Plantas resistentes a
la sequía, esperanza contra el cambio climático
Por AFP JOHANNESBURGO. La científica sudafricana Jill
Farrant quiere cambiar el futuro de África y está convencida de que un nuevo
tipo de plantas más resistentes pueden ayudar a los agricultores a luchar
contra la sequía.
Desde hace algunos años concentra su trabajo en el teff, un
cereal que se consume desde hace siglos en Etiopía y su región. Farrant quiere
aumentar su resistencia añadiendo genes de plantas poiquilohídricas que pueden
resistir a largas sequías.
“Si conseguimos la financiación, creo que dentro de 10 o 15
años podremos obtener un producto”, explica esta profesora de biología celular y
molecular de la Universidad de Ciudad del Cabo.
En el mundo existen más de 130 variedades de este tipo de
plantas, capaces de sobrevivir sin agua durante años. Cuando hay una sequía se
quedan tan secas que parece que estén muertas pero, si vuelve a llover, sus
flores marchitas reviven y la planta vuelve a ser verde y robusta en pocas
horas.
La especie myrothamnus flabellifolius es una de las más
conocidas gracias a sus antioxidantes, que le permite sobrevivir al calor
extremo. También se conoce porque la marca Giorgio Armani la usa en sus
productos cosméticos.
La esperanza de Jill Farrant es poder ayudar a los
agricultores a superar las temporadas de mucho calor sin lluvia. “Los
agricultores están cada vez más desanimados, estas sequías les están matando.
Quiero ayudarles en sus necesidades”, explica a la AFP la investigadora de 55
años.
Cuando tenía nueve años, Farrant, hija de un agricultor,
descubrió con sorpresa estas plantas, que parecen ser inmortales, hasta que en
1994 se convirtieron en su principal tema de estudio y hoy es una de las
principales expertas mundiales de la cuestión.
ÁFRICA, EL CONTINENTE MÁS VULNERABLE
Los científicos creen que África puede convertirse en el
continente más vulnerable al cambio climático, con altas temperaturas, reservas
de aguas escasas y riesgo de hambrunas. Según el Programa de las Naciones
Unidas para el Medio Ambiente, estos cambios podrían reducir la cosecha de maíz
en un 30% antes de 2030.
Además de esforzarse en limitar el cambio climático -el
principal objetivo de la conferencia sobre el clima de París (COP21) que
empieza el 30 de noviembre- los científicos advierten que la población tiene
que adaptarse a la nueva situación.
“Los suelos, las cosechas, los sistemas de cría de ganado
deberán tener la capacidad de enfrentarse a los cambios drásticos del clima”,
afirma Rattan Lal, profesor de ciencia de los suelos en la Universidad de Ohio
(Estados Unidos). “Tendríamos que incluir la agricultura como parte de la
solución. Nuestro problema es tan importante que no podemos dejar nada de
lado”, asegura.
Si las investigaciones de Jill Farrant llegan a buen puerto,
su nombre se unirá al de otros científicos que supieron aprovechar las
capacidades específicas de algunas plantas. En los años 1970, por ejemplo, el
maíz de Estados Unidos pudo ser salvado de un hongo destructor gracias a los
genes resistentes de otras variedades de maíz.
Los expertos recuerdan sin embargo que este tipo de técnicas
no detendrán el cambio climático ni resolverán el hambre en el mundo. “La
seguridad alimentaria no sólo depende del clima, también depende de los
mercados, del precio y del acceso de los hogares a la comida”, recuerda Jim
Verdin, una especialista de la sequía en el centro de estudios geológicos de
Boulder (Colorado, Estados Unidos).
A pesar de las dificultades, Jill Farrant, ganadora en 2012
de un premio de la Unesco a las mujeres científicas, cree que su trabajo va en
buena dirección. “Si no llueve da igual, al menos las plantas no se morirán. Y
cuando finalmente llueva, estarán listas para volver a nacer”, asegura.
TOMADODE ABC DE PARAGUAY
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