ya que hay cientos de
casos que no se reportan.
De ese número, las niñas embarazadas de 10 a 14 años llegan
a 600 anualmente. A esto hay que sumarle el riesgo mayor que subsiste mientras
la mujer sea menor.
Estas cifras deben alertarnos del porqué la información
debería preocuparnos. Durante las VII Jornadas de Jóvenes Investigadores de la
Universidad Nacional de Asunción, que se llevó a cabo la semana pasada, una
estudiante de la Facultad de Economía había presentado un proyecto para que las
madres solteras de la localidad de Antequera puedan contar con un trabajo
seguro, mediante la instalación de una guardería y puesto de ventas de
productos artesanales.
La mayor parte de las mujeres son madres solteras y a la
vez, menores de edad. Chicas que dejaron el colegio ni tienen posibilidad de
estudiar después en alguna universidad. El pueblo es pequeño, de apenas 3.700
habitantes y con la pesca como casi única actividad económica. ¿Y la educación
sexual? Como siempre, apartada.
Ante los datos de la ONU, la Federación de Asociaciones por
la Vida y la Familia, Fedavifa, de corte cristiano fundamentalista, no tuvo
otra idea que señalar ante distintos medios de comunicación que el uso de
preservativos no es lo adecuado, sino que las niñas deben tener los hijos.
"Es preferible que una niña quede embarazada a que sea instruida para
utilizar métodos
anticonceptivos", dijo Néstar Stark, presidenta de la
organización ultracatólica.
Quizás los católicos necesiten más fieles, pero, ¿a costa de
violar los derechos individuales? ¿A costa de crear y mantener tanto la pobreza
como la miseria, además de la postergación?
La educación sexual es un gran escudo en contra de las
enfermedades sexuales y los embarazos no deseados, pero los fundamentalistas se
oponen a la ciencia, porque su religión no les permite a comportarse como
humanos, animales de la especie homo sapiens que tienen necesidades
fisiológicas y pueden disfrutar del sexo, de manera abierta, libre y
responsable.
Con la influencia política de gente como la que está en
Fedavifa este país sigue atrasado en mucho sentido, las mujeres siguen siendo
discriminadas y la educación sexual no es laica ni científica, sino religiosa y
pseudocientífica, y por lo tanto, peligrosa. Esta gente salida de la Edad Media
no puede quedar impune socialmente. Su responsabilidad para difundir
desinformación y miedo es altísima.
La ignorancia es un deporte nacional que sigue teniendo
miles de seguidores. Gracias a esto, el subdesarrollo mental sigue permeando la
sociedad paraguaya. Hay que romper el vicio de amar la moral tradicional
autoritaria y antihumana. Paraguay es cada vez más diverso y necesita tomar la
senda del progreso y desarrollo, que sea incluyente y tire para adelante. Los
grupos fundamentalistas prefieren la sumisión, el machismo, la misoginia y el
atraso, pero no todos están con ellos. Y eso al menos, es alentador.
TOMADO DE ABC DE PARAGUAY
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