La Constitución Política señala que el uso de transgénicos
en la producción de alimentos debe ser regulada por ley, hasta el momento no
hay ninguna norma sobre el particular, sostienen los agricultores cruceños Urgen
norma que regule el uso de los transgénicos Por A. D. Hans Soria O. -
Cosecha de soya en el Norte Integrado de Santa Cruz. La soya
es un cereal para el que los productores agropecuarios reclaman el uso de transgénicos
- José Rocha El sector agropecuario cruceño demandó del Gobierno normas
específicas para el uso de semillas genéticamente modificadas (transgénicos) en
los cultivos de maíz, soya y algodón para mejorar su producción, garantizar la
seguridad alimentaria nacional y alcanzar excedentes de exportación. Edilberto
Osinaga, gerente general de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), informó
que los agricultores de Santa Cruz, principal productor de alimentos, insisten
en utilizar semillas genéticamente modificadas para incrementar la producción
de los tres cultivos frente a los desastres provocados por los fenómenos
naturales y la demanda de alimentos en constante crecimiento. Osinaga refirió
que la Constitución Política del Estado (CPE) señala en el artículo 409 que la
producción, importación y comercialización de transgénicos será regulada por
ley, “pero hasta el momento no hay ninguna norma sobre el particular y según
los agropecuarios cruceños es una de las tareas pendientes que hay con el
Gobierno”. El viceministro de Desarrollo Rural, Víctor Hugo Vásquez, se excusó
de considerar el tema, señalando que por mandato de la Constitución Política
del Estado queda en manos de la Asamblea Legislativa Plurinacional normar el
uso de transgénicos en la producción agrícola y en ningún caso es
responsabilidad del Poder Ejecutivo. “Una vez que la Asamblea Legislativa norme
el uso de transgénicos, nosotros actuaremos como Poder Ejecutivo”, sostuvo. El
experto en agropecuaria Martín Condori informó que solamente resta aplicar los
artículos 409 y 455 de la Constitución Política que facultan a la Asamblea
Legislativa Plurinacional, e incluso a los ministerios del área, a regular
mediante leyes y decretos supremos el uso de transgénicos en la agricultura,
concretamente en la producción de alimentos. Recordó que el Convenio de la ONU
sobre diversidad tecnológica de 1993 establece que las naciones desarrolladas
deben garantizar el acceso a la agrotecnología alimentaria, en las mejores
condiciones, a los países en vías de desarrollo para producir más, mejor, más
barato y más sano. El presidente de la Asociación de Productores de Oleaginosas
y Trigo (Anapo), Demetrio Pérez, informó que la norma solicitada pasa por el
Comité Nacional de Bioseguridad, que hasta el momento no se reunió para considerar
el pedido del sector agropecuario cruceño. Para avanzar en el camino sugirió a
la universidad pública, al Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y
Forestal (Iniaf) y al Comité Nacional de Bioseguridad realizar trabajos de
investigación para determinar las variedades que mejor se adapten a suelos
bolivianos. El gerente general de la CAO justificó la necesidad de una norma
que regule el uso de transgénicos destinado básicamente a mejorar la producción
de alimentos en Bolivia, después de que en 2012 ésta disminuyó en un 5 por
ciento y el pasado año en 2 por ciento provocando la importación de alimentos. Osinaga
refirió que actualmente el uso de semillas transgénicas está permitido en la
producción de soya, que abarca 90 por ciento del cultivo, situación que
posibilitó la exportación del cereal a países vecinos. Entre las ventajas de
utilizar semillas transgénicas, Pérez mencionó que el país será más competitivo
en el mercado internacional, porque se reducirá la contaminación del
medioambiente debido a que se realizarán una o dos y no varias fumigaciones de
agroquímicos contra gusanos, polillas, bichos e insectos; se optimizarán áreas
de producción; se obtendrán cultivos sanos y resistentes a varias plagas; se
disminuirán los costos de producción; se duplicará y hasta triplicará la
producción; se ampliará la frontera agrícola y se alcanzarán excedentes para la
exportación. Acotó que una planta sana, producirá mucho más, porque no tendrá
problemas con malezas, insectos ni enfermedades. En su criterio, “si se aprueba
la nueva tecnología y se actualiza el uso de suelos, se incrementarán los
rendimientos de trigo de dos hasta siete toneladas por hectárea”.
TRANSGÉNICOS Un alimento transgénico es el que resulta de la
combinación de genes diferentes -ya sea en especies animales o vegetales- que
permiten una mejoría cuantitativa y cualitativa en su producción. El ingeniero
agrónomo José Luizaga afirma que la biotecnología o manipulación lo que en
realidad hace es dar vida a otro ser vivo. “En la agricultura se altera la
semilla o la planta. Por ejemplo, se le ponen genes de pescado a semillas de
arroz, entonces éstas se hacen más fuertes, resisten inundaciones y no se mueren
por el agua”. Existe ausencia de
información La oposición y rechazo al uso de transgénicos en la producción
de cultivos alimenticios, tanto en Bolivia como en el mundo entero, se debe a
que no se cuenta con información suficiente respecto a las ventajas que ofrecen
las semillas genéticamente mejoradas, comentó el experto en agropecuaria Martín
Condori. Refirió que mucha gente en Bolivia, particularmente pequeños
productores del área rural de Santa Cruz que viven de la agricultura, fue
informada tendenciosamente en sentido de que los alimentos producidos con
semillas modificadas genéticamente provocan cáncer, destruyen los riñones y
provocan calvicie y hasta deformaciones en los nacimientos. Refirió que este
tipo de información crea temor entre los agricultores que prefieren utilizar
semilla criolla o tradicional, sabiendo que sus rendimientos serán menores y
sus costos de operación mayores. En su criterio, los agricultores tienen que
saber de instancias técnicas autorizadas que están demostrando a nivel
internacional que "al menos no hay experiencias contrarias en ese
sentido", que usando transgénicos se abaratan los costos de producción y
se contamina menos el medioambiente, porque el uso de pesticidas y otros
químicos es restringido. "El problema es que hay una mala información de
esta tecnología a la población y productores", sostuvo.
AGROPECUARIOS DE SANTA CRUZ
Piden importación de transgénicos por cinco años
Para evitar una mayor disminución de los volúmenes de
producción de alimentos, debido al cambio climático y garantizar la seguridad
alimentaria por los próximos cinco años, la Cámara Agropecuaria del Oriente
(CAO) demandó del Gobierno la internación (importación) temporal de
transgénicos, por cinco años, para cultivos de soya, maíz y algodón. Durante
ese tiempo, las instancias técnicas públicas y privadas deberían realizar
trabajos de investigación en torno a las ventajas y desventajas de utilizar
semillas mejoradas genéticamente no sólo en los cultivos de soya, maíz y
algodón; sino también en otros como de arroz, caña de azúcar, sorgo y trigo que
son muy demandados en Bolivia, sostuvo el gerente general de la CAO, Edilberto
Osinaga. Acotó que la importación temporal de transgénicos permitiría incluso
realizar algunas pruebas o aplicaciones supervisadas en determinados suelos del
oriente boliviano para verificar rendimientos y calidad de los cultivos hasta
que se conozcan los resultados finales de las investigaciones. Osinaga dijo que
actualmente muchos pequeños productores cruceños abandonaron los cultivos de
maíz duro amarillo y en particular de algodón, pues los costos de producción se
elevaron "por las nubes" y no
arrojan rentabilidad debido al uso de varios plaguicidas. “Las áreas cultivadas
de maíz, por ejemplo están estancadas, en algo más de 2 mil hectáreas, porque
ya se ha hecho muy caro el combatir plagas y maleza y para el colmo los
rendimientos son menores. La gente, por tanto, ya no quiere dedicarse a la
producción de maíz porque es muy cara”, dijo. El presidente de la de la
Asociación de Productores de Maíz y Sorgo (Promasor), Vicente Gutiérrez,
entrevistado por la página digital de temas agrícolas notoboliviarural.com,
manifestó que en el tema de los transgénicos, específicamente en el maíz,
Bolivia debería empezar a trabajar en áreas productivas y a realizar pruebas en
campo con semillas genéticas. “Creo que debemos comenzar por áreas, sembrando
semillas genéticamente modificadas para ver los beneficios de los transgénicos.
Pero este tema debe tratarse a nivel institucional y políticas nacionales para
ver las ventajas”, sostuvo Gutiérrez. Argumentó que en Paraguay pasaron a
sembrar maíz transgénico con cinco modificaciones y que hasta el momento la
Organización Mundial de la Salud (OMS) no halló motivos para prohibir este tipo
de producción a países como Estados Unidos, Brasil y Argentina.
ENTREVISTA Gary Rodríguez, experto en Comercio Exterior
"Producir más y mejores alimentos"
Si de algo podemos alegrarnos los bolivianos es de que hemos
podido forjar nuestra “soberanía alimentaria” para casi todos los alimentos
básicos, sustituyendo con producción nacional las importaciones que hacían a
Bolivia dependiente del abastecimiento externo. El capítulo pendiente es el
trigo y la harina. Las históricas donaciones, primero, y después la creciente
importación comercial, bajo subsidio del Estado para evitar que suba el precio
del pan, fueron un desincentivo para el productor en el país, al extremo de que
hoy por hoy el pan nuestro de cada día es casi mitad “gaucho” y mitad “gringo”,
pudiendo ser cien por ciento boliviano. Esta negativa experiencia y otras más
afectaron económica y socialmente al productor agrícola nacional. Lograr la
soberanía alimentaria en azúcar, aceites, maíz, arroz, leche, huevos, carnes,
etc. fue posible gracias a los avances tecnológicos que el país -especialmente
el oriente boliviano responsable del 70 por ciento de los alimentos que consume
Bolivia- supo aplicar en cuanto al uso de maquinaria, fertilizantes, riego, GPS
satelital, rotación de cultivos, siembra directa, semilla certificada así como
semillas genéticamente mejoradas que en el caso de la soya significaron
ingresos por exportación de casi 1.200 millones de dólares para el país en el
2013 - una vez sobreabastecido el mercado interno- con lo que ganamos no sólo
nosotros, sino también mucha gente en el exterior con los derivados: aceites,
torta, harina y lecitina que les vendimos. Utilizar la biotecnología para
producir semillas genéticamente mejoradas y gracias a ello más y mejores
alimentos, empleos e ingresos, es la idea. Siendo que científicamente no se ha
demostrado que los productos transgénicos dañen la salud, el mundo los ha
aceptado. De autorizarse en el país el uso de nuevas variedades de semillas de
soya genéticamente mejoradas así como también para el cultivo del maíz y
algodón, Bolivia y el mundo se beneficiarían. Tomado de los tiempos de Bolivia
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