El espectáculo
apenas duró 20 minutos, pero fue toda una experiencia para los cientos de
turistas que visitaban la comuna francesa
El Monte
Saint-Michel se convirtió el pasado miércoles en una isla por primera vez desde
1879. El espectáculo apenas duró 20 minutos, pero fue toda una experiencia para
los cientos de turistas y habitantes del lugar que, cámara en mano, se afanaron
en inmortalizar el momento histórico. La crecida de la marea anegó los caminos
y la carretera que unen la comuna francesa con tierra firme y fue necesaria la
ayuda de un barco para poder acceder al pueblo.
Este increíble
momento tiene su origen en septiembre de 2012, cuando unas obras para construir
un nuevo acceso al lugar destruyeron parte de la antigua calzada que llevaba
hasta el monte. Las modificaciones responden a las quejas de los 44 habitantes
del pueblo por el hecho de que el camino fuera peatonal, lo que les obligaba a
dejar su vehículo a tres kilómetros del monte y hacer la ruta a pie. Tras las
modificaciones, la imagen del Monte Saint-Michel rodeado completamente de agua
será cada vez más habitual en un futuro. De hecho, se prevé que una vez
concluidos los trabajos las mareas altas conviertan al Monte Saint-Michel en
isla entre 50 y 90 veces al año.
Declarado
Patrimonio Mundial de la Unesco desde 1979, la comuna francesa recibe tres
millones de turistas al año. Situada en la región de Baja Normandía, se alza en
el centro de una inmensa bahía bañada por las mayores mareas de Europa. Según
cuenta la leyenda, a comienzos del siglo VIII el arcángel San Miguel se
apareció al obispo de Avranches, Aubert. En su honor, el eclesiástico mandó
construir la abadía que preside el monte. Posteriormente, en la época medieval,
fue una fortaleza inexpugnable a la que solo era posible acceder en épocas de
marea baja y, durante la revolución francesa, se convirtió en el presidio de
centenares de sacerdotes reacios a aceptar la pérdida de estatus del clero.
Tomado de el
correo de país vasco
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