Claudio Medrano |
Durante su visita por nuestro país, el secretario general de
la OCDE afirmó que, aunque levemente, la desigualdad en Chile ha disminuido,
generando una percepción de optimismo que no necesariamente se condice con la
realidad. ¿Es el factor ingreso un determinante para calcular la desigualdad en
el país?
Fue durante su visita por nuestro país que el secretario
general de la OCDE. Ángel Gurría, realizó esta afirmación, aunque aclarando que
Chile, junto con México se mantienen como los países con los niveles de
desigualdad más grandes del organismo.
“Logramos quebrar la
tendencia de estancamiento y estamos avanzando en un contexto en que los demás
países se están deteriorando. Pero hay que tener en cuenta que nacimos
diferentes y que no hay ningún país del mundo que tenga desigualdad cero”, fue
la reacción del ministro de la Segpres, Cristián Larroulet, manifestando la
opinión del Ejecutivo al respecto.
Responder a la
pregunta de si se ha reducido la desigualdad en el país es compleja y por eso
convencionalmente se utiliza un criterio como el ingreso para poder medirlo,
“existen dos parámetros que se consideran, los ingresos monetarios y los
ingresos autónomos, estos últimos se refieren estrictamente a lo que se recibe
por concepto de trabajo”, aclara el economista de la Fundación Sol, Gonzalo
Durán, quien reconoce una disminución en este ítem, aunque hay otros aspectos
que se mantienen iguales o incluso han aumentado.
Por esto, el
economista precisó que “si uno compara la Encuesta Casen del año ’90 con la
Encuesta Casen de 2011, se observa que el país habiendo crecido económicamente
la desigualdad se duplicó, por ejemplo, si consideramos lo que es la brecha de
ingreso entre el 5% más rico y el 5% más pobre, donde la desigualdad subió en
un 100%”.
A esto se agrega la
distribución de ingresos considerando el Producto Interno Bruto del país como
explica el economista de Cenda, Manuel Riesco: “El 99% de la población, es
decir, todos los quintiles que componen la Encuesta Casen en conjunto reciben
1/3 del Producto Interno Bruto (PIB) entonces la pregunta es quién se queda con
los otros 2/3″.
En otras palabras y
tomando datos de la encuesta Casen 2011, mientras un pequeño grupo vive mejor
que los ricos de Suiza, el 50 % de los trabajadores gana menos de $ 250.000 y
en el 65 % de los hogares el ingreso mensual autónomo por persona es menor a
$203.000.
Para los
especialistas centrarse en lo meramente económico puede provocar distorsiones a
la hora de percibir la desigualdad, por lo mismo, se deben incluir otros
factores como entorno, educación, acceso a la salud y calidad de vida.
En este sentido Chile
estaría al debe en varias materias, como por ejemplo la educación escolar, que
es considerada una de las más segregadoras del mundo, perpetuando de esta forma
el círculo como sostiene el fundador del movimiento Educación 2020, Mario
Waisblutth.
En este sentido, el
investigador y académico de nuestra universidad explicó que “los indicadores de
segregación escolar de Chile son los peores del mundo, eso quiere decir que
aquí tenemos escuelas para los muy ricos de la elite, escuelas para los 3/4
ricos, escuelas para los un poco ricos, escuelas para los de clase alta media,
escuelas para los de clase media-media, escuelas para los de clase media-baja,
escuelas para los de clase baja, escuelas para los de clase muy baja. La elite
de Chile se reproduce a si misma y concentra el poder económico, político,
educativo en cinco comunas de las 345 comunas de Chile”.
A esto se suma la
composición que tienen los grandes
grupos empresariales que concentran la mayor parte de las riquezas, cerrando el
círculo sólo a unas cuantas personas que manejan información privilegiada del
comportamiento de los mercados, lo que se conoce como “desigualdad
burocrática”.
Esto se puede ver en
casos como el “Cascadas” que tiene en entredicho la administración de Julio
Ponce Lerou en SQM y cómo actores como Larraín Vial que controla prácticamente
el mercado de valores.
En materia de
planificación urbana se puede constatar la forma en que la desigualdad se
agudiza en nuestro país, gracias a la especulación inmobiliaria y la falta de
una “política de ciudad” las ciudades han derivado en enclaves donde por
ejemplo el 30% de los ingresos de Chile se concentran en 5 comunas de Santiago.
A esto se suma el
establecimiento de verdaderos “ghettos” en las ciudades debido a las políticas
sociales de vivienda de establecer poblaciones en suelos que resulten baratos
para la compra.
A juicio del
presidente de la Fundación Defendamos la Ciudad, Patricio Herman, el ejecutivo
ha servido a los intereses de los empresarios inmobiliarios.
En esa línea, el
también arquitecto señaló que “el ministerio de la Vivienda es y ha sido hace
muchos años un servicio público que procede en sus políticas de acuerdo a los
dictados que le imparte la Cámara de la Construcción y todos los agentes
inmobiliarios que lucran con el recurso suelo”.
Según el estudio “La
‘parte del león’: Nuevas estimaciones de la participación de los súper ricos en
el ingreso de Chile”, elaborado por investigadores de la Universidad de Chile,
El 1 % de las personas con mayores ingresos concentró como promedio entre el
2005 y 2010 el 32,8 % de los ingresos totales (si se incluyen las utilidades
retenidas) o el 30,5 % (si se incluyen las ganancias de capital).
En otros países, para
los cuales fue posible realizar la medición, los niveles de concentración son
considerablemente menores.
Mientras en Suecia se
registra un 9,1 %, en España 10,4 %, Japón 10,9 %, Alemania 12,1 % y Canadá
14,7 %, en Estados Unidos (uno de los países más desiguales en el mundo
occidental) alcanza un 21%. Tomado de uchile por sugerencia de boletín gal
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