TODOS CONTRA LA LANGOSTA
La Facultad de Agronomía de la UBA y el Senasa investigan
cómo controlar este insecto, declarado plaga nacional. Un grupo de 30
investigadores busca alternativas biológicas para los insecticidas químicos,
por su alto impacto ambiental.
Una investigación conjunta entre la Facultad de Agronomía de
la UBA (FAUBA) y el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria
(Senasa) apuesta a controlar de manera sustentable y eficiente una de las
principales plagas que afectan a la agricultura argentina, la langosta,
mediante el desarrollo de bioplaguicidas o controladores biológicos generados a
partir microorganismos como los hongos. El proyecto, denominado “Investigación
aplicada, transferencia e implementación de pautas para el control biológico de
langostas con microorganismos nativos”, fue seleccionado entre otras 120
iniciativas presentadas al Senasa y, tras ganar el primer premio a la
Investigación y Transferencia en Protección Vegetal, instituido por organismo
de control sanitario, se está ejecutando durante 2014 con la participación de
30 investigadores distribuidos entre Buenos Aires, La Rioja, Catamarca y
Santiago del Estero.
La langosta representa un grave problema para la agricultura
a nivel mundial. En la Argentina fue declarada plaga en 1964 y hoy persiste
como una amenaza en varias regiones del país, con un gran poder destructivo que
aumenta cuando los insectos son adultos y forman mangas. En 2010, este fenómeno
se expandió de manera tal que llegó a declararse una emergencia fitosanitaria
en todo el territorio nacional. Actualmente, pese a la relevancia y los
perjuicios socioeconómicos que causa esta plaga, el control de la langosta se
centra en el monitoreo y en la aplicación de productos de síntesis química como
el Fenitotrión, un insecticida de alto impacto ambiental que fue autorizado por
el Senasa debido a la emergencia fitosanitaria declarada hace cuatro años. Por
esta razón también crece la demanda de bioplaguicidas, basados en organismos
benéficos. "Ante la falta de insecticidas de menor impacto para el medio
ambiente, es imprescindible contar con alternativas sustentables, sobre la base
del manejo integrado de plagas. Planteamos la posibilidad de rotar productos
con controladores biológicos y hacer un manejo racional", sostuvo Eduardo
Wright, investigador de la cátedra de Fitopatología de la FAUBA y director del
proyecto junto a María Cecilia Catenaccio, coordinadora general de la Dirección
de Sanidad Vegetal del Senasa. "El objetivo es obtener cepas nativas de
Metarhizium y otros microorganismos benéficos recolectados en los
agroecosistemas en los cuales viven y se reproducen los insectos, y realizar la
identificación, reproducción e inoculación a campo, buscando reducir las
poblaciones de langostas", dijo Héctor Medina, técnico del Senasa y
coordinador del proyecto, quien además colabora en la Cátedra de Fitopatología
de la FAUBA. Y agregó que se busca circunscribir la plaga a su área de
reproducción permanente (zonas gregarigenas) y prevenir explosiones
demográficas. Las especies de hongos Metarhizium se destacan en otras regiones
del mundo por sus buenos resultados para el control sustentable de la langosta.
En África y Australia permitieron obtener una eficiencia de entre 80 y 95%. Y
también mostraron logros satisfactorios en Brasil y México. El proyecto para
controlar la plaga de langostas recibió 100.000 pesos para su implementación.
Desde la facultad participan investigadores de seis cátedras (Fitopatología,
Zoología Agrícola, Protección Vegetal, Maquinaria Agrícola, Extensión y
Sociología Rurales y Métodos Cuantitativos Aplicados). Por parte del Senasa,
involucra a los técnicos del Programa Nacional de Acridios. La formación de
este equipo interdisciplinario permite la vinculación entre el Senasa y la
FAUBA, con el fin de realizar una investigación aplicada, capacitación y
transferencia de tecnologías", afirmó Wright, e informó que las
actividades se ejecutan de manera simultánea en los Centros Regionales de
Senasa ubicados en La Rioja (CR Cuyo), Catamarca y Santiago del Estero (CR NOA
Sur), y en la FAUBA, en Buenos Aires. La primera etapa del proyecto comenzó en
mayo, con capacitaciones, y continua con la toma de muestras en los hábitats
naturales de los insectos. Se recolectan ejemplares de langostas con signos de
estar colonizados por microorganismos patógenos, con movilidad reducida y
muertos. También se realizan muestras de suelo y material vegetal que luego se
analizan en la Facultad de Agronomía. Finalmente se hacen pruebas en el
laboratorio con los insectos y los microorganismos aislados en el campo, para
evaluar la eficacia de los tratamientos.
Mención especial
En la primera edición de los premios a la Investigación,
Transferencia y Comunicación en Sanidad, Calidad e Inocuidad Agroalimentaria
del Senasa, la FAUBA también recibió una mención especial por otro trabajo de
investigación, generado en la Cátedra de Fitopatología. Se trata del proyecto “Determinación
de la efectividad de control de Tucura quebrachera (Tropidacris collaris) por
microorganismos biológicos para su uso potencial en condiciones de campo”.
Fuente: FAUBA tomado de envío de pregón agropecuario de ar
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