AGUAFUERTES AMBIENTALES
CONTAMINACIÓN ELECTROMAGNÉTICA, EDUCACIÓN Y FUTURO
Sin dar por
sentado o afirmar categóricamente que la contaminación electromagnética sea una
de las peores plagas de la modernidad, como lo expresan cada vez más numerosos
estudios e informes científicos, que reseñan su negatividad, uno debe comenzar
a prestar atención a este posible factor de perturbación sanitaria.
Cada vez y con mayor asiduidad,
médicos e investigadores atribuyen a esa contaminación efectos indeseables,
susceptibles de generar patologías que tendrían incidencia en la
morbimortalidad de las personas.
A pesar de ello, y tratando de
mantener una objetividad e imparcialidad, no sencilla en torno al tema,
reconozco que existe una biblioteca a favor que resalta la inocuidad de esta
radiación y otra que expresa lo opuesto.
Esta disputa no es pacífica, ya que
los intereses en juego son muchos y poderosos. Pero, ello no nos debe impedir
reconocer, que en los últimos años han aparecido una serie de patologías,
otrora no comunes, imputables según muchos a esta forma de radiación.
Dentro de la amplia
bibliografía sobre el tema, los
especialistas señalan: déficit de atención, hiperactividad,
irritabilidad, alteraciones de concentración y memoria, prurito, molestias
oculares, dermatitis, dolores musculares, cefalea, insomnio, y en los
casos en que la exposición es a largo plazo: electrohipersensibilidad,
síndrome de fatiga crónica, depresión, arritmias, alteraciones cardíacas,
epilepsia, autismo, Alzheimer, Párkinson, infertilidad, alteraciones
hormonales, leucemia y diversos cánceres.
Recientemente
un galeno me decía en torno a esta forma de polución: “estamos igual que con el
cigarrillo en 1930, ya que a esa fecha sabíamos que el tabaco hacía mal, lo que
no se sabía cuánto”.
Esta
contaminación por campos electromagnéticos (CEM) originados en
transformadores, líneas de alta tensión,
Wi-Fi, se agrava con el incremento exponencial de la telefonía celular.
En virtud
de los riesgos que entraña esta tecnología, la OMS incluyó a la misma dentro
del Grupo 2B: Como posible cancerígeno
para los seres humanos, conjuntamente con el peligroso insecticida DDT (
prohibido en casi todo el mundo) y el cigarrillo.
De ser
ciertas todas estas advertencias, evidentemente estamos en problemas, ya que la
telefonía celular y el Wi-Fi, ha generado una extendida adhesión y adicción en
toda la comunidad.
Debemos ser
conscientes que todo ese poderoso arsenal tecnológico mencionado, tiene y
tendrá cada vez más incidencia en la vida diaria y en sus distintas
manifestaciones. Impactando ya fuertemente en la actividad educativa y
pedagógica, con todo lo bueno y malo que ello puede encerrar.
A pesar de
las voces de alertas, es un hecho objetivo que los niños, desde sus primeros
años, interactúan cada vez más con ese bagaje tecnológico.
Para
muchos, incluidos padres, funcionarios y pedagogos, el uso y manejo de la
computación y otros dispositivos de la era digital, son alabados sin un
análisis crítico de sus implicancias e influencias.
Se dan por
ciertas todas sus ventajas, elevando a la misma, a la categoría de panacea de
la evolución humana.
Tan es así
que, el reparto de computadoras personales por parte de los gobiernos de turno
a estudiantes, constituye una muestra de progresismo y modernidad, como si ello
por sí mismo, significara un avance en los contenidos, calidad educativa o en
la comprensión de los educandos.
La fe en
ese sistema se puede sintetizar en lo siguiente: “la revolución digital hará
que los recursos no sean escasos, sino ampliamente accesibles; las
oportunidades de aprender serán abundantes, y las personas tendrán la habilidad
de entrar y salir de ese flujo de aprendizaje con mayor facilidad. Quien
anticipa este escenario para la educación es Marina Gorbis, directora del
Instituto para el Futuro, un think tank en Palo Alto que desde los años 70
desarrolla métodos para anticipar tendencias y escenarios”. (1)
Creo que
estos tanques de ideas, más que anticipar tendencias y escenarios, los imponen,
en un mundo anómico, que en muchos aspectos ha perdido su capacidad de alerta y
de análisis crítico en torno de proyectos alienantes o cuando menos de dudosa
eficacia.
Es
significativo lo informado por el diario Le Monde: los expertos
prefieren que sus hijos vayan a escuelas en las que no usan computadoras. Es el
caso de profesionales de Silicon Valley(norte de California y centro líder para
innovación y desarrollo de alta tecnología ), donde prefieren que, por lo menos
en las escuelas, sus hijos estudien sin ellas.
La Waldorf School , cerca de la zona, es una
de las escuelas que eligen los hiperconectados empleados de Google,
Apple y de otras empresas de punta de la computación para que sus hijos se
eduquen alejados de pantallas. Tres cuartos de alumnos inscritos en la Waldorf
son hijos de personas que trabajan en las nuevas tecnologías.
El medio recoge el testimonio de un padre, Pierre
Laurent, quien trabaja en Microsoft hace 12 años y eligió esa
escuela porque no confunde informática con aprendizaje humano. La
computadora no es más que una herramienta, y quien sólo tiene un martillo
piensa que todos los problemas son clavos, dice.
Acerca de si le preocupa una posible desventaja de sus hijos
por posponer el uso de computadoras, Laurent responde: No sabemos cómo
será el mundo dentro 10 o 15 años; las herramientas habrán tenido tiempo de
cambiar muchas veces.
Mientras en
nuestro país, se avanza a paso redoblado en la instalación de redes de Wi-Fi,
en lugares públicos y en establecimientos educativos, en gran parte del mundo
esta tendencia está en revisión y franco retroceso.
Colectivos
de padres y sindicatos docentes en distintos países se están organizando en
torno a la campaña “Escuelas libres de WiFi”, por los posibles efectos adversos
de esta radiación, exigiendo la prohibición y la sustitución de internet por
cable, ya que en las escuelas, los alumnos y docentes no tienen libertad de
opción.
En Francia, el puntapié inicial fue dado a petición del
Comité de Higiene y Seguridad (CHS) de París, a partir del cual la Biblioteca
Nacional de Francia, así como otras bibliotecas de esa ciudad, sustituyeron
el Wi-Fi por cable.
A la indudable libertad de movimiento que ofrece el Wi-fi,
se le debe contraponer el incremento de los riesgos para la salud de alumnos, docentes
y toda persona expuesta a sus radiaciones.
Suponga, aunque sea hipotéticamente, que todo lo reseñado en
la presente nota, sobre los efectos peligrosos de esta contaminación, tengan un
grado de certeza aceptable, cuál es el futuro que estamos pergeñando para
nuestros hijos y nietos?
Somos conscientes de los riesgos a que los exponemos por
nuestra comodidad y pereza para debatir estos temas?
Pese a que muchos hablan del “principio de precaución”, que
exige tomar medidas que reduzcan la posibilidad de sufrir un daño grave a pesar
de que se ignore la probabilidad precisa de que éste ocurra, el cual se ha
consagrado en más de una ley nacional, su aplicación efectiva y práctica dista
mucho de hacerse realidad.
Y vaya otra paradoja; mientras la normativa prohíbe la
instalación de antenas de telefonía celular cerca de las escuelas para evitar
daños, ahora se los irradia desde adentro de dichos establecimientos.
Los docentes están informados de los riesgos?, discuten en
sus asambleas y paritarias, más allá del salario, las condiciones de sanidad
ambiental y laboral que hace a su calidad de vida?
Con más dudas que certezas, los dejo para que lo piensen y
me despido hasta la próxima aguafuertes.
Ricardo Luis
Mascheroni
Docente
Ref: 1.- Guyot,
Carlos, La Nación, 28 de Julio de 2013
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