CAMBIO CLIMÁTICO
Son más las muertes por olas de calor que por inundaciones
En el último episodio, en el verano de 2013-2014, hubo 700
víctimas mortales más que el promedio del período solo en la Capital Federal.
En los últimos 15 años, fallecieron 500 en todo el país por los efectos de
intensas precipitaciones. Diluvio en Francia.
Si bien las precipitaciones extremas y las inundaciones son
una amenaza para los próximos meses por la llamada corriente de El Niño, otros
de los fenómenos que afectan a estas latitudes, las olas de calor, pueden ser
aún más mortales. Un estudio reciente realizado por el científico del Conicet y
experto en cambio climático Vicente Barros da cuenta de que en el último
episodio de este tipo, en el verano de 2013-2014, se registraron, en la Capital
Federal, al menos 700 muertes más que el promedio del período, un 7% más.
Las cifras que da Barros, encargado de redactar la Tercera
Comunicación Nacional que la Argentina presentará en París, en la cumbre de lucha
contra el cambio climático, parten de la base de que, mientras el promedio de
decesos en los meses de verano en la ciudad (diciembre, enero, febrero) es de
9.500 desde 1996, según datos del Registro Civil local, en el mismo período del
verano 2013-14 la cifra ascendió a 10.204 muertes.
Diciembre de 2013 fue, precisamente, el mes más cálido de la
historia de la ciudad y está, además, entre los más cálidos del país. Se
registraron al menos tres olas de calor, se batieron algunos récords de
temperaturas máximas absolutas y se igualaron marcas en valores medios en torno
a los 26°6.
El 26 de diciembre de ese año, la temperatura más alta en el
país se registró en Chamical (La Rioja), con 45,5º.
“Esta ola de calor abarcó desde Mendoza hasta Buenos Aires y
desde Córdoba hasta Bahía Blanca, la parte más poblada del país, unos 20
millones de personas. Es probable que si sumáramos las muertes de otras
jurisdicciones, el resultado sería mucho más amplio”, agregó Barros, publica
hoy La Nación.
El científico resaltó la diferencia con las muertes por
inundaciones, aunque reconoció que no hay una estadística formal al respecto:
“El cálculo de muertes por precipitaciones de los últimos 15 años en todo el
país es de alrededor de 500. Los dos casos más importantes, Santa Fe y La
Plata. Aun con la falta de casos que pudieran haber existido, las muertes
durante olas de calor pueden ser mayores”.
Barros advierte, sin embargo, que el número de muertes en
nuestro país no fue tan elevado como, por ejemplo, en Europa en 2003. Sólo en
Francia hubo, entonces, una morbilidad de más del 55% con respecto a años
anteriores, lo que supone más de 10.500 muertes. “En Europa se usa menos el
aire acondicionado que en la Capital. Eso es parte de las costumbres”, indicó
el experto, como una forma de explicar la diferencia.
Cuando comienza una ola de calor, es el Servicio
Meteorológico Nacional (SMN) el que activa la alerta. Luego, los diferentes
organismos comienzan con la difusión de las medidas de prevención
correspondientes.
“El SMN da el aviso y no hace falta hacerlo con mucho tiempo
de anticipación. Luego se difunde en los medios una batería de consejos. Lo que
se podría hacer es un estudio para ver cómo reacciona la gente, porque pueden
escucharlos y actuar, o actuar incorrectamente; hay que evaluar si esos
consejos son recibidos correctamente. Es lo primero que se podría hacer, con
poca inversión”, sostuvo Barros.
Aunque se han registrado olas de calor desde 1911, en la
última década no solo se observan aumentos en los registros de las temperaturas
mínimas, sino también que cada año ocurre, por lo menos, un episodio con
mínimas superiores a 22° y máximas elevadas por encima de los 32°.
DEVASTADORAS LLUVIAS EN FRANCIA
Por lo menos 19 personas murieron en la Costa Azul francesa
como consecuencia de una violenta tormenta que provocó inundaciones en una
decena de ciudades y causó importantes daños. Según las autoridades francesas,
otras dos personas más se encuentran desaparecidas.
El presidente francés, François Hollande, visitó la zona del
desastre y atribuyó el alto índice de víctimas mortales a la intensidad de las
lluvias y a lo inesperado del fenómeno meteorológico, que azotó la costa del
sudeste francés anteayer.
Aunque los servicios meteorológicos habían lanzado el nivel
naranja de vigilancia, nadie podía esperar que la zona situada entre Niza y
Cannes iba a recibir casi 200 litros por metro cuadrado en algo menos de tres
horas.
Un fenómeno “repentino”, según las autoridades, que se vio
amplificado porque la zona concentra elevados niveles de urbanización, lo que
hizo que el agua convirtiera las calles y rutas en torrentes que arrastraron a
su paso cuanto encontraron. Los vehículos y el mobiliario urbano se amontonaron
en las calles, bloqueadas también por la caída de varios árboles.
Los mayores estragos se registraron en la ciudad de
Mandalieu-la-Napoule, situada junto a Cannes, donde hubo ocho muertos. En
Cannes se registraron cuatro muertes. Una mujer fue arrastrada por la corriente
cuando paseaba por la calle y el cadáver de otra persona fue hallado en una
cochera.
Al norte de esa ciudad, en el municipio de Vallauris, tres
miembros de una misma familia murieron cuando, pese a las advertencias de otros
vecinos, trataron de pasar con su auto bajo un túnel y quedaron bloqueados en
el interior. En Biot, tres fallecidos, y en Antibes, uno.
Hollande dijo que se declarará el estado de catástrofe
natural y que las indemnizaciones a los afectados se pagarán en un plazo de
tres meses. > La República. > Foto: Bomberos de Cannes, frente a un coche
abandonado en el agua, en la entrada de un túnel. /Reuters. TOMADO DE ENVIO DE
RED FOROBA
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