El impulso inmediato del desarrollo inteligente en
relación con el clima puede mantener a más de 100 millones de personas alejadas
de la pobreza
África y Asia
meridional son las regiones más amenazadas
WASHINGTON, 8 de noviembre de 2015 - Según un nuevo
informe del Grupo Banco Mundial, lanzado antes de la conferencia internacional
de París, debido al cambio climático, muchas personas no puedan salir de la
pobreza, y sin un desarrollo rápido, inclusivo e inteligente en relación con el
clima y la aplicación de iniciativas para reducir las emisiones que protejan a
los pobres, es posible que antes de 2030 haya otros 100 millones de personas en
esa situación.
En el informe, denominado Shock Waves: Managing the
Impacts of Climate Change on Poverty (Grandes cataclismos: Cómo
abordar los efectos del cambio climático en la pobreza), se concluye que las
personas pobres ya tienen un alto riesgo de sufrir perturbaciones relacionadas
con el clima, como, por ejemplo, la pérdida de cosechas debido a menores
precipitaciones, alzas en los precios de los alimentos después de fenómenos
meteorológicos extremos y una mayor incidencia de enfermedades después de olas
de calor e inundaciones. Según dicho informe, esas perturbaciones podrían
borrar aquello que tanto costó conseguir y ocasionar pérdidas irreversibles,
con lo cual muchas personas volverían a la pobreza, en especial, en África y
Asia meridional.
“En este informe expresa con claridad que será imposible
poner fin a la pobreza si no adoptamos medidas firmes para reducir la amenaza
del cambio climático y disminuir radicalmente las emisiones nocivas”, expresó
Jim Yong Kim, presidente del Grupo Banco Mundial. “Los pobres son quienes
más se ven afectados por el cambio climático, y nuestro desafío en este momento
es proteger a decenas de millones para evitar que caigan en la pobreza extrema
debido al cambio climático”.
Según el informe, los más pobres se encuentran más expuestos
que la población promedio a la mayoría de las perturbaciones relacionadas con
el clima, como inundaciones, sequías y olas de calor, y cuando se ven
afectados, pierden una mayor proporción de sus riquezas. En los 52 países
acerca de los que hay datos disponibles, el 85 % de la población vive en países
donde los pobres se ven más expuestos a la sequía que el promedio. Además,
también están más expuestos a temperaturas más elevadas y viven en países en
donde se estima que, debido al cambio climático, la producción alimentaria será
menor.
En el informe, divulgado un mes antes de que los
negociadores se reunieran en París para las charlas internacionales sobre el
clima, se muestra cómo se puede poner fin más efectivamente a la pobreza y
luchar contra el cambio climático si esas cuestiones se abordan en conjunto.
En el informe se concluye que la agricultura será el
principal impulsor de cualquier aumento en la pobreza. Los estudios de creación
de modelos sugieren que el cambio climático podría provocar pérdidas en los
rendimientos globales provenientes de los cultivos, que podrían llegar a ser de
hasta el 5 % antes de 2030 y del 30 % antes de 2080. Los efectos
sobre la salud (mayor incidencia del paludismo, de la diarrea y de los retrasos
del crecimiento) y sobre la productividad del trabajo son los siguientes impulsores
más significativos.
El impacto del cambio climático sobre los precios de los
alimentos en África podría llegar al 12 % en 2040 y al 70 % para
2080, un golpe perjudicial para aquellas naciones en donde el consumo de
alimentos de los hogares más pobres asciende a más del 60 % del gasto
total.
Al hacer hincapié en los efectos sobre la agricultura, los
desastres naturales y la salud, en el informe se insta a poner en práctica
iniciativas de desarrollo que mejoren la resiliencia de los pobres. Esas iniciativas
pueden incluir, por ejemplo, fortalecer las redes de seguridad social y la
cobertura de salud universal, así como medidas relacionadas específicamente con
el clima que ayuden a enfrentar el cambio climático, como mejores defensas en
caso de inundaciones, sistemas de alerta temprana y cosechas resistentes
al clima.
Al mismo tiempo, se expresa que es necesario dar un fuerte
impulso a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero a fin de
eliminar la amenaza a largo plazo que el cambio climático representa para la
reducción de la pobreza. Esos esfuerzos de mitigación deberían ser diseñados
para garantizar que no representen una carga para los pobres. Por ejemplo, lo
que se ahorre al eliminar los subsidios a los combustibles fósiles podría reinvertirse
en planes de ayuda a las familias pobres para que estas puedan afrontar los
mayores costos de los combustibles.
De acuerdo al informe, en los países pobres, el apoyo de la
comunidad internacional será fundamental para poder aplicar de manera satisfactoria
muchas de estas medidas. Esto es especialmente cierto en el caso de inversiones
con altos costos iniciales (como el transporte urbano o infraestructura de
energía resiliente), que son esenciales para evitar quedar atrapado en patrones
de alta emisión de carbono.
“El futuro no está escrito en piedra”, dijo Stephane
Hallegatte, economista superior del Banco Mundial, que estuvo a cargo del
equipo que elaboró el informe. “Tenemos la oportunidad de alcanzar nuestros
objetivos de pobreza frente al cambio climático, siempre que ahora elijamos las
políticas con sabiduría”.
En el informe también se examinan las soluciones de
políticas exitosas que demuestran que un desarrollo adecuado puede proteger a
los pobres de las perturbaciones. Por ejemplo, después del tifón Yolanda,
Filipinas pudo utilizar el sistema de transferencias condicionadas de efectivo
para destinar con rapidez fondos de emergencia a la población afectada. En
Uganda, la combinación de nuevas variedades de cultivos y las visitas de
extensión han impulsado el aumento del ingreso de la agricultura familiar en
un 16 %.
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