Mujer,
pobreza y cambio climático, retos para el desarrollo latinoamericano
América
Latina afronta el desafío de evitar la violencia de género, disminuir la
pobreza, adaptarse al cambio climático, garantizar la salud sexual y
reproductiva y encarar la inmigración desde la perspectiva de los derechos
humanos, fenómenos que afectan con mayor fuerza a las mujeres.
Tales
asuntos serán debatidos en la I Conferencia Regional sobre Población y
Desarrollo de América Latina y el Caribe, que con el Fondo de Población de la
ONU (FPNU) y la Cimisión Económica para la región (CEPAL) se celebrará a partir
del lunes 12 en Montevideo.
La
conferencia, convocada para revisar las metas trazadas desde la cita mundial
celebrada en 1994 en El Cairo, examinará el caso de la población
latinoamericana y caribeña, mayoritariamente joven y femenina, que pasó de 168
millones de personas en 1950 a 617 millones en 2013, con un crecimiento
superior al promedio mundial.
Un
documento actualizado de la ONU sobre perspectivas de la población mundial
indica que hacia 2050 el número de habitantes en la región alcanzará a 902
millones (el mundo tendrá entonces 10.868 millones de habitantes) y que en
América Latina y el Caribe, en general, hay más mujeres que hombres.
La
tendencia de mayoría femenina se refleja en los países más poblados de la
región -Brasil, México, Argentina y Colombia-, aunque se iguala o se revierte
en otros, como Bolivia, Cuba, Ecuador, Honduras, Perú y Venezuela, según el
documento.
Así, la
violencia, la pobreza, el cambio climático, la inequidad laboral, los embarazos
no deseados, la inmigración ilegal, la trata de personas y la falta de
servicios de salud, entre otros problemas, afectan en mayor o menor medida a
las latinoamericanas y caribeñas, con situaciones dramáticas entre las
indígenas y afrodescendientes.
En el caso
de la violencia por razones de género, la región tiene una asignatura
pendiente, a pesar de que algunos gobiernos impulsan políticas públicas para
prevenir las agresiones físicas y sicológicas en el entorno familiar, laboral,
educativo y callejero.
Un estudio
de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) sobre la situación de la
violencia contra las mujeres en doce países de América Latina y el Caribe
mostró que esos actos están enquistados en la sociedad, y en algunos casos
responden a patrones ancestrales.
Las
agresiones a las mujeres son graves en casi todos los países, desde Haití,
donde el 13 % de ellas manifiesta haber experimentado violencia física a lo
largo de su vida, hasta Ecuador (31 %), Colombia, Perú (39 %) y Bolivia, donde
el 52 % de la población femenina dice haber sido agredida.
Los datos
de la OPS indican que entre un 5 % y un 11 % de las mujeres encuestadas
reportaron haber sufrido agresiones sexuales por parte de su pareja, y entre un
10 % y un 27 % han padecido de esos actos por cualquier agresor, inclusive su
compañero.
Asimismo,
el Programa de la ONU para el Desarrollo (PNUD) y la Comisión Económica para
América Latina y el Caribe (CEPAL) coinciden en que el cambio climático está
causando más pobreza, especialmente entre las mujeres de la región.
Los efectos
del calentamiento global y la contaminación inciden gravemente en la situación
de las mujeres pobres, debido a su limitada capacidad para reponerse a los
desastres naturales y adaptarse al cambio climático, y a la falta de acceso a
los alimentos y otros recursos.
La
desigualdad de género provoca que las mujeres constituyan el 70 % de los pobres
en Latinoamérica, la región socio-económicamente más desigual del mundo,
representando la mayoría de la población más vulnerable ante los desastres
naturales.
Esa
situación se agrava si se considera que ellas ejercen el papel de cuidadoras en
el hogar, lo que las coloca en una situación de mayor vulnerabilidad ante
inundaciones, deslizamientos, terremotos y otros eventos catastróficos.
La salud
sexual y reproductiva, uno de los ítems de los Objetivos del Milenio (ODM),
registra un déficit alarmante en América Latina y el Caribe, tal como lo
muestran la baja cobertura y la mala calidad de los servicios sanitarios para
las mujeres, niños y adultos mayores, principalmente, muy a pesar de los
discursos oficiales.
La
mortalidad materna es una de las metas de los ODM que menos progreso registra
en la región.
Cada año,
287.000 mujeres mueren en el mundo por causas relacionadas con el embarazo o el
parto, siendo estas el primer motivo de muerte entre adolescentes (15 y 19
años) en América Latina y el Caribe.
El estudio
de la ONU mostró que, si bien hay cifras alentadoras de mortalidad infantil en
Cuba (4,5 por cada mil nacidos vivos) y Costa Rica (8,5), la situación es
dramática en otros países como Bolivia, con una mayoritaria población indígena,
donde llega a 39,1, por encima de Botsuana (31,8).
La tasa de
aborto inseguro en Latinoamérica se sitúa en alrededor de 31 casos por cada mil
mujeres de 15 a 44 años, una cifra similar a la de África Subsahariana, según
estudios privados.
A esos
fenómenos se suma el de la emigración masiva en un continente que, si bien ha
sorteado la crisis global mejor que otros, tiene la riqueza peor repartida del
planeta, lo que empuja a millones de personas a cruzar las fronteras de sus
países.
Las
latinoamericanas y caribeñas padecen por partida múltiple el fenómeno de la
inmigración, pues, a la violencia, la pobreza y la falta de escolaridad, se
suman la trata de personas, la explotación laboral y el tráfico de drogas, con
expresiones dramáticas entre las niñas y adolescentes.
Tomado de terra , por sugerencia de boletín gal de Chile
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