Nuevas perspectivas para las acciones de adaptación:
metodologías y enfoques
Este artículo forma parte del Boletín N° 12, del mes de
agosto.
En un libro de muy reciente publicación, editado por
Fankhauser y Mc Dermott,[1] se afirma
que algún nivel de calentamiento global es ya inevitable y que hay en rápido
desenvolvimiento estrategias para adaptarse a los cambios que aquel implica,
mediante aproximaciones sucesivas.
En el enfoque que desarrollan los autores en esa publicación la
adaptación al cambio climático es tratada primordialmente como una cuestión de
desarrollo resiliente al cambio climático, combinando los desafíos de la
adaptación y del desarrollo en una única estrategia.
Este enfoque puede entenderse como parte de una reflexión
continua sobre la naturaleza de la adaptación que ha ido evolucionando
marcadamente en los últimos años. Y que es consistente con un abordaje más
práctico y basado en la noción de la necesidad de una implementación temprana
de la adaptación.
Esa evolución, según Paul Watkiss,[2] refleja
al menos tres áreas con variaciones significativas en lo que concierne a la
metodologías para evaluar la adaptación.
En una revisión detallada del estado del arte del
conocimiento sobre la adaptación y de las nuevas corrientes de pensamiento
sobre la economía de la adaptación, Watkiss sostiene que, en primer lugar, se
observa una evolución hacia un abordaje orientado a políticas, en el cual
el objetivo principal está organizado en torno a la adaptación. Esto representa
una diferencia sensible -en términos de alcance y de enfoque- respecto de
conceptualizaciones anteriores, que se basaban en un método orientado a la
evaluación de impactos, con una perspectiva primariamente de naturaleza
científica más que política.
En segundo lugar, sostiene también Watkiss, hay hoy
un mayor énfasis en lograr la integración de la adaptación en las políticas
nacionales y en las estrategias de desarrollo, en vez de pensar las
acciones de adaptación como intervenciones aisladas, singulares, que responden
frecuentemente a su propia lógica, la que no siempre está interrelacionada con
el conjunto de las orientaciones de la política nacional.
En tercer lugar, hay un tendencia a diferenciar con
mayor precisión las distintas fases que puede asumir la adaptación,
como un reconocimiento creciente de la incertidumbre que determina las
condiciones del planeamiento en esta materia. En consecuencia este enfoque
secuencial parte de la verificación de la variabilidad climática actual y de
sus efectos y luego toma en cuenta el cambio climático futuro. Esta secuencia
permite identificar opciones tempranas e intervenciones para la adaptación a
más largo plazo, introduciendo herramientas para la toma de decisiones bajo
incertidumbre.
Nos interesa destacar que el análisis de Watkiss examina los
diferentes tipos de intervenciones que están siendo recomendadas para el nivel
nacional, sectorial y local y sugiere que hay actualmente un mayor énfasis en
el fomento de capacidades, las acciones de adaptación de naturaleza no-técnica,
y la búsqueda de opciones inmediatas para la adaptación. Complementariamente se
verifica una mayor conciencia de la importancia de los procesos en la
adaptación y de la necesidad de atender las cuestiones institucionales y
remover las barreras que puedan dificultar los esfuerzos de adaptación y la
mejora de la capacidad de adaptación, incluyendo las barreras debidas a
inadecuadas políticas, debilidades institucionales, fallos de mercado, y
patrones de conducta ciudadana resistentes a la aceptación de la noción de la
adaptación.
[1] The Economics
of Climate-Resilient Development, 2016. Editado por Sam Fankhauser y Thomas
McDermott y publicado por Edward Elgar Publishing Limited.
[2] Watkiss, Paul,
2015. A review of the economics of adaptation and climate-resilient
development. Centre for Climate Change Economics and Policy Working Paper No.
231. Grantham Research Institute on Climate Change and the Environment. Working
Paper No. 205 TOMADODE ADAPTACCION ENVIADO EN RED FOROBA
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