Ballenas a la vista en cinco lugares de la costa argentina
Pierre Dumas
1 Puerto Pirámides es el único pueblo de la Península Valdés
y es el punto de partida de los avistamientos embarcados de ballenas, cada año
entre julio y diciembre. Sólo seis empresas están autorizadas y son controladas
para lograr el menor impacto posible sobre la fauna marina: son Hydrosport,
Southern Spirit, Bottazzi, Peke Sosa, Whales Argentina y el pionero Punta
Ballenas, de Jorge Schmid. Southern Spirit, botó el año pasado un nuevo barco
que es la gran atracción: el Yellow Submarine, un pequeño buque semisumergible
con ventanillas que permiten ver bajo el agua y encontrarse literalmente cara a
cara con las ballenas. Esta embarcación tiene un casco particular y por lo
tanto, no puede navegar los días de mucho oleaje y viento. Sin embargo, las
salidas están garantizadas gracias a un semirrígido de dos pisos, que permite
ver las ballenas desde cierta altura y sacar asombrosas fotos cuando se acercan
para curiosear y avistar ellas también a los pasajeros. Puerto Pirámides tiene
su pico de actividad durante el fin de semana largo de octubre, pero las
salidas de observación son más intensas durante julio y agosto, cuando se da la
mayor concentración de ballenas en el Golfo.
2 El Doradillo. Desde la costa
A menos de 20 kilómetros del centro de Puerto Madryn es
posible ver ballenas muy de cerca y sin subirse a un barco (ni marearse). La
playa de El Doradillo forma como una pequeña bahía protegida, donde el agua es
más bien tranquila. Hay un fuerte declive desde la costa misma y el mar
enseguida se vuelve suficientemente profundo para que las ballenas puedan nadar
lo más cerca posible de la playa. Es el lugar que las madres eligen para
enseñar a nadar y a respirar a sus recién nacidos: el kinder del Golfo Nuevo.
En invierno especialmente se ve a madres e hijos pasar lentamente una y otra
vez, como dando paseítos. La playa termina con un acantilado, en un lugar
llamado Punta Flecha. Es otro buen apostadero para observarlas cuando nadan,
esta vez desde las alturas. La claridad del agua permite discernir con
precisión las siluetas de sus cuerpos y las callosidades de las cabezas. La
Fundación Patagonia Natural tiene una cabaña donde se hacen censos y
observaciones científicas, y donde llega el sonido de un hidrófono sumergido al
pie del acantilado. Es una ocasión única para escuchar el famoso canto de las
ballenas.
3 Las Grutas. El nuevo avistamiento
Este balneario lo tiene todo: un agua más cálida que en el
resto de la Costa Atlántica, un mar transparente, una costanera de paredes
blancas como las del Mediterráneo, un acantilado con cuevas para protegerse del
viento o del sol y una intensa vida comercial durante la temporada de verano.
Ahora también tiene ballenas en invierno? Hace ya varios años que se las puede
observar y que las agencias locales regularon salidas embarcadas en el Golfo
San Matías. Son excursiones más sencillas que las del Golfo Nuevo, en
embarcaciones más chicas, que salen del muelle de San Antonio Este. Durante las
navegaciones se ven habitualmente delfines, lobos marinos, pingüinos a partir
de septiembre, petreles, albatros y muchas aves marinas. En la actualidad se
estima que unas 300 ballenas francas australes visitan la costa rionegrina
entre Bahía Rosas y Playas Doradas.
4 Punta Ninfas. Entre el Golfo y el Océano
En esta península al sur de la boca del golfo Nuevo, la
estancia de una familia de pioneros vascos ha sido transformada en hotel de
campo. Se llama El Pedral y se encuentra en medio de la estepa, a unos
kilómetros apenas de la costa. El llamativo casco, construido en los años 20
con materiales traídos de Europa, es el punto de partida de varias excursiones
por los cañadones vecinos y por la costa. Es un buen apostadero para realizar
avistamientos de ballenas, cuando entran y salen del golfo. La inmensa playa es
de canto rodado y mide casi un kilómetro de ancho. Las ballenas pasan
relativamente cerca de la orilla, porque -al igual que en El Doradillo- el mar
tiene en seguida más de ocho metros de profundidad y permite que puedan
acercarse. El momento de más frecuencia de avistajes en Punta Ninfas es durante
agosto y septiembre, aunque se pueden realizar durante el resto de la
temporada. Como es el punto de entrada al golfo, se suelen ver regularmente
orcas también y está allí la segunda pingüinera en tamaño de la costa de
Chubut.
5 Miramar. Desde el centro y la playa
Las ballenas son cada vez más numerosas y ocupan un espacio
cada vez mayor a lo largo de la Costa Atlántica. Así, desde hace algunos años,
visitan las costas bonaerenses y se han convertido en una atracción regular del
invierno en Miramar. De julio a noviembre, se las suele ver desde las playas
del centro del balneario. La Fundación Cethus trabaja en el censo y el estudio
de aquella población, alejada de las aguas donde tradicionalmente se las espera
durante la temporada invernal. Miramar y Mar del Sur se acostumbraron a
esperarlas cada año en junio. No se realizan salidas embarcadas y sólo se las
puede observar desde las playas, pero se invita a quien quiera a participar en
los censos, llenando planillas de avistaje que luego son confiadas a los
científicos de Cethus. TOMADO DE LA NACION DE AR
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