Las escuelas porteñas,
grandes agentes del cambio Los chicos de las más de 2500 escuelas públicas y
privadas que hay en la ciudad de Buenos Aires separan hoy sus residuos. Hace
cinco años que los colegios empezaron a colocar tachos verdes y tachos negros,
y a enseñarles a los alumnos a distinguir entre el material que puede ser
reciclable y los residuos que deben ser tratados como basura
Desde que comenzó a implementarse el Programa Escuelas
Verdes, del Ministerio de Educación porteño, se lograron recuperar 910
toneladas de material reciclable como papel, cartón, plástico, metal y vidrio.
Fueron más de 588.000 alumnos de nivel inicial, primario, secundario y adultos,
y 5300 supervisores, directivos, docentes y auxiliares. No es la cantidad lo
que más importa, sino que los chicos son los que mejor entienden la necesidad
de cambiar las costumbres y reciclar. Ellos son agentes del cambio y grandes
difusores de los hábitos que buscan cuidar el ambiente, según explicó Ángeles
Gómez Pizarro, responsable de Comunicación del programa. Lo que aprenden en el
colegio lo llevan a su casa, y así el mensaje va llegando a cada vez más gente.
"De a poco los chicos se fueron entusiasmando con la idea de separar los
residuos. Los que mejor separan son las escuelas de nivel inicial, los más
chicos, que son muy receptivos", dijo María Urioste, coordinadora del área
de Gestión de Residuos del Programa Escuelas Verdes. Este proyecto comenzó en
2010 y busca promover el desarrollo sustentable, el consumo responsable y el principio
de las tres R (reducción, reutilización y reciclaje) a través de la educación. "Al
principio era difícil porque había que cambiar la logística de limpieza que
tenía cada escuela y crear un nuevo circuito para los materiales reciclables. A
veces la separación no estaba bien hecha y se terminaba contaminado el material
que se podía recuperar", agregó Urioste. Por eso fue indispensable
capacitar a los alumnos, a los docentes y a los auxiliares para mostrarles cómo
debían separar correctamente los materiales recuperables del resto de la
basura. Además, se entregaron cestos verdes y negros para las aulas y los
espacios comunes, y contenedores más grandes para juntar el material de toda la
escuela. La capacitación fue avanzando hacia toda la comunidad educativa:
supervisores, directivos, docentes y auxiliares. También se decidió nombrar a
un referente ambiental, que en la mayoría de los casos pertenece al cuerpo
docente y es quien hace de nexo entre el Programa Escuelas Verdes y la escuela.
En estos años, según Ángeles Gómez Pizarro, se entregaron más de 84.000 cestos
verdes y negros (para disponer el material reciclable y la basura,
respectivamente) y más de 4000 contenedores donde se disponen los residuos
separados. PEQUEÑOS AGENTES DE CAMBIO El mensaje del programa no se agota con
la separación de residuos, sino que va mucho más allá: realizan visitas guiadas
a CEAMSE, promueven las huertas ecológicas, organizan concursos entre los
alumnos, hablan sobre la eficiencia energética o asisten a talleres de
reutilización, como la realización de murales en relieve a partir de deshechos.
"Los niños son muy buenos receptores de las temáticas ambientales.
Consideramos a los alumnos como agentes de cambio capaces de llevar a sus
hogares los conocimientos adquiridos sobre el cuidado ambiental y ponerlos en
práctica junto a sus familias, generando un cambio cultural", aseguró
Carlos Gentile, responsable del Programa Escuelas Verdes. Los residuos se
recolectan de manera diferenciada y, como en el resto de la ciudad, los
materiales reciclables se entregan a las Cooperativas de Recuperadores Urbanos.
Ellos se encargan de clasificarlos y acopiarlos para después venderlos a las
industrias del reciclado, que a su vez los reutilizan como insumos para fabricar
nuevos productos. CONCURSO SUMÁ VERDE Para incentivar a los más grandes, hace
dos años se lanzó el concurso Sumá Verde, destinado a alumnos de 4º año del
secundario. Los alumnos separan botellas PET, las llevan a los Puntos Verdes
ubicados en parques y plazas de la ciudad y participan por un viaje de estudios
a las Cataratas del Iguazú, al Palmar de Colón y por muchísimos otros premios
individuales. Este año, solamente durante el primer mes de concurso, ya
lograron recuperar 35 toneladas de envases PET. TOMADO DE LA NACION DE AR
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