CLAVES PARA TERMINAR
CON LA POBREZA
Por Víctor Beker Grandes cantidades de tiempo y de energía
se han gastado discutiendo cuál es la magnitud de la pobreza en la Argentina.
La reciente filtración de un estudio del Indec que confirma que un 26% de los
hogares son pobres cierra la discusión respecto de las cifras. Sea el 26% del
Indec o el 40% que registra el Observatorio de la Deuda Social de la UCA, los
hogares en esa condición -entre 3 y 4,5 millones- requerirán la urgente
atención de las políticas públicas del futuro gobierno.
Para que una persona en actividad sea pobre debe darse una
de dos circunstancias: carecer de empleo y, por tanto, de ingresos o estar
empleada pero con un ingreso insuficiente para cubrir las necesidades básicas.
Para revertir la situación del primer grupo se requiere la
creación de puestos de trabajo a través de un verdadero shock de inversiones.
Salvo en casos muy puntuales, hoy todo nuevo empleo requiere alguna herramienta
o maquinaria adicional, aunque tan sólo sea una computadora, un teléfono o una
pala.
Con respecto al segundo grupo, según cifras oficiales, un
34% de los asalariados tiene un empleo en negro, lo cual representa unos cinco
millones de trabajadores. En su gran mayoría, se trata de empleo de baja
calidad, baja productividad y bajo nivel de remuneración. A ellos deben
agregarse los asalariados que trabajan en blanco, pero cuyo ingreso familiar no
les permite satisfacer las necesidades básicas. Se trata de generar una
transferencia de recursos de estas actividades de baja productividad hacia
aquellas de alta productividad que caracterizan a la economía moderna, con
empleo formalizado y de calidad. Pero la clave para ello radica en producir una
inyección de capital que permita expandir la masa laboral empleada en el sector
de alta productividad. Otra vez nos encontramos con que la inversión es la
clave para la reducción de la pobreza. Pero mientras se generan los empleos de
alta calidad que constituyen la solución de fondo, deben atenderse cuestiones puntuales.
La Asignación Universal por Hijo permitió hacer llegar
recursos a los ocupados y desocupados del sector informal de la economía con
hijos menores de 18 años; por ende, excluye a los hogares pobres sin hijos o
con hijos mayores de 18 (muchos jubilados se encuentran en esta situación). Una
alternativa es extender la asignación universal a estos hogares.
En un país que produce unas 135 millones de toneladas de
alimentos capaces de alimentar a 450 millones de personas es un verdadero
despropósito que existan situaciones de pobreza extrema e indigencia. Pero
existen. Un programa Hambre Cero debería ser de inmediata aplicación para
revertir tales situaciones y eliminar los bolsones de desnutrición. No es una
cuestión cultural -como dijo algún político-: es una cuestión de comida.
Una parte importante de la pobreza se da en hogares
encabezados por mujeres. En promedio, a igualdad del resto de las
circunstancias, una mujer gana 100 pesos allí donde un hombre obtiene 130. Por
ello, la promoción de la equidad de género no es sólo un fin en sí mismo, sino
también un medio indispensable para la reducción de la pobreza. En promedio, a
igualdad del resto de las circunstancias, una mujer gana 100 pesos allí donde
un hombre obtiene 130. Existen problemas sociales que no se solucionan sólo con
una transferencia de ingresos. La política social debería focalizarse en
cuestiones como la enfermedad de Chagas, la vivienda precaria, etcétera.
Junto al desarrollo económico debe encararse la construcción
de una red de protección social permanente para la población más vulnerable,
con la flexibilidad suficiente para expandir su cobertura toda vez que ello sea
necesario.
Los altos niveles actuales de pobreza son la herencia de la
política de ajuste "sin anestesia" de los años 90, agravados por la
crisis de 2001.
2002 y que han persistido a lo largo de la "década
ganada". El desafío actual es conjugar el desarrollo económico con la
reducción de la pobreza. La democracia, para sobrevivir, debe demostrar que es
capaz de reducir y eliminar la pobreza. Como dijo el papa Francisco: "Los
pobres no pueden esperar TOMADO DE ENVIO DE ESCENARIOS ELTERNATIVOS
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