Peces y aves,
animales afectados por la contaminación
ilustración elena ospina
8 millones de toneladas de desechos de plástico terminan en
los océanos cada año, según cifras del 2015.
300 millones de toneladas de plástico se estima que son
producidas cada año. En los océanos ya hay islotes de basura.
EN DEFINITIVA
La contaminación afecta a los animales de diferentes formas.
Entre ellas está cambiar la forma de alimentarse, recurriendo a desechos
humanos y dejando de lado su comida natural.
Para los peces, comer plástico puede ser tan malo —o más—
como lo sería la comida chatarra para un adolescente. Esto, que suena apenas
obvio, adquiere otro matiz con los resultados de un estudio reciente, donde
estos animales prefirieron alimentarse de plástico en vez de su comida natural.
Con el agravante de que, a diferencia de nosotros, no hay
nadie que les indique los riesgos de una dieta así.
Un grupo de investigadores suecos se dio a la tarea de
analizar el impacto de las micropartículas de plástico (ver recuadro) en un
grupo de percas, una especie de pez común en Europa y cuya carne se
comercializa.
Los hallazgos, publicados en la edición de junio de la
revista científica Science, indican que la fase joven de esta especie, la
larva, prefería partículas de poliestireno (el icopor es uno de sus derivados)
a su comida natural, el zooplancton.
Una mala dieta
Este cambio en la alimentación, sumado a nadar en aguas
contaminadas con estas micropartículas, hizo que las percas crecieran menos,
fueran más lentas, y más susceptibles a los depredadores.
El 81 % de los huevos expuestos a esta contaminación
eclosionó, frente al 96 % que lo hizo en condiciones naturales.
Y esos peces de aguas contaminadas eran “más pequeños,
lentos y estúpidos”, según dijo la Dra. Oona Lonnstedt, una de las autoras del
estudio, a la BBC. Tanto así que, al ser expuestos a depredadores, todos fueron
comidos en un período de 24 horas. De la población de aguas normales, la mitad
sobrevivió pasado ese tiempo.
Tal vez lo más singular y preocupante de la investigación es
que los peces jóvenes preferían el plástico a su comida natural. “Todos tenían
acceso a zooplancton y decidieron solo comer plástico. Pareciera como si
hubiera algo químico o físico en el plástico que disparara una señal en ellos”,
declaró la autora a la BBC.
Para Jefferson Galeano, profesor de educación ambiental de
la Universidad de La Sabana, la realidad es que “la cantidad de plástico que
produce el ser humano es mucho mayor a la capacidad de la naturaleza para
‘digerirlo’, y las consecuencias de este desequilibrio son claras”.
Las aves, también afectadas
Otros animales cuyo comportamiento se ve ampliamente
afectado por alteraciones en el medio ambiente son las aves. Los cambios en la
migración de algunas especies han sido documentados, y en ciertos casos no solo
se trata de factores como la contaminación.
Un estudio publicado en marzo de este año da cuenta de ello.
Realizado por la Universidad de Anglia del Este, en el Reino Unido, la investigación
analizó poblaciones de cigüeñas europeas que históricamente migraban a África
durante el invierno para buscar comida.
Sin embargo, en tiempos recientes estas aves dejaron de
realizar su recorrido completo para detenerse en Portugal o España, donde encuentran
una fuente de comida más abundante y fácil: los vertederos de basura.
Inclusive, según los resultados, las aves hacen recorridos
de hasta 100 kilómetros para satisfacer su “deseo” de basura.
“El estudio analizó la dependencia de las aves en la comida
de los vertederos, y encontramos que la disponibilidad continua de esta comida
afectó las distancias de sus viajes y los lugares donde anidan”, afirmó al
portal phys.org la Dra. Aldina Franco, directora de la investigación.
De cuenta de esto, en los últimos 20 años la población de
cigüeñas de Portugal se ha multiplicado por diez, aseveró la experta.
“Las aves tienen una gran habilidad para alimentarse de
muchas cosas y para hallar grandes concentraciones de comida”, explicó Paulo
Pulgarín, docente de biología de la Universidad CES y experto en ornitología.
El problema, contó, es que no se sabe con seguridad a qué
tipo de patógenos se exponen estas aves al alimentarse de dichos lugares, que
prefieren por facilidad y abundancia. Además del tipo de objetos de los que
pueden llegar a alimentarse: plástico, fibras, etc. “Las aves migratorias deben
terminar sus recorridos en estuarios, no en vertederos de basura, añadió. “La
naturaleza tiene un ritmo propio. El ser humano debe articularse al ecosistema,
no al contrario”, dijo Galeano .
UNA VICTORIA PARCIAL
Las micropartículas de plástico son pequeñas esferas de este
material, menores a 5 mm de diámetro, que se encuentran en productos cosméticos
y de higiene bucal, en especial aquellos diseñados para exfoliar. Luego de ser
descartadas por la cañería terminan en los ríos y océanos, donde contaminan
estas fuentes hídricas y afectan a las especies que las habitan. En diciembre
del año pasado los legisladores de Estados Unidos decidieron prohibir la
producción de cosméticos o productos de cuidado personal con estos elementos, a
hacerse efectivo en el 2017. Lastimosamente, las micropartículas también se
producen por la exposición de otros desechos plásticos al sol, la degradación
química y el movimiento de las olas.
DANIEL BRAVO ANDRADE Comunicador social. Periodista del área
de tendencias. Me interesan la ciencia, el lenguaje, la sociedad y el internet.
Me gusta responder las preguntas que se hace la gente cuando se hace preguntas.
TOMADO DE EL COLOMBIANO
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