Los líos ambientales
que tiene El Quimbo
FOTO ARCHIVO 1.200 millones de dólares ha invertido Emgesa
en el proyecto de El Quimbo. 5.200 hectáreas
reclaman la Gobernación del Huila y Asoquimbo para garantizar la seguridad
alimentaria.
El Gobierno Nacional le ha solicitado a los jueces de la
República que levanten la suspensión de operaciones de la hidroeléctrica El
Quimbo, que genera el 5 por ciento de la energía del país.
En la hidroeléctrica El Quimbo, en Huila, los cronogramas no
se cumplieron. Desde 2008 la empresa Emgesa (filial de la italiana Enel)
prometió que en diciembre de 2014 las obras estarían concluidas. En teoría, en
2015 la hidroeléctrica estaría generando el 5 por ciento de la energía
eléctrica que necesita el país. En ese lapso han surgido contratiempos,
sanciones contra la compañía y una notable inconformidad por parte de los
pobladores de los municipios de Gigante, Garzón, Altamira, Paicol, El Agrado y
Tesalia (área de influencia del proyecto).
Desde el 16 de diciembre de 2015, cuando cesó la actividad
de la hidroeléctrica por orden de la Corte Constitucional, el debate público
sobre la reactivación ha girado en torno al soporte que brindaría el proyecto
para atender a la demanda energética durante el fenómeno de El Niño. Sin
embargo, para algunos habitantes de la zona de impacto, más allá de la
generación de energía, es urgente que se resuelvan las problemáticas
ambientales, sociales e incluso legales que ha causado El Quimbo desde que
inició su construcción.
El fallo emitido por la Corte declaró inexequible el Decreto
1979, con el que se autorizó el funcionamiento de la hidroeléctrica a finales
de junio pasado. En ese entonces, las operaciones de la hidroeléctrica estaban
suspendidas por una medida cautelar expedida por la Corporación Autónoma del
Alto Magdalena (CAM). Dicha medida tenía que ver con la contaminación del agua
del embalse por la presencia de biomasa (vegetación), que debía ser retirada
antes de inundar la zona.
Desde que inició el llenado, la CAM advirtió que había
fallas en el retiro del material vegetal. La Corte Constitucional ratificó esta
información señalando que Emgesa debía retirar 210.449 metros cúbicos de
madera. Sin embargo, según la CAM solo se retiraron 165.975 metros cúbicos.
¿Quedó un saldo de 44.473? Esta duda es la que tiene a Emgesa luchando contra
las autoridades judiciales que han impedido que el proyecto entre en operación.
Por estos días, el presidente Juan Manuel Santos y su
gabinete han pedido con urgencia que se reanude la operación de la
hidroeléctrica. La razón: 23 departamentos están en alerta roja por los bajos
niveles de los ríos Cauca y Magdalena, y la suspensión de operaciones en El
Quimbo no ha permitido que fluya agua hacia el río Magdalena. “No puede ser que
por decisión de uno o unos jueces, millones de colombianos acaben sufriendo
unas consecuencias realmente dramáticas. Por eso quiero hacer un llamado
respetuosísimo, pero totalmente contundente, para que por favor levanten esta
prohibición”.
En el mismo sentido se pronunció el director de
Cormagdalena, Luis Álvaro Mendoza, la semana pasada: “En la medida en que estén
operando tanto la central de Betania como la represa de El Quimbo se
restablecería el flujo de caudales, entregándonos aproximadamente entre 200 y
300 metros que hoy en día están retenidos y que hacen que el nivel de agua
frente a Barrancabermeja para la navegación esté demasiado bajo”. De hecho,
para que la navegación de embarcaciones en el Magdalena sea posible, se
necesitan mínimo 2,2 metros de profundidad. Por el fenómeno de El Niño, según
Cormagdalena, la profundidad está en 1,2 metros. “Esos 200 a 300 metros cúbicos
que aportaría El Quimbo nos representaría entre 1 y 2 metros de altura que
mejorarían notoriamente la navegación”.
Mejorar la navegabilidad del río y garantizar el 5 por
ciento de la demanda energética del país han sido, en líneas generales, los
argumentos esgrimidos por el Gobierno para reactivar la hidroeléctrica. Al lado
opuesto están las organizaciones sociales de la zona, como la Asociación de
Afectados por el Proyecto Hidroeléctrico El Quimbo (Asoquimbo) que han
denunciado supuestos incumplimientos de la licencia ambiental por parte de
Emgesa.
Miller Dussán, docente de la Universidad Surcolombiana de
Neiva y representante de la organización, dice que de las 360 familias que
debían ser reasentadas según la licencia ambiental otorgada por la Autoridad
Nacional de Licencias Ambientales (Anla), solo se han reubicado 50, y señala
que el nuevo censo de afectados asciende a 32.000 personas por alteraciones a
las cadenas productivas.
¿Contaminación del agua?
En las últimas semanas se ha presentado otra discusión
relacionada con la operación de la hidroeléctrica El Quimbo. Emgesa ha
asegurado que “el agua almacenada, sin posibilidad de su recambio, disminuye
drásticamente el oxígeno, lo que podría ocasionar un deterioro ambiental, que
junto con la disminución del caudal al ingreso del embalse de Betania, podría
causar un daño a la actividad piscícola”.
Según Carlos Alberto Cuéllar, director de la CAM, “lo que
realmente se requiere es que se garantice la calidad del agua y el cierre de la
hidroeléctrica no garantiza eso, al contrario, producto de ese estancamiento se
va a generar una dinámica de contaminación”. Eso sí, Cuéllar señala que la
responsabilidad debe asumirla la empresa por no retirar el material vegetal en
momento oportuno.
Para Gildardo Rojas, pescador del municipio de Hobo, la
actividad pesquera comenzó a deteriorarse desde antes que El Quimbo comenzara a
funcionar. Él dice que lo que más preocupa actualmente a la comunidad es la
seguridad alimentaria, porque la escasez de peces está afectando sus cadenas
productivas. Rojas recuerda que hace 23 años, cuando comenzó a dedicarse a esta
actividad en el embalse de la represa Betania (12 km aguas abajo de El Quimbo,
en la cuenca alta del río Magdalena) podía atrapar de 70 a 120 libras de
pescado diarias y ahora, a pesar de que han duplicado el número de anzuelos (de
30 a 60) coge máximo 5 libras.
“Si nosotros nos comíamos 3 comidas al día, hoy nos tenemos
que comer una y no en buenas condiciones”, dice Rojas, quien también es vocero
de los pescadores artesanales de la zona. Según él, con los costos que implica
ir a pescar —unos 40.000 pesos entre la gasolina para la lancha, mototaxi para
el desplazamiento y comida para la jornada—, hoy no es rentable ir a pescar.
Para este gremio, la medida cautelar no se debe levantar hasta que se tomen
medidas que garanticen la seguridad alimentaria. Así vuelva a operar la
hidroeléctrica, las buenas condiciones para la pesca no están garantizadas.
De acuerdo con el representante de Asoquimbo, hoy se
presenta una crisis en la pesca artesanal porque unas 1.000 familias de la zona
dependen de esa actividad. Por otro lado, las 74 empresas que se dedican a la
producción piscícola en el embalse de Betania manifiestan que tienen pérdidas
del 70 por ciento de alevinos (crías de peces que llevan al embalse para
repoblar). Luis Manuel Gutiérrez, gerente de la Asociación de Piscicultores del
Huila, Asopishuila, dice que en este momento se encuentran en una encrucijada,
“no sabemos si es mejor que la dejen así o que la abran”.
¿Ha cumplido Emgesa?
Los compromisos sociales y ambientales que asumió Emgesa con
la construcción del proyecto se han quedado, para Asoquimbo, en buenas
intenciones. La recuperación de la fauna y el reasentamiento de las familias
que vivían en el área de influencia no se ha presentado como la Gobernación del
Huila esperaba.
Así respondió el gobernador Carlos Mauricio Iriarte ante la
suspensión de operaciones: “Creo que la licencia ambiental, la Constitución y
la ley son para cumplirlas, ahí no cabe ninguna excusa ni ninguna negociación.
La producción de energía no puede pasar por encima de los intereses regionales,
por encima de los derechos que tiene el departamento”. Uno de los compromisos
que ha reclamado el gobernador es en la adquisición de 5.200 hectáreas por
parte de Emgesa. Según la empresa, 2.500 ya fueron adquiridas y 2.700 le
corresponden al Incoder.
Existen otros puntos que, dice Emgesa, se han cumplido.
Estos fueron algunos de los que mencionaron sus voceros en respuesta a EL
COLOMBIANO: “Construimos el viaducto más largo de Colombia, de 1,7 kilómetros,
que conecta al municipio de Garzón con El Agrado (la inversión fue de 103.000
millones de pesos). Construimos 12,5 kilómetros de nuevas redes eléctricas, 5
plantas de tratamiento de aguas residuales, 6 puertos de embarque para
aprovechamiento del embalse”.
En materia ambiental, Emgesa dice que ha invertido 103.300
millones de pesos en diferentes compromisos, como “la adquisición de 11.079
hectáreas para el plan de restauración ecológica. Rescatamos más de 26.000
animales y 45.000 peces en la en la fase previa al llenado. En lo social
invertimos 358.000 millones de pesos. Entregamos más de 1.000 hectáreas para
desarrollo de planes de producción agropecuaria”.
En relación al llenado del embalse sin el retiro total de la
biomasa, Emgesa se defiende señalando que la Anla hizo “ajustes” en la licencia
ambiental: “La autorización para iniciar el llenado se hizo bajo el compromiso
que se seguirían los trabajos hasta finalizar lo determinado por la licencia
ambiental, tal y como se viene haciendo”. La Anla, asegura Emgesa, también les
permitió “el no aprovechamiento forestal (no talar) en las zonas de difícil
acceso por motivos de seguridad de las personas que realizan estos trabajos”. El
COLOMBIANO se comunicó en varias ocasiones con la Anla para conocer la
justificación de los cambios en la licencia ambiental del proyecto pero no obtuvo
respuesta. CRONOLOGÍA La historia de el Quimbo
2008-2009
En marzo se radicó el estudio de impacto ambiental ante el
Ministerio de Ambiente. Desde enero de 2009 comenzó la socialización del
proyecto con los habitantes de los municipios de Gigante, Garzón y Agrado. En
mayo de ese año, la Anla le otorga la licencia ambiental al proyecto.
2010-2011
En noviembre de 2010 comenzaron las obras. En 2011
anunciaron la construcción de un viaducto para los municipios de Garzón y El
Agrado. Además, 35 familias fueron reasentadas según lo propuesto por Emgesa,
como medida de compensación por la construcción de la hidroeléctrica.
2012-2013
El 3 de marzo de 2012 Emgesa adelantó el desvío del río
Magdalena y se culminó con la construcción de la preataguía. A finales de 2013,
cerca de 1.200 personas habían recibido el capital semilla. Emgesa desembolsó a
esta población más de 36.000 millones de pesos para el desarrollo de sus
proyectos productivos.
2014-2015
La Contraloría General de la República publicó un informe en
el que aparecen 14 hallazgos por el otorgamiento de la licencia ambiental a
Emgesa por parte de la Anla. El 30 de junio de 2015 Emgesa comenzó el llenado
del embalse de El Quimbo. En diciembre de este año el Tribunal Administrativo
del Huila ordenó apagar la hidroeléctrica El Quimbo hasta enero de 2016.
SANTIAGO VALENZUELA Reportero. Creo, como Rainer Werner
Fassbinder , que “ lo que no podemos cambiar, debemos al menos describirlo”. Tomado
de el colombiano
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