China, colapsada por la polución mientras negocia sus emisiones en Durban
El principal aeropuerto del país ha tenido que cancelar 600 vuelos y decenas de autopistas están cerradas al tráfico por falta de visibilidad
Como la neblina es tan densa que impide ver más allá de unos pocos metros, el aeropuerto de Pekín —el segundo con más tránsito del mundo— canceló ayer más de 200 vuelos y otros 400 el domingo. Miles de pasajeros se han quedado atrapados en tierra y otros tantos han debido volver en sus aviones a sus lugares de origen al no poder aterrizar en la capital china.
Además, decenas de autopistas de acceso a Pekín han tenido que ser cerradas por falta de visibilidad debido a la polución, uno de los principales problemas que sufre esta megalópolis de 20 millones de habitantes. La nube «tóxica» coincide con una semana decisiva para el planeta, la reunión de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que se celebra en Durban (Sudáfrica).
En esta reunión China tiene que negociar sus emisiones.
Alto precio por el progreso
Como consecuencia, han proliferado las enfermedades respiratorias y se han doblado las consultas en los hospitales por problemas de asma. En los últimos diez años, han aumentado un 60% los casos de cáncer de pulmón, que es ya la primera causa de muerte en la capital china. En Pekín, una de las ciudades más contaminadas del planeta, el aire se ha vuelto irrespirable porque, según Greenpeace, «el consumo de carbón se ha doblado en la última década y hay más hollín en la atmósfera, así como dióxido de azufre y óxido nitroso que generan la nube de humo».
La preocupación ha cundido entre los numerosos chinos y extranjeros que consultan los índices de contaminación que ofrece cada día la Embajada americana, a la que dan más crédito que a las autoridades oficiales. Durante estos últimos días, los niveles han oscilado entre «peligrosos» y «dañinos», así que en caso de no tener más remedio que salir a la calle ha sido necesario taparse la cara con una mascarilla. Sin embargo, la situación no es tan crítica para el Departamento de Medio Ambiente, que culpa de la niebla a «la humedad y la falta de viento, que han disminuido la calidad del aire». Además, el Ayuntamiento recuerda las medidas tomadas para cerrar fábricas, cambiar calderas de carbón, renovar centrales térmicas y retirar de la circulación 150.000 coches viejos.
Las diferencias se deben a que los medidores en el país asiático sólo recogen las partículas contaminante de gran tamaño (10 micrometros de diámetro) y no, como hace la Embajada estadounidense, las pequeñas (2,5 micrometros), que resultan más perjudiciales para la salud. Según el periódico en inglés «China Daily», si el gigante asiático siguiera las normas de EE.UU., sólo el 20% de sus ciudades tendrían un aire satisfactorio, y no el 80% como ocurre en la actualidad.
Como consecuencia del frenético desarrollo chino, por la industrializada costa se ha extendido una apocalíptica capa de contaminación que ha hecho olvidar aquellos días en que los cielos eran azules. El grave deterioro medioambiental es el alto precio que el gigante asiático está pagando por su progreso y que hipotecará la salud de sus ciudadanos, cada día más ricos, pero también más contaminados.
tomado de ABC.es
El principal aeropuerto del país ha tenido que cancelar 600 vuelos y decenas de autopistas están cerradas al tráfico por falta de visibilidad
PABLO M. DÍEZ / CORRESPONSAL EN PEKÍN
Una espesa nube gris cubre la ciudad de Pekín desde el domingo. Pero no es niebla. Como suele ocurrir cada otoño e invierno, cuando se nubla el cielo y bajan las temperaturas hasta varios grados bajo cero, se trata de la capa de contaminación provocada por el humo de las calderas de carbón, las fábricas y el dióxido de carbono de los cinco millones de coches que circulan por la capital china, donde cada año se matriculan 250.000 nuevos vehículos pese a las restricciones para aliviar los multitudinarios atascos diarios.Como la neblina es tan densa que impide ver más allá de unos pocos metros, el aeropuerto de Pekín —el segundo con más tránsito del mundo— canceló ayer más de 200 vuelos y otros 400 el domingo. Miles de pasajeros se han quedado atrapados en tierra y otros tantos han debido volver en sus aviones a sus lugares de origen al no poder aterrizar en la capital china.
Además, decenas de autopistas de acceso a Pekín han tenido que ser cerradas por falta de visibilidad debido a la polución, uno de los principales problemas que sufre esta megalópolis de 20 millones de habitantes. La nube «tóxica» coincide con una semana decisiva para el planeta, la reunión de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que se celebra en Durban (Sudáfrica).
En esta reunión China tiene que negociar sus emisiones.
Alto precio por el progreso
Como consecuencia, han proliferado las enfermedades respiratorias y se han doblado las consultas en los hospitales por problemas de asma. En los últimos diez años, han aumentado un 60% los casos de cáncer de pulmón, que es ya la primera causa de muerte en la capital china. En Pekín, una de las ciudades más contaminadas del planeta, el aire se ha vuelto irrespirable porque, según Greenpeace, «el consumo de carbón se ha doblado en la última década y hay más hollín en la atmósfera, así como dióxido de azufre y óxido nitroso que generan la nube de humo».
La preocupación ha cundido entre los numerosos chinos y extranjeros que consultan los índices de contaminación que ofrece cada día la Embajada americana, a la que dan más crédito que a las autoridades oficiales. Durante estos últimos días, los niveles han oscilado entre «peligrosos» y «dañinos», así que en caso de no tener más remedio que salir a la calle ha sido necesario taparse la cara con una mascarilla. Sin embargo, la situación no es tan crítica para el Departamento de Medio Ambiente, que culpa de la niebla a «la humedad y la falta de viento, que han disminuido la calidad del aire». Además, el Ayuntamiento recuerda las medidas tomadas para cerrar fábricas, cambiar calderas de carbón, renovar centrales térmicas y retirar de la circulación 150.000 coches viejos.
Las diferencias se deben a que los medidores en el país asiático sólo recogen las partículas contaminante de gran tamaño (10 micrometros de diámetro) y no, como hace la Embajada estadounidense, las pequeñas (2,5 micrometros), que resultan más perjudiciales para la salud. Según el periódico en inglés «China Daily», si el gigante asiático siguiera las normas de EE.UU., sólo el 20% de sus ciudades tendrían un aire satisfactorio, y no el 80% como ocurre en la actualidad.
Como consecuencia del frenético desarrollo chino, por la industrializada costa se ha extendido una apocalíptica capa de contaminación que ha hecho olvidar aquellos días en que los cielos eran azules. El grave deterioro medioambiental es el alto precio que el gigante asiático está pagando por su progreso y que hipotecará la salud de sus ciudadanos, cada día más ricos, pero también más contaminados.
tomado de ABC.es
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