¿Cuándo y por qué se
deprimen los animales?
En un estado de depresión los perros pueden desarrollar
gastritis y úlceras gástricas. Inicialmente los problemas son subclínicos.
Demuestran inapetencia además. Se determina por percepción y observación del
veterinario o el humano que cuida. FOTO sstock En un estado de depresión los
perros pueden desarrollar gastritis y úlceras gástricas. Inicialmente los
problemas son subclínicos. Demuestran inapetencia además. Se determina por
percepción y observación del veterinario o el humano que cuida.
Aunque no lo pueden expresar, animales domésticos y salvajes
también pueden presentar un comportamiento depresivo que en casos severos puede
llevarlos a la muerte.
El perro que ladra solo en casa todo el día y rasguña la
puerta, el gato que se angustia cuando mueven los muebles, el felino del
zoológico que da vueltas y vueltas en su cueva, el pájaro que repite
movimientos y parece un zombie.
¿Se deprimen los animales? ¿Por qué 835 ballenas encallan en
una playa y se dejan morir, como en Mar del Plata?
Estrés y depresión. Los científicos y veterinarios prefieren
hablar de conducta tipo depresión, como repite en notas de prensa Olivier
Berton, neurocientífico de la Universidad de Pensilvania que estudia el tema.
El perro que sigue al amo hasta la tumba que muestran las
películas y las noticias, o el gato que ante la ausencia de un ser querido se
interna en el monte para dejarse morir.
No solo los domésticos, los animales retirados de su medio
natural revelan alto estrés, y no es extraño que mueran.
Si es difícil determinar la depresión en personas, en
animales que no hablan y no pueden comunicar lo que sienten, queda en manos de
la percepción y observación del veterinario o del acompañante humano.
Sí se nota
María Patricia Arias, profesora del CES e investigadora del
Grupo Inca, afirma convencida al recordar tantos casos de perros y gatos: “creo
que sí se pueden deprimir”.
Los silvestres confinados o retirados de su hábitat tienen
comportamiento de movimientos estereotipados, “se mueven en círculos, hacen
movimientos repetitivos, cuando no están en un hábitat confortable,
manifestación de que no hay bienestar. “Los caballos tragan aire, pierden peso
rápido”. Y las aves se estresan demasiado, adquieren vicios, pueden comerse
cosas que no son comestibles, picar la jaula, romper la madera.
Todo animal padece estrés y hay de dos tipos. El agudo, la
angustia que puede sufrir cuando su vida está en peligro y hay una respuesta de
lucha o huida, hay gran secreción de adrenalina, aumenta la frecuencia
cardíaca, respiratoria y el aporte de energía, porque necesita más fuerza
muscular y rapidez neuronal para responder. Otro es el crónico, que sufren por
situaciones repetitivas, como un perro que cachorro lo acostumbraron a estar
acompañado y de adulto lo dejan solo en casa.
Juan Ochoa, médico veterinario del Hospital de la
Universidad de Antioquia, reitera que no hay forma de demostrar la depresión,
pero se pueden advertir cambios de comportamiento, como aquella ave que se
retrae a una esquina de la jaula o no vuela, o que adquiere comportamiento de
otras especies con las que convive, situación común en videos compartidos en
redes sociales: el búho que juega con un gato. Señales Existen especies e
individuos más susceptibles. Los primates, como dice también Berton, son los
que presentan patrones más identificables como depresión. Pero son muchos, y en
general mientras más desarrollado el cerebro más se presenta ese tipo de
conducta.
En las aves hay patrones como el picaje, comenzar a arrancar
pedazos de la jaula, o quitarse las plumas. Los loros se las arrancan uno al
otro.
Las otras señales son pérdida marcada de apetito y de
interés sexual, como la aparición de conductas agresivas. Un ave en cautiverio,
señala Ochoa, pierde la capacidad de definir cuál es el alimento que más le
conviene según la época, pues en el medio natural el recurso cambia todo el
año; en la jaula comen en desorden o les proporcionan un alimento que no es.
El estrés lleva a la inmunosupresión, una mayor
susceptibilidad de contraer infecciones y morir por enfermedad.
Arias indica que aunque en animales no se puede hablar de
suicidio “uno ve algunos que no se ayudan, no quieren luchar. Cuando dejan de
tomar agua, ya es muy grave”.
Suicidio, un tema que aparece cuando se habla de ballenas y
cetáceos encallados en playas, y sobre el que la ciencia no ha logrado
consenso. Entre las causas figuran interferencias en el sonar con el que se
orientan, enfermedades, lesiones, vejez y aguas contaminadas.
En cautiverio
Johnatan Álvarez, médico veterinario del Zoológico Santa Fe,
relata que a los animales recuperados los tratan desde lo veterinario,
nutricional y biológico. Primates, perezosos y tamandúas, entre otros, son
susceptibles a la depresión por la ruptura de lazos cuando son retirados de su
hábitat, tal como las aves.
Tras la evaluación y estabilización médica, se trata de
socializarlos con individuos y grupos de su propia especie. En lo nutricional
les van poniendo retos alimentarios que semejen su medio, con dieta
especializada.
“La depresión es alta. Se estima que de 10 animales de
tráfico ilegal, 1 llega a destino”.
Estrés, depresión, condiciones para reconocer en los animales
antes de que conduzcan a algo peor . EL CASO DE LA PÓLVORA
Uno de los temores con animales en nuestro medio es la época
decembrina cuando se quema pólvora. Johnatan Álvarez recuerda que el año pasado
perdieron una cría de llama por las explosiones.
¿Qué hacer con los animales domésticos?
Aparte de productos para reducir la ansiedad que se venden
en tiendas veterinarias, se aconseja ir acostumbrándolos al ruido. No se
recomienda abrazarlos cuando se presente el hecho, sino felicitarlos cuando
estén tranquilos. Tampoco se deben encerrar y menos regañarlos.
RAMIRO VELÁSQUEZ GÓMEZ Los temas de la ciencia, la
astronomía y el medio ambiente con énfasis en cambio climático son mis campos
de acción periodística. Con vocación por el mundo de los pequeños felinos y la
defensa animal. TOMADO DE EL COLOMBIANO
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