En canoa tras las huellas de los mayas
Algunas rutas comerciales que usaban los mayas hoy se pueden
seguir hoy por canales, pantanos, lagunas y lagos.
Xcaret es un gigantesco parque temático, con pirámides,
museos, teatros y enormes cuevas cársticas. Foto: dpa [ Ver fotogalería ]
Por Franz Smets (dpa)
En el pasado, los mayas transportaban grandes cantidades de
mercancías entre Centroamérica y el norte. Sin embargo, con sus canoas, hechas
de grandes troncos de árbol ahuecados, no se atrevían a adentrarse mucho en el
mar.
Daban la vuelta a la península de Yucatán (México)
aprovechando las corrientes del mar próximas a la costa y, sobre todo, iban en
canoa por el interior de la península recorriendo largas distancias. Algunas de
esas rutas se pueden seguir hoy, dejándose llevar como antes lo hacían los
mayas, por canales, pantanos, lagunas y lagos.
En el lugar donde alguna vez estaba el puerto de Polé
(Xcaret), unos 80 kilómetros al sur de Cancún, el mundo de los mayas ha vuelto
a nacer. Xcaret es un gigantesco parque temático, muy variado, con pirámides,
museos, teatros y enormes cuevas cársticas por las cuales discurren ríos
subterráneos desde el interior del país hasta el mar. Hay actores que
representan los bailes y cantos de los indígenas de México y sus juegos de
pelota, también en la oscuridad, con balones de caucho ardiendo. Hay acuarios
con cocodrilos, tortugas, tiburones, peces y corales.
La industria mexicana del turismo ha tomado algunas
iniciativas para dar a conocer a los turistas la cultura y la historia del
país. Con excursiones de un día, los turistas llegan fácilmente a antiguos
feudos de la cultura maya como Chichén Itzá, Tulum, Ek Balam y Cobá. Desde el
año 2007 también se representa la peregrinación maya en canoas hacia la isla de
Cosumel, donde se veneraba a la diosa Ixchel.
Con esta peregrinación por el mar se pretende recordar otra
particularidad de los mayas: la navegación. Cuando los primeros españoles se
encontraron a principios del siglo XVI con los indígenas frente a la costa de
Yucatán, se asombraron de las canoas hechas de troncos de árbol en donde cabían
hasta 50 personas.
Xcaret es sólo una de las más de 300 localidades que
nacieron a lo largo de las costas de Yucatán en tiempos precristianos. En la
ruta marítima alrededor de la península de Yucatán los mayas transportaban sal,
miel, pieles, cacao y un sinfín de otras mercancías entre Panamá y el Golfo de
México.
La sal procedía de los salineros de Ría Lagartos, que
todavía hoy se explotan y que se encuentran en la coste norte de la península
de Yucatán, sobre el Golfo de México. “Desde allí, los mayas iban en canoa
recorriendo largos trayectos hasta Chetumal a través de interminables zonas
húmedas pasando por lagos, lagunas y canales“, relata Fidel Villanueva,
cronista de Isla Mujeres, situada frente al balneario de Cancún.
Los mayas también se desplazaban en canoas a lo largo de la
costa, protegida por un arrecife con una extensión de varios cientos de
kilómetros y por algunas islas. Según el arqueólogo Carlos Serrano, las rutas
de navegación estaban bien señalizadas. “Los mayas colocaban banderas en las
corrientes de agua y marcaban puntos geográficos. Excavaban canales, construían
puestos de peaje y faros en donde hacían fuego por la noche“, dice Serrano.
Esas construcciones se han conservado hasta el día de hoy,
por ejemplo en las ruinas de Tulum, a unos 120 kilómetros al sur de Cancún. El
edificio más alto en ese lugar servía como punto de orientación, que les
permitía a los mayas encontrar con sus barcos el paso por el arrecife.
Actualmente, los turistas pueden visitar en algunas regiones
las construcciones situadas a orillas de las vías fluviales. Por ejemplo, muchos
touroperadores llevan en sus programas para el Caribe mexicano excursiones por
la reserva maya Sian Ka’an, situada al sur de Tulum. A mitad del camino hacia
el mar los mayas construyeron entre las lagunas de Muyil y Chunyaxche una
especie de estación de piedra con tres entradas por las que pasaba los barcos.
Allí es posible meterse en el agua del río angosto para
dejarse arrastrar varios kilómetros por la leve corriente hacia el Caribe entre
garzas, ibises y otros pájaros de pantano que agitan las alas. Algo parecido
también se puede hacer en las lagunas multicolores en Bacalar, cerca de la
frontera de México con Belice.
El viaje en barco al Río Hondo dura varias horas. El barco
navega en dirección a Chetumal hacia el mar o tierra adentro pasando junto a
los esqueletos de barcos hundidos en la arena en los que los ingleses
transportaban, entre otras cosas, troncos de caoba sacados de la selva de
Guatemala.
Los canales construidos por los mayas entre las lagunas
fueron utilizados más tarde por piratas, entre otros. No hay muchos rastros
visibles de sus saqueos: un museo en el fuerte de San Felipe en Bacalar o las
cuatro paredes de la casa del pirata Fermín Mundaca en Isla Mujeres.
“Nuestra historia es increíblemente rica“, dice el cronista
Villanueva. “Sin embargo, muchas huellas de nuestra historia se encuentran en
el mar“, agrega. Un ejemplo es el antiguo faro de los mayas, la mayor parte del
cual se precipitó al mar sobre los acantilados desde una altura de 20 metros a
causa de los numerosos huracanes en la región. Tomado de perfil de ar
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