martes, 20 de agosto de 2013

HAMBRE EN PARAGUAY

Hambre en el Paraguay
Posteado por Mirtha González Schinini 
En un asentamiento de San Antonio, aquí a unos kilómetros nomás, Sara atiende su pequeño almacén; cada día llegan allí niños con cinco mil guaraníes o menos con el pedido: “dame carne por dos mil, arroz por dos mil, juguito por mil”. Ella ya no sabe cómo cortar la carne y se supone que de ese trozo han de comer cinco niños y sus padres. No hace falta ir muy lejos en la campiña paraguaya para escuchar historias como estas.
Hay un hambre tan grande en el Paraguay que el año pasado un representante de la FAO dijo que un 25% de la población pasa hambre, es decir, uno de cada cuatro paraguayos. Y en una publicación que cita como fuente al Instituto Nacional de Alimentación y Nutrición (INAN), de mayo de este año se daba cuenta de que en Paraguay, un 15% de los niños menores de 5 años están crónicamente desnutridos. Y según datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), en Paraguay se registran 188.600 niños que se encuentran desnutridos o están en riesgo de estarlo.
Las raíces profundas que traen la migración de personas del campo a la ciudad, hijos desnutridos que nacen de madres desnutridas, ignorancia que no le da importancia a la leche materna, y una pobreza que golpea pone en peligro a las familias.
Una buena medida había sido alimentar a los niños en las escuelas más carenciadas, algo que debe continuar, con las garantías de alimentos sanos, que no estén vencidos, ni contaminados.
Otra idea es que desde los ministerios de agricultura y atención a la salud es imperiosa la necesidad de enseñar a nuestra gente a tener una pequeña huerta, pensar la comida desde la guarnición y no desde la carne como lo tenemos grabado en nuestro cerebro.
Tenemos producción de verduras hermosas, tenemos que aprender a cocinar racionalmente con todos los nutrientes, volver a consumir las legumbres, pero nada se podrá hacer si los padres de estos niños no tienen trabajo. Un complejo rompecabezas que hay que encarar con coraje.
Los niños paraguayos y los que vienen de otros países con esperanza necesitan alimentarse para ir a la escuela, para crecer en peso y talla, para llegar a la edad productiva con fortaleza. ¿Ha experimentado alguna vez lo que se siente cuando hay hambre? Cuando un bebé llora, la primera causa es el hambre, no hay juguetes, ni chupetes que le calmen si no toma leche, llorará. El niño mayorcito no tendrá ánimos para jugar y mucho menos para estudiar. El infante con hambre no solo no crece, no desarrolla su inteligencia, sino que es un campo fértil para las infecciones y enfermedades.
Urge hacer algo contra el hambre en el Paraguay, desde el ministerio de Salud, desde el ministerio de Agricultura y Ganadería, desde la generación de empleos para padres con varios hijos. La lucha contra la pobreza debe empezar por erradicar el hambre.

Tomado de abc de Paraguay 

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