Salvar el río: contra las represas, ambientalistas se unen
por el Santa Cruz
Una coalición de siete ONG se enfrentan al Gobierno por la
construcción de las obras hidroeléctricas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic en
la Patagonia
Vista del recorrido del río Santa Cruz, el último cauce de
origen glaciar que corre libre. Foto: Gentileza F. Provenzano/Cóndor Cliff
El nuevo aval del gobierno al megaproyecto hidroeléctrico en
la Patagonia mantiene en "pie de guerra" a un amplio sector del
ambientalismo, abroquelado detrás de un objetivo: impedir la construcción de
las represas Néstor Kirchner (RNK) y Jorge Cepernic sobre el río Santa Cruz.
Unidos en un mismo frente, se han propuesto salvar el último
río de origen glaciar, que todavía corre virgen por la belleza árida de la
estepa. Su urgencia no es sólo paisajística. En ese cauce de aguas turquesas se
cifra gran parte de la biodiversidad patagónica. Los activistas les apuntan a
los servicios ambientales de la cuenca, a la protección de especies vulnerables
y al valor cultural de un área sembrada de vestigios arqueológicos y
paleontológicos. Todo ese patrimonio quedará sepultado por agua encajonada, que
cubrirá 47.000 ha. Un río menos en el mapa.
El macrismo reformuló el proyecto original al bajar la cota
de la RNK y reducir de 11 a 9 las turbinas para resguardar de un seguro daño
ambiental al glaciar Perito Moreno. Le quitó la propiedad de las represas a
Santa Cruz, le dio, en cambio, un 12% de regalías por la energía que genere el
río y renegoció con China de 7000 a 4800 millones de dólares el costo estimado
de las obras.
Lo que moviliza ahora a los conservacionistas no es sólo su
rechazo a un "contrato escandaloso y feudal", rubricado por Julio De
Vido y José López con los chinos asociados a Electroingeniería. Alertan que
"las hidroeléctricas generan un alto impacto en los hábitats acuáticos,
contribuyen a la pérdida de biodiversidad y modifican radicalmente todo el
ecosistema".
El bloque ambiental emula al chileno Patagonia Sin Represas,
que logró expulsarlas de la región de
Aysén con argumentos similares.
Los conservacionistas se oponen a las represas patagónicas.
Foto: Santiago Filipuzzi
El Santa Cruz es el más importante de los ríos patagónicos.
Nace en el lago Argentino, serpentea 385 km por la meseta, y forma un profundo
estuario con el río Chico, en su desembocadura en el Atlántico. Es un baluarte
con historia, explorado por Darwin, Fitz Roy y el perito Moreno.
Gran parte de la controversia ambiental se posa ahora sobre
ese estuario, declarado sitio AICA (Área de Importancia para la Conservación de
las Aves). El impacto que las represas tendrán sobre esa confluencia no ha sido
estudiado, denuncian.
La coalición Río Santa Cruz Sin Represas, integrada por
Banco de Bosques, Vida Silvestre, la FARN, Naturaleza para el Futuro, Aves
Argentinas (AA), Flora y Fauna, (FFF) y la Asociación Argentina de Abogados
Ambientalistas de la Patagonia (Aaaap), arremete contra el gobierno por el aval
sin un estudio serio de impacto ambiental.
Ya hay causas en la Justicia. En un amparo de la Aaaap, la
Corte Suprema le ordenó al gobierno que informara sobre el tipo de evaluación
ambiental que legitima esas obras.
Elevaron su reclamo, a su vez, ante el Ministerio de Medio
Ambiente. Sergio Bergman los recibió y ahora oficia de "negociador"
mientras estudia la cuenca. Prometió que nada se hará sin un nuevo estudio de
impacto ambiental. Uno anterior fue aprobado 24 horas antes del cambio
presidencial.
"El Santa Cruz tiene un alto valor en biodiversidad
-dice el presidente de Aves Argentinas, Hernán Casañas-. Su desembocadura es
clave como lugar de invernada del macá tobiano, el ave acuática en mayor
peligro de extinción. Alberga parejas reproductivas de pingüinos de Magallanes
y a otras especies amenazadas, como el flamenco austral y el chorlito
ceniciento. Las aves migratorias descansan y se alimentan allí. Interrumpir ese
curso puede ser una sentencia de muerte."
En la FFF hablan del estuario como una gran cadena trófica
que va del fitoplancton a los mamíferos marinos. "Al estancar las aguas
-apuntan-, se perderá la gran cantidad de nutrientes que los alimenta, lo cual
podría afectar la pesca de altamar."
La discusión energética
Pero las objeciones van más allá. El bloque busca promover
un debate amplio sobre la necesidad de incrementar la producción de energías
renovables, proyectada en un 20%, para una matriz energética diversificada
hasta 2025. La discusión, entonces, es también política.
Las ONG libran esa batalla cuando el Ministerio de Energía y
Minería (MEyM) ya fijó su posición en el actual contexto de crisis energética:
promoverá a las hidroeléctricas y ampliará la capacidad nuclear, con créditos
chinos, como complemento de las renovables. A los ambientalistas se les eriza
la piel. Aducen que China, país líder en energía renovable (eólica,
hidrocinética, fotovoltaica, biomasa, etc.), impone tecnología de los años 70,
descartada por los países desarrollados.
Desde el MEyM tildaron esa argumentación de falacia. Pero, a
pesar de un pedido expreso, ningún funcionario identificado con nombre y
apellido respaldó el lugar prioritario que ocupan esas represas. Por escrito,
contestaron que las hidroeléctricas cubrirán la demanda de un 5% del consumo
total del país y generarán la energía "de base" que permitirá
compensar la "intermitencia" de otras fuentes renovables como la
eólica y la solar. Ese ministerio llamará en breve a licitación para que el aporte
por renovables (hoy es del 0,5% total) se incremente de forma sustancial.
"Proyectar esas represas a 2300 km de donde está el
pico del consumo y hacia donde deberá transportarse esa energía es una
respuesta ineficaz", dice Pedro Friedrich, presidente de Banco de Bosques.
"Lo que no dicen es que mucha energía se perderá en el transporte, que
además supone otra inversión billonaria ya que no hay tendidos. El ahorro
energético y la energía distribuida (centrales de abastecimiento local) es
mucho más eficiente que las obsoletas represas."
Lo cierto es que cuando se les pregunta en la intimidad a
los macristas sobre la conveniencia de esas obras, pocos las respaldan. Hablan
"de una salida negociada ante un mal mayor". Quizás hayan sido las
cláusulas de cross default en el contrato con los chinos lo
que empuja a las represas: subordinaba su financiación a la concreción de otras
obras en infraestructura, como las anunciadas para el Plan Belgrano, junto con
la construcción de dos centrales nucleares (otra en Atucha y una más a definir,
que serán anunciadas a fin de mes desde Pekín) y el swap financiero
que logró sortear, con más reservas, el levantamiento del cepo. La negociación
sigue siendo titánica y los ambientalistas lo saben.
Como también saben que la multa por la baja contractual
asciende a US$ 1137 millones. Una amenaza que se suma a otra: la de tener que
dirimir reclamos ante los tribunales de Nueva York. El trauma Griesa está
latente. Y en él también sobrevuela la promesa argentina de la seguridad
jurídica.
Negociaciones abiertas
Habrá un nuevo estudio de impacto ambiental y nuevos
debates, ya que el Gobierno desestimó los trámites expeditivos realizados por
Santa Cruz
Se redujo la potencia y la cota de la represa Néstor
Kirchner para asegurar el "desacople" con el nivel del lago Argentino
y que no afecte a los glaciares
Se renegoció conectar las represas entre sí (no incluido en
el proyecto original)
Las represas en el Santa Cruz, otra en el río Chihuido
(Neuquén) y la proyección de parques eólicos en la Patagonia necesitarán un
nuevo tendido de alta tensión que lleve la energía a los centros de consumo
TOMADO DE LA NACION DE AR
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