Gas, electricidad y
el uso racional de la energía en el hogar
La reducción de los subsidios es una oportunidad para pensar en utilizar
de forma racional la energía en el hogar, más allá del aumento de las tarifas
Por Rodrigo Herrera Vegas
| Se acercan los meses más fríos del año y, con ellos, un pico
estacional en el
consumo de gas y electricidad. La quita de los subsidios y la
desregulación de las tarifas plantea una nueva realidad que impactará en
nuestros bolsillos y posiblemente ayude a remediar el uso indiscriminado de los
recursos por gran parte de la población. Hoy, los hogares consumen más del 40%
de la energía que se produce en el país, la cual se utiliza principalmente para
climatización, calentar agua corriente sanitaria (ACS), cocción de alimentos,
iluminación y uso de electrodomésticos. La elección del tipo de energía que
utilizaremos en cada caso, es una decisión que requiere evaluar no solo la
conveniencia económica, sino también el impacto social y ambiental. Charlé con
Charly Karamanian de La Casa G(La Casa Sustentable en Argentina), sobre las
distintas tecnologías disponibles en el país. Actualmente en la Argentina, casi
el 90% de la energía eléctrica es producida mediante la utilización de
combustibles fósiles, fuentes altamente contaminantes, generadoras de dióxido
de carbono (CO2) y otros gases de efecto invernadero. Dicho esto, queda claro
que la energía más sustentable es la que no se utiliza, por lo tanto, debemos
hacer un uso racional de la misma. Las perspectivas futuras son más
alentadoras. Según una estimación de la Fundación Vida Silvestre, para el año
2030 más del 70% de la energía será producida mediante fuentes limpias o
renovables. Si tenemos en cuenta que el ciclo de vida de una vivienda es de 50
a 100 años, a simple vista, la decisión más sustentable y "a prueba de
futuro", sería optar por los nuevos sistemas eléctricos de mayor
eficiencia en lugar de los que consumen gas. Veamos cuales son las alternativas
para cada caso.
CLIMATIZACIÓN
Corresponde al mayor gasto energético del hogar, con un 40%
del consumo total. Analizamos tres opciones: gas natural o gas licuado,
sistemas eléctricos, leña o biomasa.
1. Gas natural o gas licuado. Las tecnologías más utilizadas
son: garrafa con pantalla directa, estufas comunes o de tiro balanceado,
caldera a gas y los equipos de aire central. Las garrafas y las estufas comunes
no son recomendables ya que consumen oxígeno del ambiente y generan monóxido de
carbono, por lo que obligan a ventilar de manera frecuente con la consecuente
pérdida de calor. Por otro lado, en los centros urbanos con acceso a redes de
gas natural, las estufas de tiro balanceado aún resultan una solución práctica,
segura y relativamente eficiente, ya que permiten calefaccionar solo los
ambientes que se utilizan, realizando el intercambio de gases con el exterior.
Para mayor confort y eficiencia, se recomienda colocar los modelos con
termostato incorporado.
Los sistemas de climatización central, utilizan calderas que
calientan aire o agua y una serie conductos de aire, radiadores o suelo
radiante. Los sistemas que utilizan aire climatizan los ambientes más
rápidamente, pero suelen reducir demasiado la humedad. Los que utilizan
radiadores demoran más que los anteriores pero brindan un calor más agradable.
Finalmente el sistema de suelo radiante es el más saludable, ya que promueve el
calor desde los pies hacia la cabeza. La temperatura a la que hay que calentar
el agua es inferior (entre 35 y 45°C) a la de los sistemas que utilizan
radiadores (entre 45 y 65°C), por lo que resultan más eficiente, pero solo
recomendados para hogares de uso permanente ya que tienen gran inercia térmica.
Esto quiere decir que desde que encendemos el sistema hasta que logramos la
temperatura deseada (puesta en régimen) suele tomar entre 12 y 24 hs. Una vez
apagado, el calor contenido en la carpeta se sigue liberando lentamente. Existe
una nueva línea de calderas de alto rendimiento que aprovechan el calor de la
condensación de los humos de la combustión, logrando ahorros de hasta un 30% en
el consumo de energía y una reducción de hasta un 70% en las emisiones de óxido
de nitrógeno (NOx) y dióxido de carbono (CO2).
2. Sistemas eléctricos. Dentro de las tecnologías más
utilizadas, tenemos las de baja eficiencia, como las estufas de cuarzo, los
caloventores y calefactores cerámicos. Estos son uno de los principales
responsables de los picos de consumo y cortes de luz que suceden en plena
temporada invernal. Por otra parte, su consumo es tan elevado que muchas veces
literalmente "derriten" las instalaciones eléctricas más precarias,
ocasionando incendios, pérdidas humanas y materiales.
Las de eficiencia intermedia, como el piso eléctrico y el
aire acondicionado con bomba de calor, son una alternativa razonable para
hogares que cuentan con buena aislación térmica. Entre los más eficientes
tenemos los equipos de aire acondicionado con bomba de calor y tecnología
inverter y aquellos equipos que utilizan los principios de aerotermia o
geotermia. Su eficiencia suele ser superior al 400% vs. 80-110% de las calderas
que utilizan gas, por lo que a mediano y largo plazo resultan más convenientes.
Estas tecnologías aprovechan el potencial térmico del aire o la temperatura de
la tierra, que a dos metros de profundidad suele ser de 18º durante todo el
año.
La energía eléctrica solo se utiliza para alimentar la bomba
de calor que extrae la temperatura del medio y no directamente como fuente para
generar frío o calor. La tecnología inverter regula automáticamente la
velocidad del motor de la bomba, evitando los picos de consumo generados en el
arranque. Por otro lado, el bajo consumo de estos equipos permite
complementarlo con fuentes de energía renovables como paneles fotovoltaicos o
generadores eólicos. En aquellos hogares de gran superficie y uso permanente,
sin acceso a redes de gas natural, las tecnologías eléctricas de alta
eficiencia resultan más convenientes que las que utilizan gas y además cumplen
la doble función de acondicionar el aire en verano.
3. Leña o biomasa. La manera ancestral de calentar los
hogares ha evolucionado y hoy contamos con salamandras de ciclo cerrado y panel
vitro-cerámico que permiten una combustión completa y eficiente, una gran vista
del fuego y ambientes libres de humo. También existen modelos que incorporan
sistemas de alimentación automática de pellets. Los pellets son residuos
prensados de cultivos energéticos (remolacha, caña de azúcar, maíz, jatropha,
camelina, etc.) y los residuos de actividades agrícolas, forestales, ganaderas,
urbanas, etc. Las salamandras resultan muy convenientes en los caso de
viviendas de uso intermitente como casas de vacaciones o fines de semana. Su
costo y eficiencia en muchos supera a los del gas licuado siempre y cuando nos
aseguremos una provisión suficiente de leña proveniente de bosques de cultivo o
pellets.
CALENTAR AGUA CORRIENTE SANITARIA
Corresponde al segundo gran consumo energético del hogar,
con un 25% del consumo total. Analizamos tres variantes: gas natural o gas
licuado, sistemas eléctricos, y solar térmico.
1. Gas natural o gas licuado. El dispositivo más utilizado
es el calefón. Su llama calienta una serpentina metálica por la que circula el
agua en el mismo momento que se utiliza. La ventaja es que se cuenta con una
provisión de agua caliente ininterrumpida pero el consumo de gas es
considerable.
El termotanque tiene el mismo principio que el calefón pero
almacena el agua caliente en un reservorio térmicamente aislado. Al calentar el
agua más lentamente consume menos gas y resulta más eficiente. La cantidad de
agua caliente disponible depende de la capacidad del tanque o reservorio. En
muchos casos se puede calentar agua y climatizar con el mismo equipo utilizando
una caldera del tipo dual. Ya sea que optemos por un calefón o un termotanque,
es muy importante elegir uno que cuente con encendido electrónico automático,
evitando aquellos que utilizan piloto. En la Argentina hay cerca de 6 millones
de calefones, por lo que existe un consumo total pasivo de tres millones de m3
al día. Esto equivale al gas que se consume en 800.000 hogares en un año. 2.
Sistemas eléctricos. En aquellos lugares que no se cuenta con red de gas
natural se puede utilizar una variedad de termotanques que utilizan una
resistencia eléctrica. Su gran consumo los hace recomendables solo para uso
eventual. Para un menor consumo y mayor eficiencia, podemos calentar el ACS
utilizando los mismos sistemas de aerotermia y geotermia mencionados
anteriormente. 3. Solar Térmico. Es un sistema muy eficiente que permite
calentar más del 80% del ACS aprovechando las radiaciones solares. Su costo es
cada vez más accesible, por lo que el tiempo de recupero de la inversión
resulta menor a los seis años. Hoy existen variedad de opciones y precios, con
propuestas que combinan colector solar y tanque pasivo en la misma unidad a
sistemas más complejos y escalables con colectores solares por un lado y
acumuladores por el otro. Estos últimos pueden ser de doble serpentina, con lo
cual permiten complementar la tecnología solar térmica con calderas
aerotérmicas o geotérmicas, logrando grandes ahorros de energía.
COCINAR
Es el cuarto mayor consumo del hogar y representa un 10% del
total. Analizamos tres variantes: gas natural o gas licuado, sistemas
eléctricos y cocina a leña. 1. Gas natural o gas licuado. Los anafes y el horno
a gas son los más utilizados por su costo moderado. Los equipos suelen venir
con distintos juegos de picos que los hacen aptos para redes de gas natural o
gas licuado. 2. Sistemas eléctricos. Los más antiguos y de mayor consumo
utilizan una resistencia eléctrica que se pone "al rojo vivo". Tiempo
después surgieron los anafes vitro-cerámicos que tiene un consumo moderado y
tiempos de cocción más rápidos. Desde hace pocos años, en el país de
comercializan los anafes con tecnología inducción. En lugar de generar calor
sobre la superficie del anafe, funcionan mediante campos electromagnéticos que
excitan las moléculas del hierro de ollas y sartenes, logramos entre un 20 y un
30% de mayor eficiencia que las vitroceramicas. Los hornos eléctricos por
convección utilizan ventiladores que generan una corriente de aire que envuelve
los alimentos, permitiendo una cocción más pareja y en menor tiempo. Otra de
las grandes ventajas de las tecnologías eléctricas es que no liberan gases
sobre alimentos y cocina, evitando olores molestos, riego de muerte por
intoxicación y explosiones. 3. Cocina económica a leña. Existen modelos de
salamandras que cumplen la doble función de calentar el hogar y cocinar los
alimentos. Sin duda esta es una gran alternativa para los días más fríos de
invierno; pero nuevamente, siempre que tengamos una provisión de leña
proveniente de bosques de cultivos próximos a nuestro hogar.
El tipo de sistema a utilizar dependerá del tamaño y tipo de
uso de la casa, y la disponibilidad de gas natural. Si tenemos en cuenta los
perjuicios ambientales producidos por el uso de combustibles fósiles y las
expectativas futuras de la matriz energética, siempre que nuestro presupuesto
lo permita, optemos por sistemas eléctricos de alta eficiencia. Si estamos por
construir o refaccionar, tengamos en cuenta que el costo de construcción y
puesta en marcha -incluyendo los sistemas de climatización, ACS y equipamiento
de cocina- representan menos del 20% del costo total de la vivienda a lo largo
de toda su vida útil. Esto quiere decir que el mayor costo del hogar deriva de
su operación, que principalmente depende de los consumos energéticos y el
mantenimiento. Cada peso que aportamos inicialmente para lograr una mayor
eficiencia energética, resultará ser la mejor inversión para el bolsillo y
nuestro planeta.
Rodrigo Herrera Vegas es co-fundador de Sustentator.com.
tomado de la nación de ar
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