¿Quién salvará a las polimitas?
La creciente amenaza de extinción se debe, principalmente, a
la pérdida o transformación de su hábitat natural y a la sobreexplotación por
colectas masivas indiscriminadas asociadas al comercio ilegal de las conchas Autor:
Jorge Luis Merencio Cautín | Caracol
polomiitas
Urge adoptar medidas efectivas para proteger a las
polimitas. Foto: Leonel Escalona Furones GUANTÁNAMO.—Las polimitas constituyen
una de las especies cubanas más conocidas en el mundo, liderazgo vinculado
estrechamente con la diversidad cromática de sus conchas, de las cuales se
asegura son las más bellas del universo. Estos moluscos terrestres, exclusivos
de la región oriental del país, realizan además una labor altamente
beneficiosa, pues limpian las hojas y los tallos de los árboles al ingerir los
hongos y líquenes que los cubren, amén de servir de alimento a aves como el
gavilán caguarero (distintivo de la citada zona y en peligro crítico de
extinción) y a otros animales. Contundentes debieran ser esos atributos del
atractivo caracol para emprender en el país, definitivamente, acciones
efectivas encaminadas a frenar el deterioro de sus frágiles poblaciones,
gravemente amenazadas de extinción. Los estudios más recientes, entre ellos los
recogidos en el libro Las Polimitas, del Doctor en Ciencias Biológicas José
Espinosa, investigador del Instituto de Oceanología; y el reconocido fotógrafo
Julio Larramendi, corroboran la creciente disminución de las poblaciones. A esa
conclusión llegó también la Máster en Ciencias Norvis Hernández, especialista
principal del sector Baracoa en el Parque Nacional Alejandro de Humboldt, tras
indagar durante 16 años en el comportamiento de la especie. Ambas investigaciones, como otras anteriores,
coinciden en que las causas de la grave y creciente amenaza de extinción,
están, básicamente, en la pérdida o transformación del hábitat natural, y la
sobreexplotación por colectas masivas indiscriminadas asociadas al comercio
ilegal de las conchas. A ellas se añaden la introducción de plantas y animales
exóticos que modifican el entorno, las colectas indiscriminadas sobre todo en
el periodo reproductivo de las polimitas y en los últimos tiempos, el cambio
climático, causante del descenso de las lluvias y del incremento de las
temperaturas. Norvis testifica que en los casos de Baracoa y Maisí, el mayor
perjuicio al hermoso animalito se percibe en zonas localizadas fuera de las
áreas protegidas, donde incluso se tienen evidencias de poblaciones que han desaparecido
por su depredación. Lo cierto es que desde la temprana fecha de 1943, el
estudioso de los moluscos cubanos Miguel Luis Jaume García (La Habana
1905-1990), llamaba a proteger estos gasterópodos, sin que hasta la fecha, más
de siete décadas después, se hayan adoptado medidas efectivas que impidan
frenar la decadencia de la especie y lograr su recuperación plena. Norvis
lamenta la falta de apoyo de los decisores para
proteger al pintoresco molusco.
Foto: Jorge Luis Merencio COMERCIO ILÍCITO IMPUNE Los expertos en el tema
coinciden en que la sobreexplotación por colectas masivas indiscriminadas,
asociadas al comercio ilegal de sus conchas, constituye una de las causas
principales de la declinación creciente de las polimitas; sin embargo este
fenómeno persiste y hasta se incrementa año tras año, muchas veces a la vista
pública, sin adoptarse medidas ejemplarizantes contra los autores. Cuenta el
Máster en Ciencias Ricardo Suárez Bustamante, delegado del Ministerio de
Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma) en Baracoa, que hace alrededor
de una década funcionaba en este municipio la Comisión de Prevención, la cual
contemplaba entre sus objetivos el combate a las mencionadas colectas y
compraventas. Con el tiempo, agrega, se extinguió dicha agrupación y también se
apagaron las acciones para enfrentar el comercio ilegal del molusco. Comenta el
experto en temas medioambientales, que el negocio ilícito es protagonizado por
personas inescrupulosas que en su afán de lucro colectan indiscriminadamente
las polimitas y venden las conchas a turistas extranjeros y nacionales,
artesanos y otras personas, sin que ninguno tenga en cuenta el daño causado a
la especie y a la biodiversidad. En los hoteles y otras instalaciones de
Baracoa se exhiben mensajes gráficos sobre la grave amenaza de extinción de la
especie y la urgencia de su protección. A pesar de ello el comercio ilegal
continúa, en franca violación de la legislación vigente, acentúa Suárez
Bustamante. Las investigaciones revelan que Baracoa y Maisí constituyen dos de
los municipios donde tiene mayor auge la colecta y compraventa de conchas,
hecho que se corresponde con la presencia de la Polymita picta en ambos
territorios, la que por su variedad cromática es considerada el caracol más
bello de la Tierra. Los comerciantes ilegales emplean las conchas en la
confección de collares, aretes, gargantillas, cortinas, lámparas de salón,
sonajeros y manillas, entre otros adornos, retorna al diálogo Norvis, quien
lamenta la falta de apoyo de los decisores, encargados de regular el uso y
protección de la flora y la fauna silvestre. Añade la especialista que sitios
como Sabana, La Máquina y La Tinta (Maisí), Yumurí, playa Manglito y la Ciudad
Primada de Cuba (Baracoa), junto a la loma de La Farola (Imías), constituyen
escenarios importantes del negocio ilegal del caracol, cuyas conchas, incluso,
también son sacadas desde Cuba al extranjero y están presentes en diversas
artesanías en numerosos sitios del país. Para que se tenga una idea de la
impunidad con que actúan los colectores y comerciantes furtivos, baste señalar
que en los últimos dos años en Baracoa solo se han impuesto tres multas por esa
ilegalidad, una por un inspector del Citma, y las dos restantes por inspectores
del Cuerpo de Guardabosques, según puntualizó Granma. En su obra Las Polimitas,
José Espinosa insiste en que falta una estrategia eficaz dirigida a revertir el
declive de la especie, a lo que se agrega, como demuestra el párrafo precedente,
la inacción y la pasividad de las entidades, órganos y personas encargadas de
combatir la devastación del caracol. Concuerdan expertos en el tema en que, si
se quiere en verdad salvar a las polimitas de su grave amenaza de extinción, es
imprescindible la integración sectorial en el enfrentamiento a su comercio
ilícito, el endurecimiento de la legislación vigente y la toma de medidas
ejemplarizantes con los colectores y comercializadores. Resulta incuestionable
la amenaza que pesa sobre tan preciado tesoro de la naturaleza, de ahí que
todos, sin excepción, estemos llamados a velar por su protección para que no
desaparezca de la faz de la Tierra. Hasta el presente los naturalistas
reconocen seis especies del género Polymita: P. venusta, P. picta, P. muscarum,
P. sulphurosa, P. versicolor y P.
brocheri. Todas tienen hábitos arborícolas y viven en las más diversas plantas,
con predominio en los arbustos de cafeto. Las más gravemente amenazadas en el
país, según Norvis, son la P. sulphurosa, P. venusta, P. versicolor y P. picta.
Estos caracoles son pulmonados y hermafroditas; es decir, que están capacitados
para respirar directamente el aire a través de un saco aéreo o pulmón, y en
cada individuo aparecen reunidos los órganos reproductores masculinos y femeninos.
TOMADOD E LA GRANMA DE CUBA
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