Beltrán y la
sostenibilidad de los esquejes
El agricultor constituye un referente en la agricultura
suburbana guantanamera al lograr más de 40 mil esquejes de diferentes frutales,
mayormente de guayaba enana roja cubana Autor: Jorge Luis Merencio Cautín |
Foto: del autor GUANTÁNAMO.— Cuando se escriba la historia de la
agricultura suburbana en esta provincia, un espacio prominente deberá ocupar
el campesino Eugenio Beltrán Pérez por su sobresaliente aporte a la propagación
de los frutales.
Este socio de la cooperativa de crédito y servicios Mariana Grajales es el único guantanamero que produce posturas a gran escala mediante la propagación por esquejes.
Este socio de la cooperativa de crédito y servicios Mariana Grajales es el único guantanamero que produce posturas a gran escala mediante la propagación por esquejes.
El esqueje es un tipo de propagación asexual que consiste en
separar de la planta madre una porción del tallo, posteriormente favorecida por
determinadas condiciones, las cuales inducen a la formación de raíces, obteniéndose
una nueva planta, en la mayoría de los casos idéntica a la madre.
Expresado de manera más sucinta: el esqueje es un segmento
de planta separado de esta con una finalidad productiva y también se le conoce
como gajo o estaca.
Entre sus ventajas está la diseminación de plantas sin
necesidad de emplear simientes, la producción precoz de la nueva mata y el
aseguramiento de una postura con probado potencial productivo.
Beltrán Pérez inició la experiencia en el 2012, después de
aprender la tecnología en cursos impartidos por la Asociación Nacional de
Agricultores Pequeños (ANAP), y uno auspiciado por el Proyecto Palma, ofrecido
en Sancti Spíritus por expertos españoles, según relata.
Desde entonces ha logrado más de 40 000 esquejes de
diferentes frutales, mayormente de guayaba enana roja cubana, y en menor número
de cereza, limón persa y flores, con una supervivencia en vivero entre 80-85 %,
que considera muy buena para este método.
Comenta que en ello es determinante la observancia de los
requerimientos de la tecnología, el empeño de los trabajadores y el empleo de
humus de lombriz como fertilizante en el desarrollo de las posturas.
Según él la experiencia es sostenible y lo corrobora con el
hecho de terminar el presente año con la producción de unos 12 000 esquejes, a
los que suma otras posturas que logra mediante el injerto de yemas: anón,
níspero, guanábana, frutabomba… “Las posturas que los productores encarguen,
nosotros aquí la garantizamos”, asegura con modestia.
Eugenio encomia la productividad de los guayabales sembrados
por esquejes y asegura que su cooperativa dispone de más de 70 hectáreas de
frutales, entre áreas puras y en policultivos, aunque alerta que últimamente
observa un preocupante descenso en la siembra de frutales, motivado por las
dificultades con la comercialización de las cosechas debido a las limitaciones
tecnológicas y de capacidad productiva de la industria, además de la carencia
de sistemas de riego.
Abanderado en la aplicación de la ciencia y la tecnología,
este labriego asevera que su finca, ubicada en la comunidad de San Ildefonso, a
unos cinco kilómetros al noroeste de la ciudad de Guantánamo, constituye
escenario de fructíferos intercambios de campesinos y trabajadores con
profesores y estudiantes de la Universidad de Guantánamo.
En el área en que se desarrollan los esquejes, dos
profesores de ese centro docente han montado sus experimentos para sus tesis de
doctorado, afirma y sentencia: “Ello nos enorgullece y nos estimula a seguir
adelante con el desarrollo de esta tecnología de propagación de posturas”. TOMADO
DE LA GRANMA DE CUBA
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