Las industrias han comprendido que si se paga bien la leche
al productor, el tambero redobla la apuesta. Las que no lo han hecho están en
ese camino, so pena de quedar afuera de la competencia por la materia prima.
Por: Pedro Silva Casi al cierre del primer mes del año, la
lechería uruguaya parece no tener barreras para seguir creciendo. Aún está
fresco el dato del cierre del año pasado, cuando la leche remitida a las
plantas industriales redondeó un récord de 2.200 millones de litros.
De esa forma superó la mejor performance alcanzada, cuando
en el año agrícola 2011/2012 la producción llegó a 2.177 millones de litros
remitidos a las plantas industriales.
Ahora, cuando está terminando enero, solo Conaprole, la
mayor empresa del sector, está recibiendo 5,5 millones de litros diarios de
leche en sus plantas. Sorteado un bajón que hubo en diciembre pasado por la ola
de calor, los tambos retomaron el ritmo ascendente y, luego de cerrar un año
con 7% de incremento de la producción, se encaminan a otro récord.
El dato es contundente si se tiene en cuenta que el primer
mes del año es el de producción más baja por el exceso de calor, menos vacas en
el tambo, colas de parición. Sin embargo, los tamberos sostienen un ordeñe que
está en la media de todo el año pasado.
En tanto algunos referentes del sector lechero ya
pronostican para este año un nuevo crecimiento de la producción –del entorno
del 8%–, cabe acotar que el logro se obtiene con menos productores y vacas, en
menos hectáreas.
Este es el otro punto que nos interesa resaltar: los
productores se han puesto el tambo al hombro y han intensificado la producción,
es decir, están enfocados de manera fuerte a la productividad. Porque nadie
pensará que el buen momento de la lechería ocurre por arte de magia. No, hay
una apuesta.
Cuando preguntamos a un tambero sobre las claves que
llevaron al actual momento respondió que uno de los pilares fue “no salir del
sistema en los momentos más difíciles” y también “haber creído que la inversión
industrial que se hizo durante muchos años fue a parar realmente al bolsillo
del productor”. Además, rescató “el espíritu cooperativista”, en alusión al
fortalecimiento de Conaprole.
“Es que, si no hay inversión y tecnología, no hay productos
ni mercados. Y no se puede pagar bien al productor”, acotó.
Otro factor que incide de manera importante en el buen
momento de la lechería es la alimentación del ganado. O, mejor, que el tambero
“aprendió a dar de comer a la vacas”. Porque en definitiva los granos, además
de proveer elementos importantes para el animal, como la energía, son los que
permiten mantener la dieta equilibrada con el pasto.
Es cierto: el buen clima está de parte del productor en dos
años consecutivos y la relación de precios del grano también. Con un litro de
leche se compran en la actualidad dos kilos de maíz, el grano clave de la dieta
de las vacas lecheras.
Y luego el precio. Las industrias han comprendido que si se
paga bien la leche al productor, el tambero redobla la apuesta. Las que no lo
han hecho están en ese camino, so pena de quedar afuera de la competencia por
la materia prima.
El otro eslabón de esta cadena es el mercado externo. Con la
tonelada de leche en polvo rondando los US$ 5.000 y los quesos a un promedio de
US$ 5.600, los mercados también le sonríen al sector.
Lo importante sería continuar la apuesta, como lo atestigua
la Asociación Nacional de Productores de Leche (ANPL) con la apertura de un
nuevo campo de recría.
Fuente: El Observador Agropecuario – tomado de envio de
pregón agropecuario
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