No se cumplieron los objetivos de saneamiento de las aguas y
el éxito de las pruebas ahora depende del clima Isaac Risco ( FOTO LPM BARRA DA TIJUCA)
RÍO DE JANEIRO (DPA).- El hedor sube inmediatamente cuando
Mario Moscatelli sumerge el remo hasta el fondo de una de las lagunas de Río de
Janeiro, la ciudad sede de los Juegos Olímpicos. "Esta agua está
completamente contaminada", explica el biólogo brasileño mientras avanza
con su lancha de motor por la Laguna de Tijuca, no muy lejos de donde está
ubicado el Parque Olímpico, en el barrio de Barra de Tijuca.
Contaminada está también la vecina Laguna de Jacarepaguá, a
unos pocos cientos de metros de las instalaciones olímpicas, agrega Moscatelli.
"De aguas fecales y de basura", explica.
La polución alcanza también a la Bahía de Guanabara, en la
que se disputarán las competencias de vela durante los Juegos que empiezan el
próximo viernes.
Los problemas ambientales son uno de los lastres más
antiguos para Río, una ciudad que prometía ser el escenario natural perfecto
para la principal cita deportiva del globo. La Bahía de Guanabara y la laguna
Rodrigo Freitas, donde habrá competencias de remo durante los Juegos, son
conocidas, sin embargo, también por las imágenes de miles de peces muertos que
aparecen de tiempo en tiempo flotando en sus aguas.
Después de la elección de Río como sede olímpica en 2009,
Brasil prometió un saneamiento de hasta un 80 por ciento de la Bahía de
Guanabara, destinada a convertirse en una de las imágenes más emblemáticas de
los Juegos. "Fue la promesa incumplida más flagrante", reclamaba el
diario O Globo.
A la bahía, según algunas estimaciones, fluye a diario el
equivalente a 93 piscinas olímpicas de aguas fecales procedentes de las
regiones aledañas a Río, una metrópoli de 6,5 millones de habitantes. Se estima
que actualmente sólo un 50 por ciento de esas aguas son tratadas.
Los compromisos abarcaban mucho más, protesta Moscatelli,
que denuncia desde hace más de 20 años la contaminación en las aguas de Río.
Limpiar las lagunas "era uno de los legados ambientales que las
autoridades prometieron", dice el biólogo, de 52 años.
La polución genera inquietud en muchos de los atletas que
estarán en Río. "Tomamos probióticos, nos hemos vacunado y vamos a
enjuagarnos a menudo en las duchas de agua dulce de los botes", explica el
alemán Ferdinand Gerz, regatista de la clase 470, los planes de su equipo.
El año pasado, el regatista Erik Heil, también de Alemania,
sufrió infecciones en una pierna y una cadera tras una visita a Brasil. Sus
médicos consideraron que la enfermedad pudo deberse a que participó en unas
pruebas en la Bahía de Guanabara. El biólogo Moscatelli cree que todos los deportistas
deberían vacunarse contra la hepatitis A y tomar precauciones contra otras
enfermedades como la gastroenteritis y la conjuntivitis.
Las medidas para evitar los problemas de salud en Río
parecen ahora más fruto de la improvisación, después de que no se cumplieran
los objetivos ambientales para los Juegos. La bahía cuenta con un sistema
limitado de tuberías para evitar al menos el flujo de aguas fétidas en la
Marina de Gloria, el punto de partida para las competiciones de vela.
Además, un helicóptero analizará todos los días las
corrientes marinas para que 12 "ecobarcos" puedan recoger la mayor
cantidad posible de basura. Y, según un portavoz de Río 2016, también habrá 17
barreras en el agua para atajar residuos.
El éxito de las competencias acuáticas depende en buena
medida también de las condiciones climáticas, cree ahora Moscatelli. "Si
la marea está alta y hay sol todo va bien, porque la basura está asentada en el
fondo", dice mostrando la Laguna de Tijuca. Pero las cosas pueden salir
muy mal "si hay viento y lluvia" que remuevan los residuos, vaticina.
Tomado de la nación de ar
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