Son los zorros los que cuidan el gallinero
La asamblea general de la Organización de las Naciones
Unidas (ONU) se encuentra celebrando su 68º período de sesiones en
la ciudad de Nueva York.
Autor: Javier El-Hage (*) / Roberto González
El martes se llevó a cabo un evento de particular importancia:
la elección por un periodo de tres años de 14 Estados que pasaron a formar
parte del organismo más importante de defensa y promoción de los derechos
humanos en la ONU, el Consejo de Derechos Humanos. Irónicamente, no
fueron los Estados democráticos y respetuosos de las libertades
fundamentales quienes salieron victoriosos en esta votación; por
el contrario, fueron principalmente dictaduras y gobiernos autoritarios
como Arabia Saudita, Argelia, China, Cuba, Rusia y Vietnam los electos
para integrar este Consejo. Por América Latina, se eligió también
al gobierno de México, que se une al elenco de naciones democráticas
como Alemania, Austria, República Checa, Chile, Corea del Sur, Costa
Rica, Estados Unidos y Japón que también integran el Consejo.
En el año 2006, mediante la resolución 60/251, la asamblea
general de la ONU creó el Consejo de Derechos Humanos como el órgano
responsable de promover el respeto universal y la protección de los
derechos humanos y libertades fundamentales en el mundo. Entre las
facultades confiadas al Consejo se encuentran la responsabilidad
y designación de los procedimientos especiales (grupos de trabajo,
expertos independientes, relatores especiales, etc.), la revisión
de los exámenes periódicos universales sobre la situación de los derechos
humanos en los 192 Estados miembros de la ONU, así como la recepción de
denuncias individuales realizadas por personas -incluidas ONG-
que afirmen ser víctimas de violaciones de derechos humanos y libertades
fundamentales. Los 14 Estados que fueron electos ayer representan poco
menos de un tercio del total de 47 miembros que tiene el Consejo de Derechos
Humanos (un tercio de los cuales se eligen anualmente por periodos de
tres años). La lista completa de miembros incluye a gobiernos dictatoriales
y autoritarismos competitivos como los de la República Democrática
del Congo, los Emiratos Árabes Unidos, Kazajistán, Pakistán y Venezuela.
El Consejo fue creado con el objeto de sustituir a
la antigua Comisión de Derechos Humanos, un órgano creado por el
Consejo Económico y Social (ECOSOC) en 1946. Previo a su desaparición,
la Comisión sufrió un proceso gradual de críticas y desprestigio,
precisamente por el absurdo de que sus miembros eran mayoritariamente
regímenes dictatoriales que se asociaban para bloquear y neutralizar
cualquier posibilidad de denuncia verdadera sobre la grave situación
de los derechos humanos en sus países. El mismo Kofi Annan, secretario
general de la ONU en ese momento, indicó en el año 2005 que “la disminución
de la credibilidad y el profesionalismo de la Comisión de Derechos
Humanos” había menoscabado progresivamente la capacidad de desempeñar
sus funciones. Específicamente, Annan criticó que algunos Estados
se habían “hecho miembros de la Comisión no para afianzar los derechos
humanos sino para protegerse contra las críticas o para criticar a
otros”; dando como resultado “un déficit de credibilidad” que empañaba
“todo el sistema de las Naciones Unidas”.
Para evitar que la desastrosa historia de la Comisión
de Derechos Humanos se repitiera, la asamblea general estableció
estándares mínimos que los Estados miembros deberían cumplir para
pertenecer al recién creado Consejo. El numeral 8 de la resolución
60/251 estableció que al elegir a los miembros del Consejo, los Estados
“deberán tener en cuenta la contribución de los candidatos a la promoción
y protección de los derechos humanos y las promesas y compromisos voluntarios
que hayan hecho al respecto”. La resolución también indicó que se debía
tener en cuenta el mérito de los candidatos para “aplicar las normas
más estrictas en la promoción y protección de los derechos humanos”,
así como para “cooperar plenamente con el Consejo”.
El pasado 4 de noviembre, Human Rights Foundation en
conjunto con UN Watch publicaron un informe denunciando a varias de
las candidaturas sometidas a decisión de la asamblea. El informe
evaluó la idoneidad de cada uno de los candidatos de acuerdo a un análisis
basado en los criterios de selección desarrollados en la propia resolución
de la asamblea general.
Resulta escandaloso, por ejemplo, que la asamblea general
haya confiado la defensa y promoción de los derechos humanos a algunas
de las peores dictaduras y regímenes autoritarios del mundo. Es el
caso de China, cuyo gobierno mantiene en prisión Liu Xiaobo, Premio
Nobel de la Paz 2010. Xiaobo fue condenado a 11 años de cárcel por haber
liderado el movimiento democrático Carta 08, un manifiesto firmado
por cientos de intelectuales y activistas chinos que pedía a Beijing
democracia, libertad y derechos humanos. La Carta 08 estuvo inspirada
en el movimiento Carta 77, encabezada por Václav Havel, primer presidente
democrático de la República Checa y ex secretario general de HRF.
Lo mismo sucede con Cuba, la única dictadura que queda
en el hemisferio occidental -luego de que cayeran las dictaduras militares
anticomunistas en los años 80- y un régimen caracterizado por deshumanizar
a cualquier opositor político con las etiquetas oficiales de “gusano”
o “mercenario”. También resulta lamentable que se haya electo a países
como Namibia y Sudáfrica, quienes a pesar de ser democracias liberales
respetuosas de los derechos de sus ciudadanos, constituían candidaturas
“cuestionables”, ya que frecuentemente votan junto a las dictaduras
que dominan el Consejo bloqueando cualquier resolución a favor de
las víctimas de violaciones a los derechos humanos en países dictatoriales.
La flamante elección de Arabia Saudita, Argelia, China,
Cuba, Rusia y Vietnam al Consejo de Derechos Humanos hacen recordar
la lamentable historia que llevó al desprestigio y desaparición de
la Comisión que lo antecedió. A tan solo 7 años de su creación, el Consejo
ya presenta el mismo cuadro de enfermedad terminal que puso a los países
democráticos en la disyuntiva de continuar participando o no de
aquel circo. En el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, son los zorros
los que cuidan el gallinero.
(*) Javier El-Hage es director jurídico y Roberto
González abogado asociado de Human Rights Foundation, una organización
internacional de derechos humanos con sede en Nueva York. Tomado de época
de ctes
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