miércoles, 2 de septiembre de 2015

MAQUILLAJE NO ES OPCIÓN PARA ATENDER EL CAMBIO CLIMATICO

El maquillaje no es la opción adecuada para atender los efectos del cambio climático En diciembre del 2014, el gobierno chileno dio a conocer su propuesta para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel nacional y contribuir con la ecuación global para limitar el aumento de la temperatura, a firmarse este diciembre en la XXI Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, COP21.
La necesidad de reducir las emisiones es, como dirían en las caricaturas, de vida o muerte. Pero dejándonos de bromas, la comunidad científica global - es decir, científicos de distintos países, religiones, tendencias políticas y demás - viene advirtiendo sobre la necesidad de reducir la dependencia global de los combustibles fósiles y establecer un uso armónico de nuestros ecosistemas y hoy hemos llegado al punto de quiebre de nuestra estrategia de sordera selectiva.Hemos gastado dos tercios del presupuesto de carbono de la Tierra y emitido gases hasta afectarel equilibrio biológico y los límites de regulación natural de nuestra Tierra, madre, amiga.  De mantenerse los paradigmas actuales de desarrollo (que erróneamente  se iguala al crecimiento económico) correspondientes a los escenarios “Business as Usual” (BAU) la temperatura global aumentaría por sobre los  5ºC y, con ello, los efectos del cambio climático serían  impredecibles, sistémicos y devastadores. Necesitamos emprender acciones. Necesitamos emprender acciones serias y no maquillajes. Esta es una de las extrañas oportunidades en que creo que el bisturí es la opción.
El país no puede permitirse hacer ecuaciones sectoriales de política monetaria neoliberal, que por lo demás no siempre se reflejan en bienestar al interior del país, cuando estamos hablando de asegurar la protección de las condiciones de vida de las comunidades de hoy y mañana. Lo que necesitamos es un plan de acción climática que además de estar de acuerdo con lo que establece la ciencia, esto es la reducción de al menos un 70% las emisiones de gases de efecto invernadero para 2050, comprenda que el cambio climático no puede ser tratado desde la agenda ambiental sino como una política estructural para el bienestar social.
Las prolongadas sequías, aluviones, pérdida de la masa glaciar y cambios en los patrones de precipitación generan una serie de eventos concatenados que la sectorialización no permite abordar. Sólo por poner un ejemplo, la sequía produce pérdida de cosechas; las pérdidas en las cosechas problemas socioeconómicos de los agricultores, descomposición de la estructura social en el campo, aumento del precio de los alimentos, pérdida de la capacidad adquisitiva en la ciudad, aumento de la pobreza urbana y ello mayores índices de delincuencia. Lo que pasa en el campo tiene su reflejo en la ciudad y vice versa.
Este año es clave; este año se necesitan todas las voces. Ya es sabido que el cambio climático es una de las mayores preocupaciones de los chilenos y que los costos de la inacción son mayores que los de emprender acciones hoy; entonces, necesitamos ver que Chile se compromete a nivel nacional, que toma en cuenta su potencial de energías renovables,  que reflexiona sobre el desarrollo nacional por sobre los indicadores macroeconómicos.

Necesitamos que cuando Chile haga oficial su plan de acción climática (INDC, en inglés), podamos sentirnos realmente orgullosos. Hoy, poco importa cuánto se contribuyó al fenómeno; hoy es tiempo de la coherencia política, de la ética y del bien común. Hoy por todos y todas. * Karla Maass
Wolfenson es Editora para América Latina, Global Call for Climate Action; Investigadora Asociada al Centro de Estudios Ambientales Transdiciplinarios – CEAM – UACh; EarthAction Network Chile tomado de envio de red foroba 

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