Insectos comestibles,
una industria de futuro que lidera Tailandia
Mezcladas en salsa, en espirales de pasta o con forma de
galleta y hamburguesas, son algunas de la maneras de acercar a los comensales
las viandas preparadas a base de insectos comestibles, una industria de futuro
que lidera Tailandia.
Fotografía faciliada
por la compañía Bugsolutely, dedicada a la producción de espirales de pasta con
harina de grillo. Mezcladas en salsa, en espirales de pasta o con forma de
galleta y hamburguesas, son algunas de la maneras de acercar a los comensales l
EFE "El país ya es el líder global respecto a la
industria de insectos comestibles en varios sentidos", señala a Efe
Patrick Durst, representante de la Organización de las Naciones Unidas para la
Alimentación y la Agricultura (FAO) en la oficina de Bangkok.
En la moderna capital tailandesa, donde residen millones de
trabajadores procedentes de regiones más empobrecidas, es común encontrar
pequeños carros donde se ofertan una amplia variedad de insectos listos para
ser degustados.
Grillos, saltamontes, gusanos de seda y cucarachas de agua
son algunas de las más de 1.600 especies de insectos comestibles, según la FAO,
que se pueden encontrar en estos puestos ambulantes.
El experto, quien publicó en 2013 el informe titulado:
"ganado de seis patas: granjeo de insectos comestibles, recolección y comercialización
en Tailandia", señala que el país asiático ha logrado evolucionar
"desde un sistema de subsistencia para el consumo local hasta crear
canales comerciales con valor añadido".
Más de 250 empresas emergentes de todo el mundo han iniciado
un movimiento para llevar los productos preparados a base de insectos
comestibles hasta los platos del mercado occidental.
"La Unión Europea, por ejemplo, está trabajando en un
reglamento que regule el mercado de los insectos comestibles dentro de sus
fronteras", indica a Efe Massimo Reverberi, quien en a principios de año
fundó "Bugsolutely", una compañía dedicada a la producción de
espirales de pasta con harina de grillo.
El empresario italiano, que optó por elaborar un producto de
pasta por la familiaridad de su consumo, señala que aún topa con una
resistencia "ilógica" de los mercados y consumidores.
"La barrera no es totalmente lógica, en Italia o
Francia, por ejemplo, se come un tipo de queso con gusanos en su interior. Por
no mencionar productos como las ostras o las gamas, que parecen monstruos. Pero
la gente siente repulsión por los insectos", apunta Reverberi.
Los insectos comestibles son catalogados por la FAO como un
"superalimento" por sus propiedades nutritivas al ser ricos en
proteínas, vitaminas y otros micronutrientes, recuerda el experto de Naciones
Unidas.
Estos alimentos, apunta Durst, suponen un impacto ambiental
mucho menor que las granjas de ganado bovino o porcino y pueden ayudar a
garantizar el desarrollo sostenible de la industria alimentaria.
"Las granjas de grillos son limpias y mantienen un
control medioambiental, sin pesticidas ni químicos que aseguran la sanidad de
sus productos", remarca Reverberi.
Empresario y experto hacen una llamada a eliminar las
restrictivas políticas de comercio y desarrollar unos protocolos sanitarios que
ayuden a potenciar la confianza del consumidor.
Uno de los puntos fuertes de Tailandia es el incremento de
consumo local, a pesar de las reticencias de la población urbana.
En algunas cadenas de supermercados, junto a patatas fritas,
frutos secos u otros aperitivos, se pueden encontrar bolsas de insectos
comestibles.
"Los tailandeses consumen muchos insectos. Antes los
productos solo se encontraban en puestos callejeros, por lo que vimos una
oportunidad de invertir en esta industria y crear paquetes que se pueden
comprar en supermercados", señala Thanat Chattatun, cuya empresa
comercializa la marca de insectos comestibles Hi-So.
Según el tailandés, Hi-So vende unas 100.000 unidades al mes
de bolsas de grillos y de gusanos de seda fritos en Tailandia, Birmania,
Camboya y Laos y tienen planes de expandir sus negocios a Indonesia, China,
Francia y Estados Unidos.
Conforme a los datos de la FAO, 112 países de Asia, Europa,
África, América y Oceanía practican la "entomofagia" o consumo de
insectos.
"Hay posibilidades interminables con los insectos comestibles,
hay cocineros que han comenzado a innovar con sus platos y libros de cocina.
Las comidas tienen un sabor agradable, el único problema es que en la mente (de
los comensales) tienen la imagen del insecto", sentencia Reverberi.
Noel Caballero TOMADO DE ULTIMA HORA DE PY
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